La venganza de los Lakers
Bryant y Gasol deciden el duelo de aspirantes al anillo y cortan la racha de los campeones
Los Ángeles Lakers calmaron la euforia que desde hace 20 partidos se vive en el vestuario de los Celtics de Boston. El encuentro más morboso de la jornada, los vigentes campeones frente a los finalistas, se resolvió con victoria amarilla (92-83) a modo de revancha por la humillación vivida en junio, antes de que la franquicia de Boston se adjudicara el campeonato. Un duelo en el que la actuación de Kobe Bryant fue vital para frenar el trío más famoso de la NBA, el Big Three céltico. Pau Gasol, a quien le volvieron los nervios, se rehizo en la última parte del partido y secundó el marcador de los Lakers con 20 puntos y cinco asistencias.
La labor de Bryant en los primeros compases del partido sirvió para enchufar al resto del equipo en una reproducción de la final del año pasado, en la que de nuevo brillaron Garnett, Pierce y Allen, con 22, 22 y 14 puntos respectivamente por parte de Boston. También la grada jugó su papel. El lleno en el Staples Center pedía a gritos redimirse de la humillación de los playoff 2008, y espoleados por su afición, los jugadores de Phil Jackson se lanzaron desde el minuto uno a por los de 'Doc' Rivers. Todos menos Lamar Odom, errático, y Gasol, que compensó su fallo en los cuatro primeros lanzamientos a canasta con una buena labor defensiva.
BOSTON CELTICS 83 - 92 LOS ANGELES LAKERS
Los Angeles Lakers (23+28+20+21) 92: Fisher (6), Bryant (27), Walton (8), Gasol (20), Bynum (9) -cinco inicial-, Odom (10), Ariza (2), Vujacic (10) y Radmanovic (-).
Boston Celtics (24+21+22+16) 83: Rondo (6), Ray Allen (14), Pierce (20), Garnett (22), Perkins (8) -cinco inicial-, Davis (4), Tony Allen (6), House (2), Scalabrine (-) y Powe (1).
Árbitros: Javie, Kennedy y Richardson. Sin expulsados.
Incidencias: Partido de temporada regular disputado en el Staples Center, de Los Angeles, ante 18.997 espectadores. Lleno.
De las manos de Bryant llegó el momento cumbre de la primera parte. La estrella angelina, líder total de su equipo, protagonizó un impensable robo de balón que recogió Trevor Ariza y éste, casi fuera de la pintura, se lo pasó a Sasha Vujacic para que anotase con personal. El público estalló con gritos de "¡Boston sucks!" ("¡Boston apesta!") mientras el escolta esloveno se golpeaba el pecho. El recuerdo de la final estaba demasiado presente en el respetable.
Los Lakers volvían a ser un conjunto, y el europeo, con un triple y dos tiros libres más, fraguó la primera ventaja sustancial para los locales (39-29), pero entonces emergió la figura de Kevin Garnett, con seis de seis en el tiro hasta el descanso (51-45), que le ganó la batalla física y mental a un Gasol desconcertado por la permisividad de los árbitros hacia el ala-pívot de los Celtics.
Las piezas exteriores encajaban a la perfección en el mecanismo de los Lakers, que sólo echaban de menos que su pívot titular, Andrew Bynum, absorbiera más juego desde la zona dada su superioridad física sobre Kendrick Perkins, y que Gasol despertase. Ambos lograron sendos objetivos a partir del tercer cuarto, pero no sirvió para que Boston renunciase al partido. De hecho, Pierce tomó el mando para adelantar a los suyos (62-64, m.33) por primera vez desde el final del primer periodo, aunque la reacción de Boston recibió contestación con dos triples consecutivos de Odom.
Con 71-67, sólo el Big Three mantenía a los Celtics a flote. Su banquillo aportaba hasta el momento tres puntos, pero jugadores como House y Tony Allen dieron un paso al frente. A falta de siete minutos (77-75), Jackson y Doc Rivers pusieron toda la artillería en pista. Cada canasta costaba un mundo. Cada acción era luchada hasta la extenuación. Puro baloncesto. Y en ese panorama, reapareció la figura española de los Lakers, que sacó todo su orgullo para anotar siete puntos consecutivos (88-83, m.47) y redimirse de su irregular primera mitad ante los ojos de su público.
Al final quedó claro que sólo los Lakers son capaces de frenar a los de Massachussets . Una victoria, la 1.000 de Phil Jackson, el técnico más joven en lograr esa marca, que sirvió para vengarse, para lanzar un aviso de cara al futuro y para aplacar a unos Celtics que vuelven a bajar a la tierra. Toca empezar de nuevo. La próxima pre-final, el 5 de febrero.
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