La traducción de una obra póstuma de José Donoso gana el premio PEN
Suzanne Jill Levine obtiene el galardón por su adaptación al inglés de 'Lagartija sin cola' La obra del autor chileno fue escrita en 1973 y presenta grandes tintes autobiográficos
El escritor chileno José Donoso (1924-1996) nunca publicó en vida Lagartija sin cola (Alfaguara, 2007). La novela fue descubierta por su hija Pilar entre los papeles que su padre vendió a la Universidad de Princeton, su editor, el escritor y profesor Julio Ortega, la publicó por primera vez en 2007 y la traductora, Suzanne Jill Levine, acaba de obtener el premio PEN Center por su adaptación al inglés. Levine, que desde 1998 dirige la asignatura Estudios de Traducción en la Universidad de California en Santa Bárbara, ya había ganado este galardón, uno de los más prestigiosos en reconocer el trabajo de traducción, en otras dos ocasiones (en 1989 por una obra de Adolfo Bioy Casares y en 1996 por sus logros en la literatura hispana), pero esta vez para ella es especial: “Me ha encantado realizar esta traducción, casi tanto como amo el libro. Siento que he dejado mucho de mí en ella, tanto que he llegado a sentirme verdaderamente identificada con Donoso”.
Ortega, el autor del prólogo de la traducción de Levine, destacó a este periódico el poder del texto en inglés. “Jill ha hecho un trabajo interno sobre las tramas de la prosa sutil de esta inquietante novela de Donoso: su nostalgia, su historia sexual y su ironía desencantada se despliegan como la pesadilla de un Sade sonriente”. Esa ironía que destila Lagartija sin cola [The lizard´s tale] -escrita en 1973 y ambientada en un pueblo imaginario de Teruel, en la frontera con Cataluña en la que se describe la desilusión de un pintor que busca refugio en el interior huyendo del capitalismo y la especulación urbanística que amenaza la costa española-, es uno de los elementos de la novela que atrapó a Levine, que conoció a Donoso, del cual ya había traducido El lugar sin límites y La casa de campo.
“Desde el principio me sentí completamente identificada con Antonio, el personaje principal. Su desilusión con el mundo que le rodea, la sensación de haber traicionado su trabajo como artista por una sociedad corrupta y superficial... Sentí ternura al ahondar en su laberinto de obsesiones. La tensión erótica y el subtexto homosexual también eran fascinantes en el sentido de que Pepe estaba saliendo del armario de manera mucho más evidente que en El lugar sin límites, una de las razones por las que el manuscrito pudo no haberse publicado mientras vivió”. Esta es una de las muchas hilos autobiográficos que penden de la novela y que Levine destaca. No en vano, cuando Donoso debutó en el mundo literario advirtió de que su obra iba a ser el soporte de su propia biografía. “Lagartija sin cola trata sobre Pepe [como llamaban a Donoso sus amigos], sobre su sensación de sentirse marginado y no suficientemente apreciado por sus compañeros de la generación del boom. Tenía motivos para sentirse así y con mi traducción he querido ayudarle a expresar esa idea”. Durante su estancia en España, José Donoso abandonó Barcelona para trasladarse a Calaceite, un pueblo de Teruel donde escribió la novela.
Uno de los principales retos a los que se enfrentó Levine fue “dar con el tono principal” de la obra. La autora está acostumbrada a lidiar con las “imposibilidades de la traducción”, tal como relató en su ensayo Escriba subversiva: una poética de la traducción (Fondo de cultura económica, 1998), donde abordaba sus problemas a la hora de adaptar la obra original de Guillermo Cabrera Infante -con quien colaboró en la transcripción al inglés de Tres Tristes Tigres (Planeta, 1996)-, Manuel Puig y Severo Sarduy. Levine también ha traducido, entre otros, a Julio Cortázar o Jorge Luis Borges.
Levine asegura que “haber hablado, bromeado y escuchado” a Donoso le facilitó el camino para reconocer y plasmar su “particular forma de expresión” y detectar los matices autobiográficos de la obra. “Pepe era muy simpático dentro de su peculiar y neurótica forma de ser y, pese a nuestras diferencias, creo que teníamos muchas cosas en común”, afirma.
La traductora no esconde el orgullo por su trabajo. “Un crítico [del Publishers Weekly] describió mi traducción como ‘reflexiva y rapsódica’, una definición que considero bastante precisa ya que el personaje principal atraviesa distintos altibajos en su carácter y forma de ser que hacen que su personalidad fluya del estado ‘reflexivo’ al 'rapsódico”, sostiene. Además de por el reconocimiento de la crítica, avalado por el premio PEN, la satisfacción de Levine tiene raíces más profundas. “Últimamente son muy pocos los textos que me interese traducir y encontrar algo escrito por uno de mis autores favoritos, adaptado tan bien por Julio [Ortega] es una rara delicia”.
Babelia
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