Lina Meruane: “La vara está bastante alta”
La escritora chilena ve tres reclamos pendientes en su país: de los estudiantes, los mapuches y la desigualdad Presenta la edición peruana de su novela 'Sangre en el ojo'
La escritora chilena y profesora de la Universidad de Nueva York, Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970), presentó este martes la quinta edición internacional de su novela Sangre en el ojo en Lima, y destacó que el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet empieza con “la vara bastante alta”, debido a que hay muchos reclamos pendientes en Chile.
Sangre en el ojo tiene como protagonista a una mujer que pierde la vista y cuya madre, médico, se frustra por no poder evitarlo; pero para Meruane, la ceguera es también un tema del Chile contemporáneo donde hay asuntos que no se quieren ver.
“Estoy muy feliz de que vuelva Michelle Bachelet al Gobierno, no solamente es una presidenta mujer por segunda vez, sino que también es por primera vez mujer la presidenta del Senado, la hija de Allende, y además hay cuatro nuevos diputados que fueron parte del movimiento estudiantil. Justamente ese movimiento que ya reclamó durante los gobiernos anteriores de la concertación y, por supuesto, muy fuertemente durante el Gobierno de Piñera, ha establecido su reclamo, y éste sigue pendiente”, dijo a EL PAÍS.
Mientras iniciaba la firma de autógrafos en una librería de Lima, la ganadora del premio alemán Anna Seghers en 2011 sostuvo que “la deuda con los estudiantes sigue muy presente, ellos siguen siendo una especie de memoria viva. Desde varios sectores hay una serie de reclamos pendientes: de los estudiantes uno, de los mapuches otro, pero la desigualdad es el tercero”.
A diferencia de otros grupos sociales en su país, Meruane cree que quienes son parte del movimiento estudiantil “tienen los ojos bien abiertos, y eso también me gusta. Así como estoy contenta y celebro la vuelta de la centroizquierda al gobierno, hay reclamos pendientes y la vara está bastante alta”, añadió.
La narradora presentó su libro la semana pasada en la Feria del Libro de Trujillo, ciudad de la costa norte, y explicó que prefirió conocer Perú primero “desde la periferia, en el mejor sentido de la palabra, pues desde los bordes se entiende mejor un país, y no desde un lugar que tiene las codificaciones ya armadas, que es como se mira desde las capitales”.
La edición peruana es la quinta de esta misma novela, que sigue a la española, argentina, chilena y costarricense en casi dos años. Meruane ubica su producción en la literatura de la secuela, “es la literatura de la gente más joven que no vivió las experiencias, pero los ecos están por todas partes, y hay heridas que no terminan de suturarse”.
Describió un pasaje en el que el hermano lleva a la protagonista, residente en Nueva York -como la autora-, de paseo “por ese Santiago lleno de agujeros, algunos de los edificios alrededor de La Moneda, la sede de gobierno, aún tienen los boquetes hechos por francotiradores, y son a la vez como los agujeros dentro del ojo de la protagonista”, acotó.
La narradora reconoció que en su obra está muy pulida la escritura: "me importa mucho más que la historia, y está dibujado un escenario lingüístico bastante plural, como el de Nueva York: además del castellano chileno hay algo de peruano, palabras en gallego, algo de inglés. He trabajado un lenguaje más directo, lo cual ha sido como torcerme un brazo, y además es mi primera novela lineal”, refirió.
La novela empieza con un epígrafe de un cuento del narrador peruano del siglo XIX Clemente Palma. “Cuando escribí no me fijé en su nacionalidad, porque uno se apropia de los escritores, no son de un país, sino de mi biblioteca”, dijo. La referencia es el relato Los ojos de Lina: la una historia de un hombre que se enamora de una mujer con mirada endiablada, y el día del matrimonio, "ella se quita los ojos para calmar las ansiedades del marido nuevo", recuerda Meruane: "es una escena terrorífica, una escena violenta de una prueba de amor, entonces vi que estaba escribiendo una novela de terror”.
El texto está escrito sin puntos aparte, y solo con subtítulos como pausas. En la edición peruana, el texto tiene 147 páginas, y Meruane contó como anécdota que hay la misma cantidad de palabras que su novela anterior, Fruta Podrida. "No sé estirar las novelas, no las puedo planchar", añadió.
Sangre en el ojo, indica la autora, “también es protagonizada por personajes femeninos, como en mi trilogía involuntaria (aludiendo a sus tres libros anteriores). Siempre me ha interesado la madre que trabaja, la del corazón dividido, con la culpa que hereda del contexto social por abandonar a sus hijos. En este caso, la madre de la protagonista, médico, es un personaje frustrado porque no puede evitar lo que le va a pasar a la hija”, describe.
La narradora también plantea en esta novela la figura de la víctima que no puede escapar y necesita de otro para salir. “¿Cuáles son los límites éticos de un débil que se aprovecha de su vulnerabilidad, que tiene un pretexto para manipular a los que tiene alrededor, y los va atrapando en una red, en su propia necesidad?”, cuestionó.
La escritora recibió el premio literario alemán Anna Seghers en 2011 y el Sor Juana Inés de la Cruz en 2012 por Sangre en el Ojo.
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