La UE trata de arrancar a Francia un acuerdo sobre la excepción cultural
París, cada vez más aislado ante la presión de Alemania, de Reino Unido y de la Comisión
Las espadas están en alto. Los 27 ministros de Comercio de la UE siguen reunidos en Luxemburgo para llegar a un acuerdo. Más exacto sería decir que los 26 ministros tratan de consensuar unas directrices, mientras Francia, representada por su ministra de Comercio Exterior, Nicole Bricq, se mantiene enrocada. París no quiere bajo ningún concepto que las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Europa y Estados Unidos incluyan al sector audiovisual. Francia se muestra inflexible, pero también está cada vez más sola, según apuntan fuentes diplomáticas.
Enfrente tiene a los países más poderosos, sobre todo Alemania y Reino Unido. También a la Comisión Europea, que debería ser la responsable de llevar a cabo las conversaciones con EE UU si el Consejo le da hoy permiso. El presidente François Hollande también ha ido perdiendo por el camino los apoyos que tenía. Como España, que ayer hizo pública una carta conjunta con Reino Unido en la que pedía “hablar sobre todos los sectores y asuntos relevantes, incluso sobre aquellos sobre los que tenemos mayor sensibilidad”, en un claro ataque a la posición francesa. Incluso Bélgica, uno de los pocos que, con Grecia y Hungría, apoyaba las tesis de Hollande, parece estar titubeando.
El ministro belga de Exteriores, Didier Reynders, dijo a su entrada a la reunión que en el pasado el sector audiovisual nunca se había dejado fuera de las conversaciones comerciales, lo que no había impedido su protección. “Llevamos 20 años con las misma política, que es la excepción cultural. Pero esta forma parte de las negociaciones, como cualquier otro sector”, dijo.
Mientras se alarga la reunión más de lo previsto, países como Alemania, Finlandia e Irlanda reclaman a París flexibilidad, en una negociación que se ha convertido en un asunto de honor para el Gobierno francés. “Iremos hasta el final en nuestro derecho a usar el veto. Es nuestra identidad y nuestra lucha”, dijo el pasado miércoles el primer ministro, Jean-Marc Ayrault.
La Comisión lleva días repitiendo que pese a incluir al sector audiovisual en el mandato negociador, hay ciertas líneas rojas –como las ayudas nacionales y europeas a los productos culturales- que no traspasaría en ningún caso. Pero dado que estas garantías no convencen a los franceses, Irlanda, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE, ha ofrecido otro caramelo. El ministro de Empleo e Innovación, Richard Bruton, dijo que se podría añadir una declaración según la cual si en la negociación se abordaran determinados asuntos –como el audiovisual-, la Comisión volvería a consultar con el Consejo. Está por ver si esta salvaguarda contenta Hollande en un asunto que podría tener un alto coste político en sus propias fronteras.
“En el mandato negociador no hay absolutamente nada que amenace a la industria del cine francesa ni a la europea. Seguiré viendo mis amadas películas francesas incluso cuando concluya el acuerdo”, dijo con un toque de ironía el ministro finlandés de Asuntos Europeos, Alexander Stubb, según recoge Efe.
Babelia
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