Lo que la cartelera olvida
El festival Márgenes proyecta en cuatro salas y 'online' el cine de autor que no alcanza los circuitos comerciales
Hay taquillazos que llenan las salas de cine y las páginas de los periódicos durante meses. Luego, hay películas que permanecen en la cartelera unas pocas semanas o días, y se despiden entre la indiferencia y algún aplauso aislado. Pero también hay filmes cuya carrera comercial se para bastante antes. “Es inemitible”, es lo que reciben como respuesta muchos cineastas españoles por parte de exhibidores y distribuidores, según cuenta Diego Rodríguez. Por ello, y para ellos, creó el festival Márgenes, que pone la lupa sobre el cine de autor invisible y cuya tercera edición se inauguró ayer en Matadero Madrid con la proyección de Costa da morte, del cineasta gallego Lois Patiño.
A partir de ahí, y hasta el 21 de diciembre, el certamen presentará las 12 películas que compiten en la sección oficial –más alguna sesión especial-, con proyecciones en cuatro esquinas del planeta e incluso más allá. Porque Matadero, la filmoteca de Andalucía de Córdoba, el cine Tonalá de México DF y la cinemateca uruguaya de Montevideo permitirán descubrir a las finalistas en las grandes pantallas por un puñado de euros. Pero todo el catálogo del festival se podrá disfrutar también en la Red, en streaming y gratis.
“Queremos crear un ecosistema que proteja a algunas de las propuestas más interesantes de nuestro cine. Son creadores que están posicionando a España internacionalmente pero no encuentran vías para mostrarse en salas comerciales o en la televisión”, explica sus objetivos Rodríguez. Aunque este año Márgenes ha ampliado sus horizontes acogiendo por primera vez en su sección oficial películas latinoamericanas y portuguesas.
Así, de la argentina Fango –el periplo de dos músicos veteranos del tango por las barriadas marginales al sur de Buenos Aires- a la lusa Torres y cometas –un viaje irónico por las maravillas de la ciudad de Guimarães- el certamen busca prestarles un megáfono a historias que normalmente solo llegan a unos pocos oídos. “Estamos tremendamente focalizados en el cine español y en español de marcado carácter autoral y de fuerte compromiso ético con la sociedad. Queremos películas que apenas se hayan visto o comercializado”, relata Rodríguez.
En concreto, para esta tercera edición recibieron 189 candidatas. De ellas, unas 150 eran de no ficción. “La razón es sobre todo económica. A ver quién graban una película de ficción ahora. Se ha caído una entera estructura, pero la crisis también es una ocasión para que surjan nuevos proyectos. Somos como esas flores que nacen en los cementerios”, asegura el director de Márgenes. Y aclara que el presupuesto del festival es de unos 10.000 euros, con una “pequeñísima” ayuda del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales -5.000 euros-.
En el fondo, el propio término lo sugiere. Para la RAE, margen es “extremidad, orilla de una cosa”, pero también una “ocasión, oportunidad, holgura”. Y en ambas definiciones se resume el espíritu del certamen, así como su futuro. Convencido de que “los festivales tienen que buscar alternativas, reinventarse”, Rodríguez piensa en un modelo que trascienda la simple exhibición de películas: “Queremos un laboratorio de creación, donde autores y productores puedan discutir y generar proyectos”.
Muestra de ello es el espacio Márgenes, una plataforma que, entre iniciativas físicas y online, entre proyecciones y talleres, quiere alimentar cada día al cine escondido: “El festival solo es una parte. Vamos hacia un modelo que, para ser sostenible, dure todo el año”. Diga lo que diga la cartelera.
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