‘Violet’, la vuelta de tuerca de la comedia romántica

A Violet le ha tocado el honor de ser la última película española que se puede ver en el festival de cine de San Sebastián. Su director y guionista, Luiso Berdejo, donostiarra del 75, lleva ya siete años viviendo en Santa Mónica (California), aunque su nombre se encuentre detrás de los libretos de la saga REC, y de películas como Insensibles o Tres60. Su carrera como cortometrajista fue prodigiosa, acabando en el sobresaliente For(r)est in de des(s)ert. Y su primera película como director tuvo como escenario Estados Unidos y como protagonista a Kevin Costner: La otra hija, un thriller que se estrenó sin casi publicidad el mismo día que Avatar. El resultado comercial no pudo ser peor.

En cambio Violet sí parece más suya. Su protagonista es un chaval que se enamora de una chica retratada en una polaroid, y que involucra a su mejor amiga en la búsqueda de la desconocida. Y aunque la acción transcurra en Los Ángeles, de fondo se suceden las referencias a San Sebastián. Por si había dudas.

A Berdejo le sorprende que nadie se dé cuenta que su película es una comedia romántica. "Es sobrenatural, es espiritual... pero sí, el fondo es una historia de amor. La armé como dice Stephen King que escribe sus novelas: pensando en la estructura narrativa y dramática sin saber de qué van. Se las guarda 15 días, las vuelve a leer, se da cuenta de qué va la novela y espolvorea algo de eso en cada capítulo. Pues yo escribí la peli y luego vi que estaba hablando de la relación entre dos personas, dos emigrantes españoles en Los Ángeles, y me dediqué a alimentar a ellos. La estructura es errática y con muchas imágenes porque así es él. Y como el movimiento se genera moviéndose, cuando mi protagonista, Alex, inicia la investigación y sin saber a dónde va, la película empieza a respetarle y nos dan la información que nos falta". Efectivamente, la voz en off de Ricardo Darín, el narrador, nos cuenta quién es este chico, qué hace allí, cómo se conocieron... "La película empieza a igualarse a Alex".

En esa indagación se encuentra con diversos personajes y todos le apoyan. Uno es el actor Eric Palladino, que se encarna a sí mismo: "Eric representa lo que ha sido Estados Unidos para mí. Llega, le cuida, le entiende, entiende que estás medio raro y a su vez te inquieta. Te invita a comer y te invita a volver". La película está alimentada de la vida de Berdejo, como los super-8 del abuelo del protagonista, que en realidad fueron rodados "cuando se jubiló" por el abuelo del director. Como en For(r)est…, Berdejo ha optado por hacer una lista primero de los elementos con los que contaba —esas películas, Santa Mónica, los actores...— para usarlos a su favor y ponerlos en la historia, "en vez de crear un mundo nuevo".

Berdejo se reconoce fascinando por EE UU. "Vas por la calle y parece que estás en un plató". Y ha exprimido de Leticia Dolera, que da vida a la amiga del protagonista (Junio Valverde), su increíble vis cómica: "Es una de las grandes actrices. Ha protagonizado tres largos escritos por mí y he disfrutando viendo lo que hace con mis palabras". Hay una secuencia entre ambos en la que la pareja está nombrado salsas para nuggets y en realidad el tono y las miradas es de los amantes que se declaran. "Es impresionante lo que hacen, construyen verdad de sartas de tonterías. Paco Plaza, el director, leyó el guion y me dijo: 'Nunca he visto un hilo tan fino que separe sensibilidad y ridículo".

¿Qué recuerda de La otra hija? ¿Se arrepiente? "Jamás. Fue una escuela de cine por la que me pagaron. Aprendí un montón. Sin embargo en EE UU eres lo que ha sido tu última película, y en este caso no se promocionó bien ni creían en ella: como el producto en que estaba pensada fue ineficaz. Y sí encima la lanzas el día de Avatar, para qué. Pero yo no quiero dirigir para vivir, sino vivir para dirigir. No me atrae eso. Me gusta mucho escribir. Y Violet es mía, desde su inicio hasta su final".