Animadrid se hace mayor
El festival de animación celebra su décima edición con el corto como eje principal - Apuesta por Latinoamérica, con Argentina como país invitado
Hay vida después de Pixar. Quizá no sea de forma comercial, pero sí con películas de animación más modestas, aunque de calidad y llenas de historias que contar. Muestra de ello es el festival Animadrid, que arrancó ayer en Pozuelo de Alarcón (Madrid) hasta el 2 de octubre, con un especial protagonismo de la producción latinoamericana y con Argentina como país invitado.
Más de 400 películas -entre ellas, 60 cortometrajes- de EE UU, Alemania, Israel, Corea del Sur o Rusia entre otros países, participan en una muestra que cumple su décimo aniversario, y contará con reconocidos animadores, entre ellos el uruguayo Walter Tournier, el homenajeado de este año, para soplar las velas. El festival tiene como estandarte la difusión del cine de animación nacional e internacional. En estos últimos años, la muestra se ha convertido en un foro imprescindible de reunión y de discusión destinado a profesionales y amantes del dibujo animado.
El corto es el eje principal de Animadrid. Cada vez es más dificil verlos, su difusión escasea en televisiones y cines; por eso, el festival apuesta por un formato que "juega con la búsqueda de nuevos caminos, y que al no estar sometido a los dictados comerciales permite un cine más experimental, reivindicativo y libre", explica Pedro Medina, director de Animadrid desde hace cinco años. En este sentido, Internet se ha convertido en la plataforma perfecta para su difusión.
Hablamos de crisis, objetivos y deseos. La apuesta del festival ha ido dirigida hacia el cine con menos recursos. "Siempre fue una opción arriesgada, pero queríamos abrir el festival a una producción que de otra forma no nos llega y que no tiene opción de competir a nivel internacional. Por otro lado, es un cine lleno de emociones y posibilidades", explica Pedro Medina, a la vez que señala que es uno de los aspectos de la muestra que mayores satisfacciones proporciona.
¿Hay algo que hacer frente a productoras gigantes como Pixar? "Estamos hablando de producciones que lo tienen todo: buena inversión en producción, talento y por supuesto difusión, los tres pilares fundamentales, y contra eso es muy difícil luchar, pero tampoco hay que hacerlo. En contrapartida, se hacen producciones más modestas pero que también tienen buenos resultados de crítica y que proliferan en los festivales", explica Medina, fan absoluto de Pixar, la estadounidense líder en animación.
En cuanto a desterrar los tópicos de que el cine de animación es sólo para niños, el festival desea romper con esta idea con películas dirigidas a todos los públicos, especialmente al adulto. "Cada vez se hacen más películas animadas con contenido para mayores y que compiten en festivales con otras de ficción. Me fascina la primera media hora de Wall-e, de Pixar. Es prácticamente muda, una historia de amor preciosa, puro cine. No tiene que ver con los niños, es casi Chaplin. Con mucha inteligencia, Pixar está buscando abrirse también al público adulto". Al final, el cine animado divierte, sí, pero también hace pensar y hasta revuelve.
¿Crisis? "La normal, dónde no la hay, pero no se deja de hacer películas animadas. Es verdad que un nicho muy grande es la televisión donde hay una buena cantera que está trabajando y donde hay mucha demanda. La pena es que los operadores no apuesten más por las producciones nacionales, que tienen mucha calidad".
Este año, Argentina, con una de las cinematografías de mayor tradición, vitalidad y calidad de América Latina, es el país invitado. Atrás quedan El Apóstol (1917), del realizador de origen italiano Qurino Cristiani, el primer largometraje de animación de todos los tiempos, y Peludópolis (1931), del mismo autor y el primero sonoro. Los años de censura y el letargo en tiempos de la dictadura dieron paso a una explosión de nuevos animadores a partir de los noventa.
Este año, Animadrid también homenajea a la animación latinoamericana (el 4% se produce allí), dentro de la sección Una ventana abierta: Suramérica, donde se podrá tener acceso a películas de difícil visionado en España. El uruguayo Walter Tournier, quien ha trabajado con dibujos y recortables y ha animado con plastilina, será homenajeado "por su fantástica carrera, por su vena reivindicativa y por querer hacernos mejores personas", matiza Medina, que no ha perdido la capacidad de asombro, año tras año, con trabajos que buscan caminos nuevos para la animación.
Babelia
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