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Donosti sueña con Jonathan Wilson y baila con The Waterboys

La música del californiano parece especialmente diseñada para escucharse en la playa

The Waterboys durante su actuación en San Sebastián.
The Waterboys durante su actuación en San Sebastián.Juan Herrero (EFE)

San Sebastián tenía una deuda con Jonathan Wilson que este sábado ha quedado saldada. En la pasada edición del Heineken Jazzaldia, el músico de California se subió al escenario verde en la Playa de la Zurriola para acompañar y presentar a un gran grupo en su primer concierto en España. Se trataba de Dawes, que resultó ser una de las grandes sorpresas de los conciertos gratuitos al borde del Cantábrico durante la lluviosa 46 edición del festival. Esa misma noche, el grupo, al que Wilson ha producido sus hasta ahora dos entregas, North Hills y Nothing is wrong, tras su propio concierto ejerció de banda invitada para la actuación de Jackson Browne que cerró la noche. Además, Wilson había visitado la capital guipuzcoana el pasado noviembre como telonero de la gira de Wilco que recaló en el auditorio Kursaal. Así que ya era hora de que este músico generoso tuviera su propio y especial momento ofrecido por la ciudad.

El sábado fue su día, otra vez sobre el escenario verde, pero en esta ocasión acompañado por sus propios músicos, "dos de California, uno de Georgia y otro de Texas". El concierto, que empezó a las 21.30 cuando todavía había luz y sirvió para volver a interpretar casi en toda su extensión Gentle Spirit, primer disco del artista de Los Angeles que ha sido mimado y ensalzado por la crítica tanto nacional como internacional. Can we really party today, uno de los mejores temas dentro de esa colección de estupendas canciones, fue una de las primeras en caer en un concierto que el público de San Sebastián decidió recibir en su mayoría sentado o tumbado en la arena de la playa. La de Wilson es una música que parece especialmente diseñada para escucharse en esa posición y en ese entorno. Siguieron otras grandes canciones como Desert Raven y el Gentle Spirit que le da título a su disco.

Wilson anunció a mitad de concierto que sacará nuevo disco en la primavera del año que viene

Wilson anunció a mitad de concierto que sacará nuevo disco en la primavera del año que viene y aprovechó para presentar una de esas nuevas canciones, Moses Pain, y descubrir una nueva senda mucho más cercana al folk y el country de lo ya lo es su primera entrega. Es un tema en el que abandona por completo los paseos por la psicodelia y el rock progresivo que marcaban casi todo Gentle Spirit. Si todo lo nuevo de Wilson discurre por el mismo camino, significará un acercamiento más hacia la canción de autor estadounidense al uso. Y dejará bien claro que le debe lo mismo a Bob Dylan que a Neil Young.

Como si lo hubiera hecho pensando en la comparación, inmediatamente después tocó Natural Rhapsody. Se trata de un medio tiempo con una larga introducción y que se desarrolla con introspectivos solos de guitarra que crecen y se apoyan unos a otros ayudados por continuos cambios de ritmo en la batería. Hay efectos y disonancias que buscan crear paisaje sonoro y esta versión en directo supera los ocho minutos 21 segundos de la de estudio. Es casi un tema instrumental con un prólogo.

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Con el concierto del sábado Wilson termina su gira en Donosti y este domingo volverá de regreso a California.

Hubo que esperar hasta las 00:30 para entrar en la clara dimensión festiva con el concierto de los ingleses The Waterboys. Se vio claro que a los donostiarras les encanta el folk rock con influencias celtas y que la banda de Mike Scott fundada a principios de los ochenta, disuelta a principios de los noventa y refundada a principios del nuevo milenio es toda una sobreviviente. Empezaron fortísimo con Don't Bang The Drum y desde ahí el público alucinó con la capacidad y las ganas que todavía tiene esta banda durante todo su concierto que incluyó sus éxitos The Raggle Taggle Gipsy, The Whole of The moon y Fisherman's blues. El sobresaliente alto se lo llevó Steve Wickham no solo por tocar con maestría el violín y hacerlo bailando como un auténtico trompo.

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