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La gran fuga de las gallinas

Pablo Ximénez de Sandoval

Tres 'oscars'

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La tradicional lucha en las taquillas de verano suele estar en manos de superproducciones de Hollywood que se estrenan en muy pocas fechas. Este año, las historias de acción y testosterona tendrán que competir con Chicken Run: evasión en la granja, una película hecha a mano, de modesto planteamiento y resultado espectacular, que ya se ha llevado buena parte del pastel en Estados Unidos.La próxima y enésima vez que se encuentre con La gran evasión, un domingo a mediodía en televisión, no pierda la oportunidad de hacer un ejercicio mental: imagine que el campo de prisioneros alemán es una granja avícola familiar y que nuestros aguerridos muchachos Steve McQueen, James Coburn, Charles Bronson y Richard Attenborough son un grupo de gordas y hermosas gallinas de plastilina. Con tal planteamiento, los multipremiados Nick Park y Peter Lord, los niños prodigio de la factoría de animación Aardman, han realizado su primer largometraje, que está causando furor en EE UU y que llegará a España el 18 de agosto.

La película cuenta la historia de un grupo de gallinas, presas en una granja, que tratan de escapar de la constante angustia de cumplir con su cuota de huevos diaria o servir de caldo para la terrible señora Tweedy. Para ello idean un descabellado plan de escape en masa. Un argumento que puede parecer sencillo pero que a los famosos creadores de Wallace & Gromit les ha servido para llevarse el gato al agua en la reñida cartelera estadounidense.

El homenaje al clásico bélico de John Sturges está en el concepto original, pero los guionistas se han preocupado de integrar otras múltiples referencias. En el apartado de voces, en su versión original cuenta con el reclamo comercial de Mel Gibson en el papel de Rocky, un gallo americano que saca de quicio a unas protagonistas condenadamente inglesas. Para España, la productora tratará de que el público agradezca la presencia de Gomaespuma, Juan Luis Cano y Guillermo Fesser, haciendo de Nick y Fletcher, una pareja de ratas contrabandistas que disfrutan de algunas de las mejores frases (y con sorpresa al final de los créditos).

Los responsables de esta creación, Park y Lord, han recibido el Oscar al mejor corto de animación en tres ocasiones, dos por sendos cortos protagonizados por los personajes que les han hecho famosos: Wallace & Gromit, un soltero inventor inglés, cliché de la clase media, y su astuto perro aventurero.En todos estos trabajos, un denominador común: la exquisita técnica de animación sobre personajes físicos, que dota a los personajes Aardman de una profundidad capaz de dejar ver los sentimientos en medio de las situaciones más cómicas. En esta ocasión, el trabajo lo han llevado a cabo 40 animadores repartidos en dos equipos, cuyo objetivo era sacar dos o tres segundos de acción tras un día entero de trabajo. Mientras la tecnología ha revolucionado gran parte de la industria de la animación, las técnicas de animación sobre plastilina apenas han variado desde sus comienzos. En total, si cada segundo vemos 24 fotogramas y por cada uno de ellos hay que variar mínimamente la postura de los personajes que aparecen en pantalla para dar sensación de movimiento, los 82 minutos de película se componen de 118.080 instantáneas trabajadas una a una.

En el éxito de Evasión en la granja ha tenido también mucho que ver la mano de Jerry Katzenberg, responsable de taquillazos como El Rey León (con Disney) y uno de los pilares de Dreamworks, la productora de Steven Spielberg. El rey Midas de la producción de animación en Hollywood es, como productor ejecutivo, el verdadero artífice del salto al gran presupuesto de la plastilina; sin embargo, la frescura de los personajes Aardman permanece intacta, lo que indica que Park y Lord tuvieron manos libres para hacer un auténtica película Aardman con el dinero de Dreamworks.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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