Abordaje al trono de Pixar
Visita a los estudios Aardman en Bristol - Con su apuesta por la animación tradicional plantan cara a Hollywood con 'Piratas', la producción más costosa de su historia
Un inventor de artilugios imposibles que adora el queso y su compañero canino, al que insospechadamente le gusta tejer y escuchar a Bach, son los hijos favoritos de la ciudad de Bristol. Sus habitantes vibraron el día en que Wallace y el perro Gromit ganaron su primer oscar, aunque nunca subieran al estrado a recoger la estatuilla dorada. Las dos estrellas son personajes moldeados en plastilina, el sello del estudio de animación Aardman, cuyas producciones fílmicas han conseguido mirarse a la cara con Pixar y el resto de los grandes de la industria de Hollywood, al tiempo que alimentaban el crédito artístico de esta población del suroeste de Inglaterra. Los muñecos son su joya de la corona.
Sheriff: "El dinero de Hollywood ha tenido un gran impacto en la comunidad"
La realización de las películas requiere un lustro de principio a fin
El recorrido desde Bristol al reconocimiento de Hollywood y al próximo hito del estudio, Piratas -la película más cara de su historia, prevista para este invierno- arranca de un concepto artesano y extremadamente trabajoso, la creación de personajes de plastilina animados. Este estilo clásico del stop-motion (fotograma a fotograma) aparenta el movimiento de los protagonistas con el rodaje de una sucesión de imágenes estáticas que son tomadas directamente de la realidad. En Aardman, unos pocos segundos de filmación son considerados el resultado de una buena jornada de trabajo. Los populares Wallace y Gromit o esas gallinas que un día deciden escapar de la aburrida vida de corral (en el largometraje Chicken run: evasión en la granja) son productos que la factoría ha lanzado al mercado internacional desde esta localidad británica de 421.000 habitantes a orillas del río Avon. La exquisita calidad artística de la firma arropa unas historias que transitan entre el humor y una cierta excentricidad inglesa, otra de las claves del éxito.
"El impacto económico en la comunidad ha sido masivo: el dinero de Hollywood se está invirtiendo en Bristol", subraya Arthur Sheriff, portavoz de una compañía nacida en 1976 y que se ha convertido en una valiosa fuente de empleos directos (medio millar) e indirectos. Aardman puede apuntar hoy muy alto en cuanto a presupuesto y ambición, gracias al acuerdo de asociación suscrito con el gigante Sony Pictures, que sucede a la disolución de otra alianza con el estudio y productora estadounidense DreamWorks.
Muchos de los hijos de aquellos jipis que hicieron de la ciudad su bastión hace cuatro décadas trabajan hoy en el estudio como diseñadores, maquetistas o animadores. A la generación de sus padres pertenecen Peter Lord y David Sproxton, dos estudiantes de los setenta que irrumpieron en la programación infantil de la BBC con un corto de animación de 20 segundos sobre un superhéroe llamado Aardman. Fue el acicate y génesis de los modestos inicios en Bristol, donde la pareja se instaló para crear productos destinados a la televisión británica.
El gran salto cualitativo se produjo en 1985, cuando ficharon a Nick Park, que pronto les procuró el Oscar con un corto de animación. Park, el padre de Wallace y Gromit, consiguió reeditar en otras dos ocasiones el galardón en la misma categoría. "La industria publicitaria financió nuestras películas", explica Sheriff. De ahí salieron los fondos con los que se produjeron éxitos como Los pantalones equivocados o Un afeitado apurado, ambos protagonizados por el cándido inventor y su inteligente perro. El nuevo milenio selló el acuerdo de Aardman con DreamWorks (que se rompió después de tres películas) y el cuarto premio en Hollywood por el largometraje debut de Wallace y Gromit: la maldición de las verduras).
Han pasado seis años de aquel éxito, y el estudio se halla inmerso en la mayor producción de toda su historia: el largometraje de animación Pirates, un filme que encara con el humor más británico el pasado del Imperio y en cuyo elenco aparecen desde la reina Victoria hasta Charles Darwin. El ambiente en la sede de Bristol aparece estos días extrañamente relajado, si se tiene en cuenta que el equipo de 320 personas anda trabajando ya en la antesala de la posproducción. Las películas de Aardman requieren desde principio a fin todo un lustro: dos años para perfilar el guion, uno y medio para el storyboard, diseño y creación de los muñecos y platós, y el mismo periodo de tiempo para filmar y dar los toques finales al producto.
Lo primero que llama la atención en cualquiera de las salas que integran el gran complejo es la abundancia de cajas que contienen todo un repertorio de bocas, la pieza fundamental para que los rostros de los muñecos escenifiquen los diálogos.
Las hay a centenares, y las tienen con todos los registros labiales posibles. Con ellas se conformarán cada una de las sílabas del guion. Un rápido intercambio de boca permite además ahorrar mucho tiempo. La plastilina no ha dado cuerpo en esta ocasión a la fisonomía de los personajes, modelos rellenos de silicona con un esqueleto de alambre que permite a los animadores hacerles actuar en los diferentes platós en miniatura donde se filman las secuencias.
Hugh Grant encabeza el reparto de actores -todos británicos- que prestan sus voces a los personajes de Pirates, bajo la batuta de Peter Lord (director doblemente candidato al Oscar). Las producciones de Aardman han recurrido en alguna ocasión a artistas no procedentes de las islas, pero la consigna general, explica Sheriff, es el "British first", primero lo británico, a pesar de las inevitables inyecciones de dinero de Estados Unidos. El trabajo de animación sigue siendo esencialmente artesano, pero en este trabajo el estudio ha decidido incorporar a la película imágenes generadas por computadora para conseguir, por ejemplo, el oleaje de los mares que surcan los piratas (el agua o el fuego no se pueden animar con el stop-motion). En Bristol subrayan, sin embargo, que los estudios no han perdido su alma en aras de las concesiones tecnológicas. "Cuando miras las imágenes de la pantalla puedes ver lo que los artesanos han hecho a mano", subraya Julie Lockhart, productora del filme, "porque en ese estilo reside la magia y el encanto de los estudios Aardman".
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