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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La prevaricación del sexo

J. O.
Un fotograma de 'Lo mejor de Eva', con Miguel Ángel Silvestre y Leonor Watling.
Un fotograma de 'Lo mejor de Eva', con Miguel Ángel Silvestre y Leonor Watling.

Para bien y para mal, las carreras cinematográficas de Enrique Urbizu y de Mariano Barroso han surcado caminos casi paralelos: de edades parecidas (en torno a los 50), ambos debutaron a principios de los años noventa y han experimentado con constancia una suerte de thriller español en el que la basura más cotidiana de nuestra sociedad se daba la mano con las pistolas, la corrupción y la judicatura. Además, ambos han sufrido la gloria y el fracaso junto a poco explicables parones en el desarrollo de sus filmografías. Sin embargo, mientras Urbizu no ha soltado nunca el cuchillo de entre los dientes, la rabia ni la suciedad, entendida esta como un elogio (No habrá paz para los malvados es el último ejemplo), Barroso parece haber ido aplacando el furor de sus inicios, sobre todo de Éxtasis (1996), quizá su mejor película, y de Los lobos de Washington (1999), convirtiendo sus últimos trabajos, Kasbah (2000) y Hormigas en la boca (2005), en dignos acercamientos al cine de género, pero poco más. Justo lo que ocurre en Lo mejor de Eva, intriga alrededor de la corrupción y el arribismo, protagonizada por una juez encargada de un caso de asesinato y un chapero que ejerce de testigo protegido.

LO MEJOR DE EVA

Dirección: Mariano Barroso.

Intérpretes: Leonor Watling, Miguel Ángel Silvestre, Helio Pedregal, Nathalie Poza, Joxean Bengoetxea.

Género: thriller. España, 2012.

Duración: 90 minutos.

En el guion, donde la influencia de la inmensa Veredicto final, de Sidney Lumet, se vuelve a dejar notar en nuestro cine (ya la había en La suerte dormida, el debut de Ángeles González-Sinde como directora), se unen aderezos de incuestionable eficacia con llamativos errores de base. Así, mientras el atletismo que practica la juez, el dibujo del padre como durísimo fiscal y progenitor, y las patéticas citas a ciegas que sufre la magistrada por parte de su hermana (un contador de chistes, otro que toca la guitarra en las cenas…) juegan siempre en favor del retrato de personajes, la linealidad del rol del chapero y la carencia de clímax final ejercen en su contra: el personaje masculino termina la historia igual que la empieza, y culminar una película de género con un largo epílogo dividido en tres partes y expuesto como un encadenado (la solución judicial, la revelación de las fotografías y el destino de la pareja) no parece el mejor modo de dejar al espectador con la boca abierta.

Sin embargo, frente a todas las imperfecciones, a las que se puede sumar algún momento carente de verosimilitud (¿cómo pueden echar un polvo en la misma habitación en la que acaban de hacer una pintada con una amenaza de muerte?), Lo mejor de Eva nunca decae en su ritmo y está comandada por una adecuadísima pareja interpretativa, Leonor Watling y Miguel Ángel Silvestre, perfectos cada uno en sus papeles. La verdad es que como esta se estrenan cada año una decena de películas procedentes de Hollywood… y casi todas tienen éxito. Así que igual acaba encontrando su público.

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Sobre la firma

J. O.
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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