La esquizofrenia de un país a través de una cámara
David Alan Harvey fotografía familias para diseccionar la sociedad estadounidense
Creció en una pequeña ciudad de Virginia donde no había museos ni galerías de arte. Por alguna razón del destino, David Alan Harvey (San Francisco, 1944) descubrió a Henri Cartier-Bresson a los 14 años y entonces decidió que también él, algún día, pertenecería a Magnum, la agencia que fundó el fotógrafo francés con Robert Capa, George Rodger y Chim Seymour. "Si querías ser un fotógrafo de guerra necesitabas una guerra; si querías ser fotógrafo de moda necesitabas una modelo; si querías ser un fotógrafo deportivo necesitabas un equipo de fútbol. Yo no tenía nada de eso. Por eso me gustaban los fotógrafos de Magnum: porque no necesitaban nada más que la vida alrededor, se dedicaban a documentar la vida sin importar si las fotografías iban a acabar en un museo o en un libro. Sí, antes de entrar en Magnum ya estaba enamorado de esos fotógrafos", asegura Harvey, miembro de la agencia desde 1997, pero que mucho antes se había dado a conocer como una de las firmas de referencia del National Geographic.
Harvey recordaba sus comienzos el miércoles 25, pocas horas después de impartir una de sus clases en la escuela de fotografía EFTI de Madrid, como ha venido haciendo en las dos últimas semanas. Una actividad, la enseñanza, que nunca ha dejado desde que se licenció en Historia del Arte y Periodismo por la Universidad de Missouri hace cuatro décadas. Su interés por los jóvenes va más allá. Desde su revista online , Burn Magazine, ofrece a fotógrafos noveles la posibilidad de mostrar sus trabajos. Además, ha sido el promotor del Fondo para Fotógrafos Emergentes, dentro de la Magnum Cultural Foundation, que cada año concede una beca de 10.000 dólares (7.500 euros): "No puedo ocuparme de todos los fotógrafos, pero sí puedo ocuparme de uno. Eso me hace sentirme bien".
Para Harvey, formar parte de Magnum es algo más que pertenecer a una organización que se ocupa de gestionar su archivo, le organiza exposiciones y le ayuda a publicar libros. "Para mí, es maravilloso por los demás fotógrafos, que siempre están haciendo cosas increíbles que yo respeto. Dentro de Magnum hay muchos tipos de fotógrafos, por lo cual no lo veo como una competición, sino como algo muy enriquecedor. Me gusta la naturaleza ecléctica de la agencia", asegura.
Aunque no lo domina, a Harvey le gusta intercalar palabras en español aquí y allá en su discurso. Su interés por España se remonta a finales de los 70, cuando, al volante de un Volkswagen, recorría el país con su novia vasca y leía el Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela. Precisamente, de esa obra tomó el título de Alma dividida, un proyecto que empezó entonces y que terminó en 2000, año en que tomó la última fotografía de este viaje que le llevó a recorrer España, Portugal, África y Latinoamérica. "Cela escribe del alma dividida de la cultura española: los conquistadores y la Iglesia, esa doble personalidad que hoy también tiene mi país. Alma dividida es un trabajo no académico sobre la cultura española, portuguesa, africana y los indígenas de América".
Durante décadas, Harvey ha sido testigo de la actualidad española. Fue la sombra, por ejemplo, de Mario Conde en su etapa de gloria como presidente de Banesto: "Fue difícil. Él quería una foto muy seria en su oficina, pero finalmente conseguí que se olvidara de mí, hasta que fui invisible", dice Harvey. Al final, la imagen que incluyó en Alma dividida se tomó de madrugada. En ella, un Conde condescendiente saluda a alguien que parece pedirle algo: "Parece Robert De Niro...", insinúa el fotógrafo. Para entonces, ya tenía experiencia en codearse con lo más selecto de la política española. Incluso con el rey Juan Carlos, a quien fotografió en mangas de camisa jugando con su hijo, entonces niño, Felipe. "Sabía que le interesaban la fotografía y las motos, y yo también tenía moto. También que le gustaba la cultura maya, y yo acababa de hacer un trabajo en Yucatán. Tengo fotos de Juan Carlos, con camisa arremangada, jugando con Felipe. Fue una buena sesión".
Su último trabajo, Prueba de vida, sobre la cultura del hip hop, se publicó el año pasado en un libro que incluye letras de rappers que fotografió en el Bronx neoyorquino. Aunque este trabajo le llevó por todo el mundo, hasta los orígenes del hip hop en Senegal: "Los griots transmiten en África historias, acompañados por la kora y la percusión, con el mismo tipo de llamada y respuesta que usa ese estilo musical. De aquí salieron los africanos que luego trabajaron la caña de azúcar en Brasil y el algodón en Estados Unidos. Así nació el blues, el rock... todo viene de esa llamada y respuesta. Es una larga historia. Todo está interconectado", explica Harvey. El libro incluye imágenes de estrellas, como Snoop Dogg, pero también de desconocidos: " Snoop Dogg era como ellos. Sencillamente tuvo más suerte. Las opciones de estos chicos son: llegar a ser ricos, la cárcel o la muerte. Lo que más feliz me hace es que, por ejemplo, uno de ellos, que estuvo 10 años en la cárcel, tenía en la exposición que organicé una foto tan grande como la de los famosos. Y al menos este chico tiene este libro para el resto de su vida".
Ahora Harvey se dedica a un proyecto que remite al primer trabajo fotográfico de su vida, Off for a family drive (Un paseo en familia), el reportaje que realizó sobre su propia familia a los 14 años. La idea nació de la frustración que sentía con la política exterior de Estados Unidos en la era Bush. "Siempre he estado interesado en la personalidad dividida de mi país", explica. "Ahora nosotros somos los conquistadores, con Dios de nuestra parte y todo eso. Eso me frustra mucho. Y pensé, ¿cómo hacer algo interesante sobre la gente de mi país, un país políticamente dividido al 50%? Si retrataba familias podría tocar distintos temas: de derechas, de izquierdas, gays, inmigrantes mexicanos...puedo fotografiar todos los temas imaginables sin hablar directamente de política". Así, con su coche, una cámara de gran formato y una grabadora, Harvey está realizando su gran retrato de Estados Unidos.
Babelia
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