España, un paria en el mercado
Víctimas de la crisis, los distribuidores presentes en Cannes se resignan: habrá que esperar a mejores tiempos para comprar películas que exhibir
Cualquier español que estos días camine por Cannes recibirá los mismos comentarios de solidaridad y de pesadumbre. Hasta los griegos tienen mejor cara, según el resto de la industria cinematográfica. España no solo tiene una presencia nimia en las salas de cine del Festival, sino que un largo paseo por el Marché du Film (Mercado del Cine) y por las oficinas de promoción ahonda en la idea de que, ahora mismo, España es un paria en la tierra dorada del cine.
Compradores, vendedores, productores… todos se han visto afectados en mayor o menor medida por la crisis y así lo manifiestan en Cannes, el mercado cinematográfico más grande del mundo. Incluso los periodistas. Para acceder a entrevistas con grandes estrellas del festival, las agencias internacionales de promoción, ante el aluvión de peticiones, discriminan por territorios vendidos. El mejor ejemplo es los hermanos Coen y su Inside Llewyn Davis. Al no tener distribución en España, ningún periodista español puede entrevistarles. Otras cribas, por económicas, son aún más dolorosas. Las distribuidoras nacionales deben pagar a esas agencias para que reserven huecos para periodistas de su país. Este año algunas de esas agencias de promoción siguen con tarifas elevadas acordes a los viejos tiempos de bonanza, y por ello un distribuidor español, por ejemplo, ha tenido (con la película comprada) que abandonar sus intentos por lograr algo de tiempo de entrevistas para medios españoles: los mediadores pedían demasiado dinero.
En el Mercado las cosas siguen parecidos términos. Es cierto que la desaparición de Alta Films duele a cualquier cinéfilo, y que habrá menos oferta de cine de autor en las pantallas españolas, pero aún hace más daño que ese cierre las avariciosas intenciones de los vendedores internacionales de películas. Según el Observatorio Europeo de la Cultura, la taquilla española cayó un 6,5% en 2012 y un 7% en el primer trimestre de 2013. No se pueden comprar películas a precios desaforados cuando se sabe que no rendirán en las salas. Eso, sin olvidar que las televisiones siguen sin querer comprar cine de autor y/o europeo. “Yo creo que ahora, solo ahora, los vendedores empiezan a entender que deben de ajustar sus precios para España”, cuenta Igor Ibeas, director general adjunto de la distribuidora eOne Films Spain, la antigua Aurum, “y que si no bajan esas tarifas no colocarán sus películas en nuestro país”. No es tiempo de dispendios. En Filmax, que en Cannes tiene un estand propio como productora con películas de cine de terror y fantástico, muchas rodadas en inglés, como The returned, de Manuel Carballo, o con proyectos de tirón como la próxima REC 4, cuentan que aún fueron mucho peor el American Film Market en noviembre y el mercado de Berlín, que se celebra a la vez que la Berlinale en enero. “No hay que tener prisa”, cuenta Miguel Morales, responsable de adquisiciones en Wanda. “Si no hay películas interesantes, no compraremos nada”. Su hermano José María, más centrado en la producción en Wanda, cuenta que eso va mejor: “Aquí presentamos Wakolda en la sección Una cierta mirada y va bien en los primeros contactos. Y no queríamos empezar aún a vender en masa la nueva película de Claudia Llosa con Jennifer Connelly y Mélanie Laurent, y ya la hemos vendido por el precio pedido inicialmente a varios territorios”.
Pedro Uriol, de la distribuidora Morena Films, es otro al que parece irle bien con Phoenix, su nuevo proyecto con los hermanos Pastor tras Los últimos días: “Estamos empezando a levantar la producción y hemos encontrado mucho interés. Si estás dispuesto a hacer cine de género y en inglés, verás que hay muchas posibilidades”.
Abajo, en el Mercado, que hasta el viernes ocupa todos los inmensos sótanos del Palacio de Festivales, donde cualquiera ve el poderío de la industria india o china con miles de títulos ofertados y decenas de productoras con estand, hay desde pragmatismo a caras largas. El epicentro español es la gran caseta de Cinema from Spain, lugar de encuentro para la industria patria. Enfrente está Filmax, y a sus lados dos de las grandes empresas de ventas española: Latido Films y Film Factory. En esta se pueden ver teasers de, por ejemplo, Zipi y Zape y el club de la canica, Caníbal y Las brujas de Zugarramurdi. Hablando de esta última, Vicente Canales cuenta que el filme de Alex de la Iglesia —su título internacional es Witching & bitching— se ha prevendido muy bien; que Futbolín, el filme de animación de Campanella, está ya bien distribuido por todo el mundo (el año pasado su teaser fue un éxito en este Mercado), y que las primeras imágenes de Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, han provocado gran interés.
En Latido Films, Silvia Iturbe cuenta que ellos ya han diversificado su producto: tras entrar en el mercado latinoamericano, ahora junto a la argentina Tesis sobre un homicidio, de Hernán Goldfrid, o la española Diamantes negros, de Miguel Alcantud, también venden películas francesas y rusas. “Además antes llegaba un comprador, negociabas y firmabas. Ahora demuestran su interés, con suerte firmas la preventa, pero no se cierra ningún acuerdo hasta que vuelven a su casa y cotejan los datos con los financieros de su respectiva empresa. Todo es mucho más medido, ya no hay adquisiciones impulsivas”.
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