Bucaneros de plastilina al asalto del Oscar
Los estudios Aardman estrenan en España ¡Piratas!, su película de animación más ambiciosa La casa cuenta con producciones como 'Chicken run' y 'Wallace y Gromit'
Una tripulación de bucaneros bastante torpes, excéntricos y muy divertidos, desembarca mañana en la cartelera española de la mano de la factoría Aardman, artífice de maravillas de la animación como la oscarizada Chicken run: evasión en la granja o los personajes de plastilina Wallace y Gromit.. El filme !Piratas!, que apunta más allá del público infantil con una irónica mirada al pasado del imperio sazonada con el sutil humor británico, conforma la aventura más ambiciosa de los estudios de Bristol y también su estreno en el formato 3D.
Al timón del reparto de muñecos figura el barbudo Capitán Pirata, un personaje en las antípodas de la ferocidad de su antecesor (real) Francis Drake, que en la versión española de la cinta toma prestada la voz del actor José Coronado y en la anglosajona la de Hugh Grant. Empeñado en vencer a sus rivales para ganar el premio de Pirata del Año, una colisión de su navío con otro en el que viaja nada menos que el naturalista Charles Darwin le abrirá todo un mar de posibilidades para hacerse con el galardón…
“La película contiene los dos ingredientes que más gustan de Aardman: la comedia inglesa y una visión del pasado”, subraya su director, Peter Lord, cofundador de una firma definida por la exquisita calidad de sus producciones –cuatro estatuillas doradas la avalan- a partir de la técnica de stop-motion o parada en imagen. Por primera vez, la fisonomía de los protagonistas no ha sido diseñada a base de plastilina –el sello de la marca-, sino con plástico, silicona y esqueletos de alambre, además de haber incorporado al filme imágenes generadas por ordenador. Pero Lord y su equipo subrayan que el proceso de creación sigue siendo fundamentalmente artesanal. “El hecho de que hayamos incorporado efectos especiales no significa que nos dejemos dominar por esas innovaciones”, sostiene la productora de la cinta, Julie Lockhart.
Tras el visionado de ¡Piratas! hay que darle la razón, porque la impecable factura técnica siempre está al servicio de una historia que recorre múltiples escenarios panorámicos, desde las cálidas aguas caribeñas hasta el Londres victoriano y su perenne niebla. En la presentación del largometraje en los estudios del norte de Inglaterra, Lockart destacó como un nuevo salto adelante de Aardman (hoy asociada con el gigante Sony Pictures) la multitud de personajes que habitan la trama, en contraste con “Las aventuras de Wallace y Gromit que se reducen básicamente a un hombre y su perro”.
Nutrida es por tanto también la nómina de voces que dan vida a los muñecos, sólidos actores británicos y españoles según las versiones, con el añadido en el último caso de dos dobladores no profesionales, aunque muy admirados por el público gracias a sus gestas futbolísticas. Las cuerdas vocales de Andrés Iniesta, jugador del Barça y de la selección española, encarnan en español al tímido y leal Pirata Albino, mientras que su colega en ambos equipos Gerard Piqué hace las veces del Rey Pirata en la traslación catalana. Aunque sus respectivos personajes tienen un papel secundario, la incorporación de las dos estrellas deportivas ha procurado a la producción un extra en cuanto a promoción publicitaria.
Tres veces nominado al Oscar y quizá buscando una oportunidad para ganarlo finalmente, Peter Lord se ha decidido a trabajar por primera vez con un guion no original, que relata el encuentro del Capitán Pirata con Darwin y el descubrimiento de un ave que se consideraba extinguida (el propio loro del corsario, en realidad un dodo). El hallazgo será presentado en la Royal Society de Londres, una institución que en la Inglaterra real del siglo XIX debatió la teoría de la evolución del gran naturalista, todavía hoy contestada desde sectores de la intransigencia. Y dará pie a un encuentro del protagonista con una gruñona reina Victoria de Inglaterra, muy hostil a los piratas en una época en la que ya le hacen falta, a diferencia de su antecesora Isabel I que sí los necesitó frente a la armada española.
El argumento, una adaptación de dos libros infantiles firmados por Gideon Defoe, da pie a una interpretación jovial y jocosa del pasado, trufada con una cadena de gags quizá muy sofisticados para la comprensión de los más pequeños, que sin embargo disfrutarán con las peripecias de los bucaneros. Tal y como resume Lockhart, “la aventura de nuestros piratas atraerá a los niños, pero también a los adultos jóvenes de espíritu, con un humor menos infantil que el clásico de Aardman”.
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