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El claustro, por fin protegido

La Generalitat rectifica y abre expediente para catalogar las galerías de Palamós Cuando el proceso termine, los dueños tendrán que permitir la visita del público

José Ángel Montañés
Claustro románico en los jardines del Mas del Vent de Palamós, (Girona).
Claustro románico en los jardines del Mas del Vent de Palamós, (Girona).Marcel·lí Sàenz

Justo un año después de que la Generalitat de Cataluña emitiera un informe negativo sobre el claustro de Palamós, en el que aseguraba que el edificio situado junto a una piscina privada en la finca de Mas del Vent era una recreación del siglo XX con solo algunos elementos románicos y dejaba en manos del Ayuntamiento de Palamós la decisión de protegerlo, la Generalitat ha rectificado.

El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, quizá presionado por los últimos avances en la investigación (sitúan el origen de esta construcción en Salamanca, en el siglo XII, y junto a la catedral románica de la ciudad), ha decidido superar las conclusiones del informe encargado por su departamento y emitido en julio de 2012. En aquel informe, una comisión de expertos acabó con las aspiraciones de este nuevo edificio de entrar en la historia del arte.

Este verano, Mascarell se ha reunido por separado con dos de las personas que más han defendido la autenticidad de la construcción. El 21 de junio lo hizo con Màrius Vendrell, el geólogo experto en patrimonio arquitectónico que defendió siempre que las galerías conservan marcas seculares de su uso y que se opuso abiertamente a las conclusiones de la comisión. Y el 10 de julio, con el profesor de Historia del Arte Medieval Gerardo Boto, que dio a conocer la existencia del claustro. Ahora, Mascarell ha encargado —según ha podido saber este diario— al catedrático de Historia del Arte Eduard Carbonell un nuevo informe independiente. Carbonell es un especialista en historia del arte de prestigio, especializado en patrimonio cultural y museología, además de exdirector del Museo Nacional de Arte de Cataluña y ex director general de patrimonio de la Generalitat.

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“Partiendo del informe que hizo el departamento el año pasado y tras mantener conversaciones con personas que han seguido el caso que me han permitido añadir indicios y detalles, he pedido un dictamen a una persona independiente que incorpore todo lo nuevo, indicando aspectos que sería bueno investigar”, se limitó ayer a explicar el consejero.

De forma paralela, para acabar con la situación actual de desprotección en la que está sumido el edificio —desde agosto pasado solo está inscrito en el inventario del patrimonio catalán, un listado que no le reconoce ningún tipo de protección y tampoco impide que su actual propietario, el suizo Kurt Engelhorn, lo desmonte, empaquete y lo traslade donde quiera— Mascarell ha pedido a la Dirección General de Patrimonio que inicie un expediente “para protegerlo”. Según asegura el consejero, a la vuelta de verano está previsto que se conozca el resultado del trabajo realizado por Carbonell, mientras que el expediente para catalogarlo se puede alargar un máximo de 18 meses, según la ley. Con uno y otro en la mano se “decidirá el nivel de protección que aplicará la Generalitat al claustro”.

El inicio del expediente ordenado por la Generalitat lleva implícito, tal y como recoge la ley de patrimonio catalán, que el bien comienza a estar protegido.

Cuando el proceso termine los propietarios del claustro, con Engelhorn a la cabeza, estarán obligados a cuidar de la conservación del edificio, tendrán que permitir su visita al público, mediante un horario acordado en el que tendrá que abrirse, como mínimo, cuatro días al mes, y están obligados a permitir el acceso a los investigadores para poder estudiarlo con calma.

Este ha sido uno de los grandes inconvenientes hasta ahora. Hay que recordar que Boto solo pudo acceder al edificio en una ocasión: fue durante hora y media cuando lo hicieron todos los medios de comunicación en junio de 2012, acreditado como periodista, aunque llevaba más de un año solicitando entrar como historiador del arte especializado en claustros medievales.

Amigos del Románico, la asociación que ha acompañado a Boto en esta larga travesía, lo sabe bien. Según explica su presidente, Juan Antonio Olañeta, han solicitado en varias ocasiones el acceso a la finca del Mas del Vent para poder estudiarlo pero nunca les han contestado. La última vez fue el pasado 21 de mayo. “Les escribimos con acuse de recibo pidiendo permiso para acceder durante tres horas y poder tomar medidas exactas y realizar fotografías, pero no nos han respondido nada”, se lamentaba ayer Olañeta. A partir de ahora las cosas cambiarán.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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