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Arte contra todos los sistemas

Los fotógrafos mexicanos René Escalante y Paolo Taglioni, que forman el colectivo Diamonds Land, alzan la voz contra el consumo y los abusos de poder

Los fotógrafos René Escalante (izquierda) y Paolo Tagliolini.
Los fotógrafos René Escalante (izquierda) y Paolo Tagliolini. ULY MARTÍN

Hace ya veinte años desde que Paolo Tagliolini (México DF, 1971) y René Escalante (México DF 1970) vinieron a estudiar a España y, por amor y otras causas, acabaron eligiendo Madrid como cuartel general para desplazarse por Europa y volver a menudo a su México natal. Entre tanto, formaron un colectivo artístico, llamado Diamonds Land, y se entregaron a una misión: emplear la fotografía para satirizar y criticar la injusticia y el gran Satán del consumo, fuente, dicen, de todas las desgracias del mundo.

Tras retratar las agresiones políticas, los abusos de la banca o la mercadotecnia de las guerras, los dos creadores han puesto el mundo artístico en su punto de mira. Su última exposición, Sobre el arte y otras banalidades, recién inaugurada en el Instituto de México en España (donde estará hasta el 20 de enero), destripa los intereses que mueven el mercado y la frivolidad que reina en un ámbito interesadamente sacralizado. Nadie se libra de la reprimenda de Diamonds Land y todos somos culpables. Desde el galerista al director del museo, pasando por el artista o el espectador.

En las fotografías, collages, vídeos e ilustraciones de Escalante y Tagliolini nada queda impune. En la imagen que sirve de arranque de la exposición, se puede ver una especie de museo victoriano construido encima de una pirámide prehispánica, un collage móvil Como perro de carnicería (2011) reproduce imágenes de los museos más emblemáticos y sobre una bola de oro dan la vuelta conocidos personajes del mundo del arte, entre ellos la galerista española Juana de Aizpuru.

El desenfreno consumista y la guerra de marcas se plasman en una pieza en la que la ciudad parece un parque temático para el shopping y que ellos han titulado Vuitton pásame el Hermès. Loewe presta tu Chanel en Burberry’s no seas Bulgari (2012).

'I love Spain' (2012), obra de Diamonds Land.
'I love Spain' (2012), obra de Diamonds Land.

El despertar de la conciencia acaecido en España a partir del 15-M está presente en una obra que representa a un gigantesco policía dibujado en blanco y negro que sobrevuela porra en mano la multitud de gente indignada que ocupa la Puerta del Sol. En todas las obras aparecen los dos artistas mexicanos como actores secundarios de la acción artística.

René Escalante y Paolo Tagliolini cuentan que durante los siete años que llevan trabajando como colectivo, su intención es valerse del arte para criticar todo lo que no les gusta. Disgustados y sorprendidos por cómo la evolución de la crisis económica está empobreciendo un país que consideran propio, tienen una propuesta para que la población española se pueda defender de tanta agresión política y financiera. “Hace tiempo que lo que interesa del pueblo no es su voto”, argumentan los dos artistas. “Lo que interesa es lo que se consume. Si cambiamos de hábitos y nos reeducamos, se le puede asestar un golpe mortal al sistema. La gente se queda sin casas y sin coches después de haberles presionado para comprar. Muchos jóvenes siguen entregados a las marcas y el negocio prima sobre cualquier otro interés. En México, donde la mayor parte de la gente sigue siendo pobre es más fácil esa reeducación. Aquí costará más”.

¿Por qué han elegido esta vez el arte como diana de sus disparos? “Porque el arte, como la música, por ejemplo, está contaminado por los grandes empresarios”, responden los artistas. “Resulta que el Guggenheim es el modelo a seguir y cuatro listos son los que determinan el precio de las obras. Preferimos otra manera de contemplar el arte, lo mismo que nos alegramos de poder escuchar a los músicos en pequeños conciertos. Eso es una de las pocas cosas buenas que nos ha traído esta crisis global”.

Con representante en Milán y exposiciones constantes en Europa y América, Escalante y Tagliolini son conscientes de sus contradicciones: “Inevitablemente las tenemos, pero nosotros buscamos agitar las conciencias y sembrar una semilla de duda. Protestar en museos y galerías es una oportunidad que no podemos rechazar”.

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