La noche más canalla de Carlos Salem
Un bar de locos en una ciudad sin mar es el escenario de 'El huevo izquierdo del talento', la nueva novela del escritor de origen argentino
Cada sábado a partir de las 21 los jóvenes poetas se turnan ceremoniosamente para dar lo mejor de sí en el recital Se buscan Poet@as celebrado en el bar Los Diablos Azules, aledaño al transitado metro de Tribunal, una de las zonas más animadas de la noche madrileña. El organizador del evento es un hombre de unos cuarenta años, con perilla crecida, pañuelo de bucanero atado a la cabeza y una voz árida de noctámbulo impenitente. Se llama Carlos Salem y nació en Buenos Aires en 1959, con 29 años aterrizó en España como periodista desempleado y desempeñó distintos oficios como taxista, conserje y director de periódicos locales. Aunque se define como “argeñol”, su escenario es la noche de Lavapiés y Malasaña, donde “un marciano llega y a los seis meses ya es madrileño”. En 2007 publicó su primera novela Camino de ida (Salto de página) y seis años después ha dado a luz otras seis, cuatro poemarios, dos libros de cuentos y una obra de teatro. El huevo izquierdo del talento (Ediciones La Escalera, 2013) es su última novela, ambientada en un bar en el que se dan cita los locos de una ciudad sin mar.
Lo que más me gusta es jugar con los lectores y proponerles entrar en mi ambiente noctámbulo”
La obra de Salem -finalista del premio de Hammet de novela negra y ganador de varios certámenes del género como el Premio de la Semana Negra de Gijón y el París Noir- suele estar enmarcada en el género policíaco y aparece transitada por perdedores entrañables, pendencieros ocurrentes y todo tipo de personajes estrambóticos como un policía poeta, una prostituta virgen o un matón de lágrima fácil. Tal es la afición del autor por el ambiente canalla que le ha valido los apodos de el Bukowsky de Malasaña incluso el Sabina de la novela negra. “A todos nos excita que nos digan cosas así, quien diga lo contrario es un hipócrita”, comenta Salem, “admiro mucho la literatura de Bukowsky y de Sabina ¿qué puedo decir? Él es quien mejor ha cantado esta ciudad de la que estoy enamorado”.
En El huevo izquierdo del talento, “hay hombres que matarían por encontrar un motivo válido para seguir viviendo”, “hay poetas de los cojones, sin cojones para escribir lo que piensan y que acaban escribiendo lo que deben”, “hay chavales que se matan en el gimnasio por las tardes, para sentirse matadores por las noches y terminan matándose a pajas al amanecer”, “hay adictos a todo que no quieren nada”, “hay parejas desparejas, parejas desechas, parejas que alimentan el mutuo rencor” y por encima de todo, hay humor, ironía, ternura y mucho juego. “Porque lo que más me gusta es jugar con los lectores y proponerles entrar en mi ambiente noctámbulo”, comenta, “Hay que conocer los límites del género policiaco para saltárselos”.
Discípulo de la literatura de Manuel Vázquez Montalbán –“el Papa de la novela detectivesca en castellano”- y admirador de Paco Ignacio Taibo II y Osvaldo Soriano, Carlós Salem pertenece, por edad y temática, a un nutrido grupo de escritores de novela negra entre los que destacan Cristina Fallarás (ganadora del premio Hammet de 2012 por Las niñas perdidas), David Torres (Premio Hammett 2009 por Niños de tiza) o Leonardo Oyola (Premio Hammet 2008 por Chamamé). El autor compagina su actividad como novelista con la de organizador de recitales poéticos en Los Diablos Azules y con los talleres de literatura que imparte en España, Suiza “y vía Skype a cualquier parte del mundo”. Asegura que vende mucho más en Francia que en España y que los editoriales no prestan la atención merecida a los autores de novela negra hispanoamericanos: “Parece que solo les interesa alguien si tiene apellido sueco”. De entre toda su obra, se niega a destacar un solo libro: “La novela de la que me siento más orgulloso siempre será la próxima”. ¿De qué tratará? Solo hay una cosa segura: la noche será su escenario. “Porque de noche siempre somos otros”, sentencia con voz cazallera.
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