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La niña de ‘Slumdog Millionaire’, una vida digna de un Goya

'La Alfombra Roja' compite por el mejor documental con la historia real de Rubina Ali La joven india era una de las protagonistas del filme de Danny Boyle

Rubina Ali.
Rubina Ali.

Rubina Ali, la carismática niña india de ojos grandes que recogió el Óscar en 2008 para la película Slumdog Millionaire, de Danny Boyle, estará muy atenta a lo que pasa en el auditorio Príncipe Felipe el próximo 9 de febrero. La Alfombra Roja, un cortometraje que trata sobre su vida en el poblado chabolista de Garib Nagar está nominado a mejor documental para los Premios Goya 2014.

Esta semana Rubina Ali y unos 20 miembros de su familia y vecinos se arremolinaron en la pequeña chabola de lámina de su tío para ver su estreno en India. “Nosotros vivimos en chabolas y disfrutamos mucho”, cuenta la inocente voz de Rubina mientras a cámara se muestra a sus amigos jugando las vías del tren junto a las montañas de basura. Esta contradicción es constante el todo cortometraje: la naturalidad con que la niña narra las terribles condiciones de pobreza: “El slum me encanta porque vivo aquí desde pequeña”.

No por nada el poblado chabolista se llama Garib Nagar, que significa ciudad pobre. La gente que vive ahí no tiene dinero, tiene que trabajar cada día para no morir, dice Rubina. La electricidad es un bien escaso y el drenaje es sólo un riachuelo con todo tipo de desechos que corre por los estrechos callejones. Durante las lluvias del monzón el poblado se inunda y las condiciones de higiene empeoran. “Pero me gusta. Todos salimos en la calle y nos bañamos con el agua que cae”, dice con una sonrisa.

Ella, como los otros niños, ha sufrido de diferentes enfermedades, entre ellas la malaria. En las chabolas hay sobre todo niños, explica Rubina. Repartir chocolate sería imposible en el poblado: “Hay tantos niños que nadie es capaz de imaginárselo. Nadie puede comprar tanto chocolate para tantos niños” explica.

“Rubina es famosa, pero no deja de ser una niña entre millones. Por eso quisimos centrarnos en su historia: puede ser una herramienta didáctica para que los chavales en España y en Occidente vean cómo vive alguna gente en otras partes del mundo”, explica Iosu López codirector del corto. Sólo en India viven en poblados chabolistas más de 65 millones de personas, según datos del censo de 2011.

López habla del estreno en el slum: los que lo vieron estaban agradecidos de que se contara la realidad en que viven. “Para muchos un poblado chabolista representa drogas y mafias. Puede que las haya. Pero la realidad de la inmensa mayoría de la gente es trabajar muy duro para ir tirando”, dice.

En 2011, después de la filmación del corto, en Garib Nagar hubo un incendio que dejó sin casa a dos mil personas, incluyendo a Rubina y su familia. Después de tres años todavía hay gente que no ha logrado poner sus casas en pie. Pero Rubina tuvo más suerte y se mudó a un piso que les dio la fundación Jai Ho, nombrada así por la famosa canción de Slumdog Millionaire. También los otros dos niños que aparecieron en la película reciben dinero mensual para su educación.

En el pequeño piso, con apenas una cocina, una habitación y un salón, viven los diez miembros de la familia. Siguen durmiendo en el piso. Pero este sencillo lugar es mucho mejor que la chabola. “Estoy muy feliz en mi nuevo piso. Es un lugar muy limpio y la gente aquí es muy buena”, dice Rubina. Sus paredes en diferentes color pastel adornados con mariposas de plástico la ponen de buen humor. Pero dice que vuelve cada vez que puede al poblado chabolista a ver a la familia que queda ahí y a sus amigos. “Allí todo mundo me ve como una estrella. Les da esperanza: si una niña ganó un Óscar, y como en Slumdog Millionaire, un chabolista se convirtió en millonario, ahora creen que ellos también pueden cumplir sus sueños”.

Rubina, que se ha convertido en una sonriente muchachita de 15 años, dice que el dinero sí es importante para poder vivir, pero que más es tener una familia que la ame y la apoye. Ella confía enteramente en su padre, Rafiq Qureshi. Nunca creyó en los rumores de que quiso venderla. Porque con la fama llegaron también los escándalos. Un semanario sensacionalista británico, News of the World, publicó en 2009 que su padre había querido cambiarla por algo más de 200.000 euros. De acuerdo con esa publicación, el padre de Rubina, Rafiq Qureshi, mordió el anzuelo y pidió dicha suma a un reportero que le había tendido una trampa, haciéndose pasar por el representante de un jeque saudí interesado en ofrecerle dinero a cambio de darle a la cría en adopción. Pero la familia dice que los visitantes sólo les ofrecieron ir toda la familia junta a Dubai. Y que eso era lo que habían aceptado.

Tras el incendio en Garib Nagar Rubina perdió muchas fotos y recuerdos de los triunfos de Slumdog Millionaire. Pero en su nuevo piso tiene nuevos trofeos: algunos de los que ha ganado el documental La Alfombra Roja, como el de Festival Internacional de Cortometrajes Hayah, de Panamá o el del Certamen Internacional de Cortos de Soria y el de Almuñécar. Rubina, que sigue soñando con ser actriz, dice que está expectante a los resultados de los Premios Goya y que desea que gane el documental. “Me gustó mucho. Como lo dije a cámara: esa no es una película, sino mi vida en las chabolas”, dice.

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