Ang Lee: "Entre finalizar una película y ganar un Oscar hay una distancia de 15 pollos"
El cineasta taiwanés vuelve a la comedia con el filme 'Destino: Woodstock', tras seis dramas como 'La tormenta de hielo' o 'Deseo, peligro'
La distancia entre finalizar una película y ganar un Oscar se puede medir en pollos. "Te separan unos 15". Ang Lee (Taiwán, 1954) emana calma, buen rollo y su humor, que desgrana por lo bajo, como quien no quiere la cosa, sorprende. "La promoción por la estatuilla de Hollywood dura cuatro meses y un montón de comidas. Como el pollo es un perfecto plato principal, que no está prohibido por ninguna religión, te lo ponen constantemente yo acabé comiéndome unos quince". Al final, aquella promoción, en la que él participó con Brokeback mountain, al menos le proporcionó tres estatuillas para la película, una a él como mejor director, y ninguna indigestión.
Pero Lee no está en San Sebastián para hablar de películas viejas y sí de tiempos pasados. El viernes que viene se estrena en España Destino: Woodstock, centrada en las memorias de Elliot Tiber, un chaval que por carambolas de la vida consiguió que en el verano de 1969 el mítico concierto de Woodstock (en esa localidad denegaron los permisos) se celebrara, sí, pero a unos 100 kilómetros, en las colinas de Catskills, en el pueblo de White Lake, donde la familia de Tiber tenía un motelucho y él, una licencia para montar un certamen cultural. "Me basé principalmente en su libro. Pero me documenté bien y encontré varias contradicciones. Por ejemplo, al menos cuatro personas se arrogan el descubrimiento del campo donde se celebraron los tres días de conciertos que reunieron a medio millón de personas".
Tras seis dramas y 13 años para rodarlos, Ang Lee ha decidido volver a la comedia, género en el que empezó su carrera: "Destino: Woodstock es una comedia sin cinismo. Todos los días pienso en salir a la calle y ser divertido sin cinismos. Es difícil, porque soy mayor y he perdido mucha inocencia. Pero aquí ese sentimiento naïf procedía del libro. Para mí, este filme sería la precuela de La tormenta de hielo, un drama que nace de la resaca provocada por Woodstock".
En cuanto a la juventud actual -"que espero que descubra en el cine que más de uno de sus padres fueron alocados"- Ang Lee la ve alejadísima de aquella que en los sesenta defendía el sexo, las drogas, el modo de vida hippy, la paz y el rock & roll. "Tengo dos hijos, de 25 y 19 años, y son más maduros, más sobrios con respecto los chicos de los sesenta. Son menos soñadores". El mismo Lee no era así en aquellos años. "Recuerdo ver la tele en blanco y negro en un conservador Taiwán a mis 14 años -mientras mi casa era sobrevolada por los aviones estadounidenses de una cercana base aérea- y en las noticias salían aquellos melenudos... Eran muy cool". Su propio Woodstock llegó a los 23 años, cuando se fue a estudiar drama a EE UU. "Leí un libro en el que los comunistas eran los buenos y nosotros los malos, y eso me trastocó el pensamiento. En cuanto a la liberación sexual... Mira, hice Deseo, peligro para superar los prejuicios y ni así he podido".
El cineasta ha pasado por todos los géneros (ahora prepara un filme en el que toca la religión, al adaptar el libro Life of Pi) excepto... "Nunca hará un cuento sobre fantasmas. En el fondo soy un actor. Cuando hago una película interpreto todos los caracteres y los fantasmas me dan yuyo". Aunque a continuación reconoce que necesita cambiar de género. "Así continúo aprendiendo sobre la vida y la gente". Y que necesita emocionarse con cada trabajo. "Cada vez que leo un libro, o me surge una historia que me emociona, dejo pasar un tiempo. Si sigue el sentimiento, empiezo con el filme. Porque necesito que esa emoción dure un año o más, el tiempo que dedicaré a ese trabajo". ¿Qué queda hoy de Woodstock? "Las semillas de Woodstock nos han traído la presidencia de Obama. Hemos perdido inocencia, pero ellos nos enseñaron a amar el medio ambiente, a defender los derechos humanos y a abrazar otras culturas".
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