Chocolate para un millón de monas

Carlota y David pasean con sus patinetes por la pastelería Escribà de Barcelona con los ojos como platos. En Cataluña y durante la Semana Santa, este comercio debe de ser el paraíso terrenal de los niños. En sus mesas se amontonan todo tipo de figuras de chocolate: desde los huevos más clásicos hasta castillos y guitarras que podrían confundir al mismísimo Jimmy Hendrix. Carlota, de cinco años, señala su mona favorita. "La de Dora la Exploradora es mi preferida", mientras que su hermano, dos años mayor, duda entre el barco pirata y un Ferrari al que solo le falta Alonso en miniatura. Eso sí, algunas monas son tan perfectas que sus precios pueden superar los mil euros.

La mona de Pascua original, muy común en las regiones de levante, es una sencilla torta de harina, azúcar, huevos y sal. Se come en época santa, y simboliza el fin de la Cuaresma y del periodo de abstinencia. Encima de la torta se ponía una figura de chocolate, pero en Cataluña ha evolucionado tanto que el pastel ha dado paso a los personajes y objetos de chocolate. Mientras la madrina regala la palma a su ahijada, el padrino se encarga de comprar la mona de Pascua. "Siempre recomiendo que empiecen por algo sencillo, que cada año la exigencia es mayor", explica Christian Escribà, propietario de la reconocida pastelería.

Este 2011, las pastelerías barcelonesas esperan despachar 660.000 monas, cifra que igualaría las ventas del año pasado, aseguran desde el Gremio de Pastelería de Barcelona. En toda Cataluña, se podría llegar al millón. La crisis parece que no afectará. Y tampoco está previsto que el gasto por mona sea menor que otros años. "Quizás la gente mira más el precio", asegura Josefina Ureña, que trabaja en la pastelería Mauri , una de las más clásicas de Barcelona, pero confirma que "más o menos vendemos lo mismo de siempre".

El dinero que se gastará cada familia por una mona oscila entre los 25 y los 75 euros. Las más económicas son los huevos clásicos, y existen de todos los tamaños: desde los que imitan a un huevo de gallina a aquellos que rozan el metro de alto. La misma Escribà tiene en su escaparate un campo de fútbol con dos figuras de metro y medio de alto: una con la camiseta del Barça y el número 10, y otra del Madrid con el 7. O lo que es lo mismo: Messi y Cristiano Ronaldo. Los niños quieren aMessi, Iniesta, Puyol o la pareja Piqué-Shakira con la leyenda "Waka-Waka" en de chocolate blanco. Entre las niñas, Dora La Exploradora o Hello Kitty son las más solicitadas, aunque se espera que Bob Esponja y sus amigos arrasen. La fiebre por el personaje subacuático amarillo se refleja en la elaboración de las figuras de chocolate.

En Escribà, por ejemplo, trabajan cuatro diseñadores del chocolate que durante el año investigan e innovan siguiendo dos ideas básicas: la televisión y sus personajes, "aunque este año nos hemos olvidado de Justin Bieber", y, por supuesto, la inventiva. "Si estamos viajando y vemos algo que puede servir para diseñar una mona, hacemos una foto y guardamos la idea", para luego repartir el trabajo entre los pasteleros tras discutir cuáles son las monas que pueden tener más éxito.

La empresa chocolatera Cacao Sampaka hacen cada año un huevo gigante de 400 kilos que rompen una semana antes de Pascua y reparten entre los clientes. Es itinerante entre las diferentes tiendas en España. "El año pasado fue en Bilbao y hace dos en Madrid", explica el encargado de la tienda barcelonesa, Miquel Manzano. Pero este año han decidido enviar todo el chocolate a su tienda en Japón.