Banqueros de Wall Street y la dictadura argentina en el primer día de competición de la Berlinale
'Margin call' cuenta el origen en Estados Unidos de la crisis financiera de 2008, mientras que en 'El premio' una niña sufre los efectos de la persecución de su familia
Dos primeras obras en las antípodas han dado comienzo hoy viernes a la carrera para los Osos de oro en la competición de la Berlinale: por un lado el crash financiero de 2008 en Estados Unidos, desde el punto de vista de los malos, en la película Margin call, de JC Chandor, que cuenta con estrellas como Kevin Spacey, Jeremy Irons, Demi Moore y Stanley Tucchi. Por el otro la dictadura argentina, contada a través de los reflejos que produce en la vida de una niña, en un pueblo de la costa, que no entiende del todo lo que está pasando.
La Berlinale se mantiene también este año fiel a su costumbre de mezclar grandes producciones con nombres más bien desconocidos, y en este sentido el de hoy es un día emblemático, en el que las ruedas de prensa pasan de estar repletas a semivacías, mientras que frente a los micrófonos se alternan premios Oscar que pueden hablar con soltura de todo, con jóvenes inexpertos que se fatigan para ordenar las palabras.
'Margin call' es la historia de 24 horas frenéticas en un banco de inversiones en Wall Street
Margin call es la historia de 24 horas frenéticas en un banco de inversiones en Wall Street, donde un empleado se da cuenta de la irreversible situación financiera que está a punto de presentarse. Siguen un laberinto de encuentros en varios pisos del rascacielos, con varios niveles de la jerarquía, hasta llegar al líder máximo, interpretado por Jeremy Irons, quien tomará decisiones coherentes con su personaje, alguien que no respeta las reglas.
Irons: "Necesitamos moralidad"
"Muchos banqueros actúan de forma inmoral. No podemos crecer de forma permanente en un mundo de recursos limitados. Necesitamos la moralidad", ha dicho Irons en la rueda de prensa, mientras Kevin Spacey, a su lado, insistió en que también los banqueros tienen alma, "hubo un momento en Estados Unidos en el que no podías leer cada día en el periódico lo monstruosos y avaros que eran los banqueros, pero la verdad es que se trata de personas normales, que tienen trabajos normales y que tienen que cumplir ordenes", ha señalado el actor ganador de un Oscar.
Del ritmo cerrado se pasa a la lentitud total. El Premio es una curiosa coproducción mexicano-polaco-franco-alemana, es la primera película de Paula Markovitch, guionista argentina, nacionalizada en México, que escribió los guiones de las películas Lake Tahoe y Temporada de patos, del director mexicano Fernando Eimbcke.
Se trata de la historia de una niña, Paula Galinelli Hertzog, que se refugia con su madre, Laura Agorreca, en un pueblo de la costa argentina para escapar de la persecución de la dictadura militar contra su familia de disidentes, aunque la pequeña no termina de entender estos hechos. Ella repite todo el rato de memoria: "Mi padre vende cortinas, mi madre es ama de casa" a los compañeros de la escuela, pero meterá la pata a la primera ocasión.
Inspirada en su infancia
Markovitch relató en la rueda de prensa que se trata de una historia inspirada profundamente en su infancia, en los recuerdos de una dictadura vivida en los detalles, "enterrar a los libros es una metáfora de la censura en la película, pero era también una realidad en aquellos años". "Tal y como lo eran para mí las prolongadas ausencias de mi padre y sus vueltas a casa", ha añadido.
Algo de polémica ha surgido hoy en la Berlinale cuando el director alemán Uwe Boll, más conocido por su mal gusto, considerado "el peor director de Alemania", y quien sin embargo cuenta con un grupillo de seguidores frikis, presentó una denuncia contra el director de la Berlinale, Dieter Kosslick. Boll argumenta que la exclusión de su película Auschwitz no respetó las reglas del festival. El director alemán se resistió a pagar una cuota de participación de 125 euros porque, dijo, que las películas de Hollywood no la pagan.
Y es precisamente Hollywood lo que parece obsesionar a los alemanes estos días. Tanto que el artista y director Ralf Schmerberg ha llegado a reproducir en el Tiergarten la célebre palabra con letras gigantes, pero con una sola ele, "Holywood", que viene a significar "foresta sagrada", para llamar la atención por los problemas del medio ambiente.
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