Aurora Egido: “Se está descuartizando la Historia de la Literatura”
La nueva académica de la Real Academia de la Lengua es filóloga y una de las mayores especialistas en el Siglo de Oro
La mayor parte de su tiempo transcurre en la Biblioteca Nacional estudiando e investigando sobre la literatura española del Siglo de Oro de la que es especialista. La catedrática Aurora Egido Martínez (Molina de Aragón, Guadalajara, 1946) elegida nuevo miembro de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), ocupará el 'sillón B', en lugar del cineasta José Luis Borau -fallecido en noviembre de 2012. El nombramiento le impone “respeto por estar en un lugar como es la RAE. Lugar en el que desea estar cualquier investigador”, y al mismo tiempo “responsabilidad” que sea la 'B', que anteriormente ocuparon personas como “el gran filólogo del siglo XX Emilio Alarcos Llorach, el actor y director de teatro Fernando Fernán Gómez, a quien conocí brevemente, pero que demostró ser un excelente profesional. Y el cineasta José Luis Borau, con quien mantuve una entrañable amistad y largas charlas por ser una cinéfila empedernida”. La filóloga sentencia respecto a esa B mayúscula que ese sillón “impone porque te lleva sin darte cuenta a Becquer o Borges”.
Egido, catedrática de Literatura en la Universidad de Zaragoza, amó la literatura desde niña. “Viví en un ámbito rural en el que la oralidad predominaba sobre la letra escrita y era frecuente oír cuentos que te llevaban a crear fantasías e imaginar mundos y lugares que estaban fuera del alcance en el que yo me movía. Mi padre era un grandísimo lector y me mandaba con un cesto a la biblioteca para llevar y traer libros. La curiosidad me pudo y la pasión de él me llegó a mí. Cuando fui estudiante tuve maravillosos profesores que me hicieron amar aún más las letras y maestros en la Universidad que me llevaron directamente a la Enseñanza y la Investigación”.
Esta mujer, la séptima que entra en la RAE junto a Ana María Matute, Carmen Iglesias, Margarita Salas, Inés Fernández Ordóñez, Soledad Puértolas y Carme Riera, lamenta profundamente que “los nuevos estudiantes estén perdiendo horas lectivas de Historia de la Literatura. Se está descuartizando esta materia y el Plan Bolonia lleva a una reducción aún mayor de horas de una asignatura que considero importante para el conocimiento”. Y no oculta cierto malestar y tristeza por “la desaparición cada vez mayor de cátedras en Humanidades y la reducción de profesores en la Universidad. Si los licenciados no pueden quedarse en los departamentos para seguir investigando se rompen la cadena y los eslabones que quedan sueltos es difícil de reponer. Los que aman la investigación abandonan el país y lo malo no es que se vayan, que indudablemente puede llevarles a incrementar su experiencia, sino que no vuelvan. Eso sí que me produce tristeza”.
A la filóloga, una de las máximas especialistas en España de Baltasar Gracián, aunque también ha dedicado numerosos trabajos a Cervantes y a la poesía del siglo XVII, le resulta difícil elegir entre los autores del Siglo de Oro uno de sus preferidos. “Cada día, cada año me persigue el afán de conocer en profundidad a todos ellos. Si tuviese que hacer una elección tendría que ser San Juan de la Cruz por su poética del silencio. Es un adelantado a su tiempo y fue más allá de la poesía que se ha escrito en el siglo XX y XXI”.
Ante nuestros ojos la crisis de valores es evidente y va pareja a una crisis económica. “Nos ha tocado vivir en estos momentos en una sociedad materialista en la que la falta de trabajo deja poco lugar para la lírica o la épica. Por eso mismo debemos volver a los clásicos. Estoy convencida que las Humanidades serán capaces de hacernos remontar las miserias que estamos padeciendo. La crisis de valores empezó mucho antes que la económica. Fue el termómetro que nos anunciaba lo que tenemos ahora”. Sin embargo, Aurora Egido se considera una mujer optimista y cree que “no hay que caer en el pesimismo porque es paralizante. Hay que mirar hacia el futuro y quedarse del pasado con lo bueno”.
Sonríe cuando se le comenta que ya son siete las mujeres que están en la RAE y con ese optimismo del que hace gala recuerda que “cada vez más te encuentras con un mayor número de mujeres filólogas, médicos o investigadoras. No creo en las cuotas, sino en la igualdad de oportunidades. Creo que no hay que frivolizar con ese tema, aunque sería deseable que hubiese más académicas, es más interesante ganar batallas en otros ámbitos como el de poder conciliar entre trabajo y familia”.
Aurora Egido está todavía bajo la impresión de haber sido elegida académica de la RAE y por ello no tiene ni idea sobre que versará su discurso de entrada en la Academia. “Un texto de esas características requiere calma y discreción graciana -su tesis fue sobre Baltasar Gracián-”. Tiene intención de pensarlo en la Biblioteca Nacional o en la María Moliner. ¿Tiene muchos libros en su casa? “No tantos. Mis libros están en el despacho en dos filas. Eso me obliga a que cuando quiero consultar algo tengo que rebuscar y mover de un lado a otro. No soy nada bibliófila”.
Babelia
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