Estocada al cine de autor en España
El cierre de Alta Films evidencia la falta de apoyo de las televisiones públicas Su desidia pone en peligro la supervivencia de las distribuidoras independientes
Qué letal puede ser la visión de 10 minutos de una película de algo más de dos horas. El escritor, el filme de Roman Polanski, un thriller protagonizado por un actor potente y conocido como Ewan McGregor, fue rechazada por Televisión Española porque esos 10 primeros minutos eran “muy oscuros”. Así, esta película europea que cosechó un gran éxito de taquilla allí donde se estrenó, se quedó sin la compra de derechos de antena y, por tanto, sin su programación en la cadena pública. Algo parecido ocurrió en 2007 con Mongol,una coproducción de Rusia, Alemania, Francia y Kazajistán, candidata a los Oscar de ese año como mejor película de habla no inglesa, cuya compra fue rechazada por una televisión autonómica pública con la siguiente frase: “Aquí no compramos películas kazajas”.
El abandono paulatino del compromiso con el cine de autor, independiente y en su mayoría europeo, por parte de los distintos directivos de las cadenas públicas y, muy especialmente, de TVE, es una de las razones que pesan sobre la desaparición de la distribuidora Alta Films, referente de la industria cinematográfica en España, pilotada por Enrique González Macho. Esta situación no es nueva. La vienen denunciando las distribuidoras independientes, agrupadas en su mayoría en la asociación Adicine —Alta Films, Wanda, Golem y Vértigo—, nacida hace una década con el objetivo de pelear por una mayor presencia de este tipo de cine en la programación de TVE. “Es la peor noticia que recuerdo desde que trabajo en este sector”, lamentaba ayer Adolfo Blanco, fundador y consejero delegado de A Contracorriente Films.
Según la última auditoría elaborada por Hacienda sobre las cuentas de la corporación RTVE en 2011, la cadena se gastó en la compra de cine extranjero 82 millones de euros, en su gran mayoría por acuerdos con las poderosas majors norteamericanas. Solo algunas migajas se destinaron entonces a la compra de derechos de antena de películas europeas y eso, según fuentes de la corporación, por una orden ineludible del entonces presidente de RTVE, Alberto Oliart. Fue en ese año cuando se realizó la última compra “simbólica” de derechos de antena a las distribuidoras independientes, fruto de la diferencia entre la cotización del euro respecto al dólar y tras saldar la factura con las majors. Ese dinero “extra” que no llegó al millón y medio de euros se destinó a la compra de tres o cuatro títulos a cada una de las compañías de distribución independientes. En el ejercicio anterior, en 2010, se destinaron 90 millones de euros para adquirir cine de Hollywood, frente a los 600.000 euros que se invirtieron en compra de cine europeo.
Miguel Morales, distribuidor de Wanda Films, asegura que la compra de cine independiente en TVE no responde a criterios de servicio público, que busque programar una oferta heterogénea, de géneros y nacionalidades, sino a gustos personales de cada uno de los responsables. Ramón Colom, buen conocedor de este sector —como director de TVE, primero, y ahora como distribuidor— explica que “si no se compran películas fuera de los circuitos de Hollywood se le niega al espectador conocer el cine de otras nacionalidades y se hace un flaco servicio a la industria de tu país. Es una cuestión de sensibilidad y también de profesionalidad. Ha habido directivos en la cadena pública que han sido auténticas bestias comprando cine”.
La crisis por la que atraviesa RTVE no augura cambios a mejor. Hace apenas unas semanas, un domingo, La 1 de TVE emitió cinco películas en su programación. Las cinco eran de Hollywood. “Esto no puede seguir así”, lamenta con tono amargo Josetxo Moreno (Golem). “Estamos radicados aquí, pagamos impuestos aquí y damos trabajo a mucha gente. La supervivencia nos resulta muy difícil porque la política de este Gobierno y también de los anteriores en materia de cine ha sido y es nefasta. El cine de autor se extinguirá”.
El cierre de estas distribuidoras hará más difícil ver los últimos títulos de cineastas como Nanni Moretti, Arturo Ripstein, Michael Haneke y tantos otros. Las salas de los cines dejarán de acoger la variedad de propuestas que, recuerda Adolfo Blanco, dan riqueza a un país. “Cuando se retiró la publicidad de TVE durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero se argumentó que cesaría la presión de la audiencia y se centraría en ofrecer contenidos de servicio público. Nada de eso ha pasado. TVE sigue presionada por la audiencia y los políticos de turno desean unos telediarios favorables, en lugar de pensar en una programación creativa y diversa cuyo objetivo sea cultivar al espectador español. El cine independiente irá desapareciendo”.
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