El abogado de Saramago niega que Lanzarote fuese su residencia fiscal
Una sentencia de la Audiencia Nacional obligó al escritor fallecido a pagar sus impuestos en España al residir en Canarias
La defensa del recientemente fallecido Premio Nobel de literatura José Saramago ha decidido basar sus argumentos en los continuos viajes que realizaba el escritor para justificar que su residencia fiscal estaba en Portugal, a la hora de recurrir ante el Tribunal Supremo la sentencia de la Audiencia Nacional que obliga al escritor a pagar sus impuestos en España. La familia afirma que el autor pagaba allí sus impuestos "religiosamente" y que Lanzarote no era su residencia habitual. El abogado del Nobel Andrés Sánchez, de Cuatrecasas, ha asegurado que "la Audiencia acepta que es imposible saber dónde pasaba más tiempo Saramago, porque estaba en muchos sitios y esto es lo que se está cuestionando, y no es una cosa fácil", explica Sánchez.
También ha explicado el complejo sistema por el que las ganancias de las obras literarias llegaban al Nobel. La agencia literaria Mertin de Frankfurt dirigía todos los pagos por derechos de autor devengados por las obras de José Saramago en todo el mundo al sello Caminho, su editorial portuguesa. De estas sumas, ya se habrían deducido anteriormente la comisión de la agencia y las retribuciones propias en cada uno de los países de procedencia. En la editorial Caminho, que según Sánchez "concentra todos los derechos del autor", la empresa se quedaba su comisión, previamente pactada con Saramago, y transfería todo a la Sociedad Portuguesa de Autores. Según confirma la agencia alemana del escritor en un comunicado, esta sociedad es la que, tras quedarse con su parte, pagaba a Saramago, y "sobre esta cantidad, el Nobel pagaba sus impuestos en el país vecino".
Lo que España reclama al Nobel por los ejercicios tributarios de 1997, 1998, 1999 y 2000, cuya cuantía asciende a más de 717.000 euros, según el abogado, no implica que el Gobierno español se crea que Saramago no pagase sus impuestos en Portugal. Su explicación para esta "doble fiscalidad" es que "España no reconoce lo que se queda Caminho ni la Sociedad de Autores Portuguesa", lo que hace que la aplicación por parte del Fisco español del impuesto sobre el IRPF se realice sobre una cantidad más elevada que la que el Nobel realmente cobraba. "Lo que le pide España es la diferencia. La cantidad es tan grande porque no tienen en cuenta las comisiones que se quedan en Portugal", explica Sánchez.
Sánchez defiende que, a pesar de que el Nobel decidió romper sus relaciones con el Gobierno portugués en 1993 debido a una negativa del ejecutivo luso a presentar a un premio literario europeo su novela El Evangelio según Jesucristo, nunca perdió su relación con Portugal. El abogado explica que este incidente "no significó la interrupción de los lazos vitales y económicos que le unían con el territorio portugués, como así se ha acreditado ante los tribunales españoles".
Según fuentes conocedoras del caso, la Sociedad Portuguesa de Autores también estaría encargada de hacerle la declaración de impuestos a José Saramago a través de su servicio jurídico. Andrés Sánchez ha comentado al respecto que aunque no puede confirmarlo, "es muy probable que recibiese asesoramiento de la SGAE portuguesa".
Según han confirmado fuentes cercanas al Nobel, Saramago nunca fue consciente de todo este proceso, a pesar de que la sentencia se hizo pública en abril, cuando el escritor aún vivía. Su familia no quiso informarle de la reclamación que le hacía Hacienda, "debido a su delicado estado de salud". Ni siquiera cuando se recurrió la sentencia por primera vez, el 16 de julio, dos días antes de que el Nobel muriese.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.