San Agustín, la ventana de Florida a los primeros europeos en EE UU
La digitalización del archivo con los documentos más antiguos escritos de este país ilustra la vida en la ciudad estadounidense más antigua
2013 es el año español por excelencia en Estados Unidos, en el que se conmemora el 500 aniversario de la llegada de Juan Ponce de León a la península de Florida, el 27 de marzo de 1513, el domingo de resurrección, día de la Pascua Florida –de ahí el nombre-. Esa fecha marca el hito de la presencia europea en este país, de la que, sin embargo, apenas se conoce nada. La digitalización del archivo histórico de San Agustín, que atesora los documentos escritos más antiguos que existen en EE UU, puede contribuir a esclarecer esa importante etapa de la historia americana y europea.
“Los documentos arrojan luz sobre una parte del pasado de Florida que ha sido muy difícil de reconstruir”, asegura en conversación telefónica el profesor de historia de la Universidad de South Florida-St. Petersburg, Michael Francis, el responsable de la digitalización de las más de 6.000 páginas que se conservan en un edificio propiedad de la diócesis de San Agustín.
San Agustín es la primera ciudad permanente habitada de EE UU. Fue fundada por Pedro Menéndez de Avilés en el año 1565. Francis explica que, aunque el archivo parroquial empezó a registrar las partidas de bautismo, matrimonio y defunción desde ese mismo momento, los documentos de los primeros 29 años se perdieron. “Desde 1594 hasta 1763 se conservan todos los expedientes”, indica Francis. Esta última fecha marca la entada del Ejército británico en la ciudad, circunstancia que obligó a los colonos españoles a embarcar todos los archivos rumbo a Cuba. “Un obispo católico los trajo de vuelta a San Agustín a principios del siglo XX”, señala el profesor.
Hay documentación de esclavos que huían de Nueva York, Carolina del Norte y del Sur y Georgia, con la esperanza de ser bautizados en San Agustín" Michael Francis
A través de las partidas de nacimiento, de bautismo o de matrimonio, Francis ha podido reconstruir cómo era la vida en San Agustín. “Es una ventana única desde la que observar la idiosincrasia de la primera ciudad de EE UU”, indica el historiador. “No sólo había españoles, también residían flamencos, franceses… La comunidad de San Agustín era muy diversa”, explica. “El primer cura irlandés de este país no estuvo en Boston, sino en Florida”, bromea Francis.
Los archivos muestran la lucha por la libertad de los esclavos afroamericanos. “Hay documentación de esclavos que huían de Nueva York, Carolina del Norte y del Sur y Georgia, con la esperanza de ser bautizados en San Agustín”, indica Francis. Convertirse al catolicismo era la única vía para poder entrar a formar parte de la Armada española y conseguir la libertad, de acuerdo con el profesor.
La mala conservación de muchos de los documentos del archivo de San Agustín y el hecho de que estén escritos en castellano antiguo ha sido una de las causas principales para que apenas hubieran recibido la atención de los estudiosos de EE UU. Francis, junto con sus pocos alumnos a los que ha enseñado paleografía, son quienes están traduciendo los escritos para hacer posible su comprensión.
Francis añade otro motivo de peso al escaso reconocimiento académico de los documentos de San Agustín: la “leyenda negra” que rodea a la etapa de la colonización española en un país de marcada influencia anglosajona. “Desde la independencia, el desarrollo de la historia de EE UU se ha contado desde el punto de vista inglés”, sostiene el profesor. “El hecho de que España estuviera en el bando contrario tampoco ayudó. Es hora de empezar a mirar al detalle y no reducir la presencia española en EE UU a lo que se explica a través de la leyenda negra. El legado español es mucho más rico y complejo”, asegura Francis. Ese punto de vista anglosajón es el que determina, según el historiador, que en las escuelas de EE UU se estudie que el primer asentamiento europeo en el país es Jamestown, en Virginia, fundado por británicos en 1607, y no San Agustín.
El trabajo de digitalización de Francis y sus pupilos se ha realizado de manera prácticamente altruista. “Un compañero de la Universidad de Vanderbilt nos ha proporcionado el software del programa y mis alumnos y yo hemos estado trabajando los fines de semana. Los gastos los he cubierto yo y la diócesis de San Agustín se ha encargado de cubrir el alojamiento”, explica el profesor.
Francis espera tener listo el archivo digitalizado a comienzos del otoño. Los documentos serán accesibles de manera gratuita por Internet a todo el mundo. “El amor por la historia no sólo consiste en preservarla, sino en compartirla”, asegura Francis. Investigadores de América Latina y África ya se han interesado por su contenido.
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