'Mi padre es ingeniero' y 'Carta de una desconocida' compiten en la sección oficial
Marisa Paredes presenta 'Frío sol de invierno' en Zabaltegui
El cineasta francés Robert Guediguian recurre al simbolismo, pero sin despegarse de la realidad, en Mi padre es ingeniero, filme que ha competido hoy en la Sección Oficial del festival de San Sebastián con la cinta china Carta de una desconocida, revisión oriental de este clásico de Hollywood.
En Mi padre es ingeniero Guediguian vuelve con sus actores de siempre (Arianne Ascaride y Jean Pierre Darroussin) y a su Marsella natal, para narrar la historia de una pareja de médicos que se ama desde los 14 años, pero a quienes la vida lleva por distintos caminos. El emprende una carrera política y ella elige instalar su consulta en un barrio marginal. Pasados los años, ella vive postrada, en estado catatónico, debido a un traumático hecho que sólo se desvelará al final de la película. Y él, triunfador en París, regresa para cuidarla y continuar su relación.
Guediguian habla en Mi padre es ingenierodel deber de comprometerse y del desencanto político, sin dejar de lado la denuncia del racismo, del fascismo que se esconde bajo una piel de perfecto izquierdista y de los malos tratos, manteniendo intacta su militancia política. Pero el cineasta francés, autor de filmes como Marius y Jeanette, se despega a ratos de la realidad para introducir el símbolo de la Natividad, en un intento por explicar así, según él mismo confiesa, que los valores como el compromiso o la solidaridad existen antes del cristianismo y del comunismo.
Una producción cuidada y preciosista
Sin embargo, esa Natividad que propone Guediguian choca con el resto de la película, un filme que, salvando esta simbología, conecta con la filmografía más dura de este cineasta francés que, al igual que en su último trabajo, Marie Jo y sus dos amantes, deja salir su vena poética. La segunda película a competición hoy en la Sección Oficial ha sido Carta de una desconocida, de la cineasta china Xu Jinglei, quien también firma el guión de esta adaptación de un relato del siglo XIX que Hollywood llevó al cine de la mano de Max Ophuls.
Jinglei ambienta en Pekín, cuando un afamado escritor recibe la carta anónima de una mujer que acaba de morir. En ella, la mujer le desvela cómo comenzó a amarle siendo niña, cuando él se traslado a su vecindario. Entonces él no se fijó en ella, pero más adelante llegó a mantener una breve relación de la que nació un niño. Ella nunca se lo contó, ni siquiera cuando tuvieron años más tarde un segundo encuentro amoroso. El nunca la reconoció y ahora, que su hijo ha muerto, ella decide hacerle esta confesión antes de terminar con su vida. La cineasta traslada eficazmente el universo del relato al Pekín de los años 40, en una producción cuidada y preciosista que no llega a superar al clásico de Ophuls, pero que se ve con agrado.
Por su parte, la actriz Marisa Paredes ha presentado en la sección Zabaltegui el filme Frío sol de invierno, el debú de Pablo Malo. Sobre su experiencia con jóvenes realizadores, Paredes ha señalado: "Me interesa mucho descubrir gente y que ellos me descubran a mí. Además tienen un mundo propio y eso es apasionante, me excita y me
estimula". Recordando las palabras de Pedro Almodóvar, la actriz ha señalado que "en una de estas colaboraciones puedes descubrir a un director estupendo, como pasó con Agustín Villaronga o ahora con Pablo Malo". En el guión de Frío sol de invierno, Paredes vio "una historia nada convencional, con un director que además la planteaba de forma poco habitual".
Babelia
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