Gansos selenitas y esculturas sintientes
El humor con toques surrealistas y la inquietud que despierta lo artificial, las dos tendencias dominantes de los 15º premios Vida
Gansos en la Luna que se entrenan para ser astronautas. Esculturas que sienten y reaccionan al caminar del visitante. Gastronomía radioactiva para celebrar la gran debacle. Móviles que se reconocen y conversan entre sí, al margen de sus dueños. La 15ª edición de los premios Vida de la Fundación Telefónica, expuestos en la cuarta planta su sede madrileña, viene cargada de mucho sentido del humor, sin tampoco renunciar por completo a esa inquietud algo alienígena al encuentro con el mundo de lo artificial.
Con una museografía sencilla —el azul clásico de la compañía, blanco y negro en los colores y las mismas dos preguntas para presentar todas las obras: "¿Qué es?" y "¿Cómo funciona?"— la muestra se compone de seis obras de gran formato que se orientan a la instalación mezclando documental, fotografía y también el diseño gráfico. Además, Vida ha aprovechado para repasar, en un documental que explora las obras y autores más destacados de cinco lustros dedicados al arte de lo artificial. Puede visitarse desde el pasado 12 de marzo hasta el 20 de abril.
El podio de la 15ª edición de Vida
La ganadora de esta 15ª edición de los premios Vida, Ruido rojo de Kerstin Ergenzinger.
Primer premio: Rotes Rauschen de Kerstin Ergenzinger (Alemania)
Dar un paso y ver que la escultura se mueve. El primer premio (18.000 euros) de esta 15ª edición va un poco por su cuenta respecto al resto. Aquí si hay inquietud ante el gólem, en este caso una escultura abstracta de polipropileno, carbón y un cable de nitinol que se mueve de manera flexible según se la rodea. La clave, un sismógrafo de péndulo y esfera dorada (también obra de la artista, Kerstin Ergenzinger) que registra los movimientos del cuarto. El título de la obra, en español Ruido rojo, alude a esos sonidos que nuestro oído es incapaz de registrar, pero que un ser artificial podría escuchar con toda nitidez. Mónica Bello, directora artística de Vida y presidenta del jurado, explica porqué esta obra ha sido la triunfadora: "El jurado consideró Ruido rojo como una pieza única que reúne algunas de las claves más prominentes de la vida artificial actual. Primero, se trata de una instalación que parte de la existencia un fenómeno natural repleto de connotaciones para el visitante: la existencia de un tipo de datos, en este caso frecuencias sonoras, que no podemos percibir, debido a una incapacidad sensorial innata. Y segundo, se establece en la sala como una instalación interactiva cuya composición es elegante y sofisticada, consiguiendo un tipo de participación del espectador única".
Segundo premio: Moon Goose Analogue. Lunar Migration Bird Facility de Agnes Meyer-Brandis (Alemania)
El humor como tónica general lo encarna como ninguna obra de las seis el segundo premio (14.000 euros). Los gansos de la Luna de Agnes Meyer-Brandis, segunda alemana en el podio, es un juego de espejos con la novela del monje británico Francis Godwin (1562–1633) The Man on the Moone (El hombre en la Luna). En ella, el español Gonsales inventa una máquina voladora —un armazón con forma de flecha del que prende un tiro de gansos— sin saber que los palmípedos que ha elegido para hacerle volar por medio mundo son aves que migran de la Tierra a la Luna.
La instalación se presenta con una peculiar hilera de retratos: los de los once polluelos —todos con su nombre de varón o hembra— que Godwin entrenó como astronautas. Ya en el interior, una cámara negra, la instalación de la artista tiene una pieza principal en vídeo: un documental detallando el proceso de entrenamiento alternado con una voz en off que lee fragmentos de la novela. Como añadidos, numerosos juegos humorísticos imitando la seriedad documental de la NASA: la maqueta que recreaba un pedazo de la Luna en la que entrenó a los gansos, una sala de control tipo Houston con seis cámaras que permiten ver un día de trabajo de las aves o las cáscaras rotas de los huevos originales, con los nombres escritos a lápiz de cada pollito. Remata la obra una colección de fotografías que juegan con el primer alunizaje de Armstrong y cía: La foto de la primera huella sobre suelo lunar y al lado la misma imagen pero con la huella de un polluelo; o una pluma en una vitrina muy cerca de la imagen icónica del martillo y la pluma que sirvió a Armstrong para demostrar que Newton tenía razón y que todos los objetos, con independencia de su masa (salvo que pesen sobre planetas), se ven sometidos a la ley de la gravedad.
La pieza principal de Los gansos de la Luna, una cómica parodia de un experimento de la NASA.
Tercer premio: Effulge de Yunchul Kim (Corea del Sur)
Parece una serie de cuatro pinturas abstractas. De las que dividen el espacio ilustrado en dos, una parte en la que se ondulan los colores y otra con una sola tonalidad en diferentes brillos y texturas. Pero en realidad es un fluido encerrado en láminas de cristal creado por el coreano Yunchul Kim bajo el título Effulge. El líquido lo ha inventado el propio artista y reacciona creando patrones ondulantes en negro y tonalidades pardas ante los campos magnéticos y gravitacionales. Cada nueva iteración pictórica, siempre azarosa, se inicia con una turbulencia que semeja la contracción peristáltica en un estómago vivo. El único problema de la instalación, que se encuentra frente a otra con pantalla y la sugestión que despierta se ve mermada por el reflejo en el cristal.
Vídeo de Effulge de Yunchul Kim, en el que el artista explica la creación de su fluido.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.