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El Cervantes premia la poesía del amor oscuro del chileno Gonzalo Rojas

"La poesía no se merece, te viene o no. Es un azar. La vibración no pertenece al poeta. Si le viene dada, ¿de qué presumir entonces?", reconoce el autor

A diez días de cumplir 86 años, el poeta chileno Gonzalo Rojas ha visto reconocida con el Premio Cervantes su obra poética, en la que el amor es un manto tejido por el erotismo y la pulsión fatal. El galardón fue instituido en 1975 por el Ministerio de Cultura para dar gloria inmortal y terrenal (algo más de 90.000 euros) al conjunto de la obra de un autor por su aportación a las letras hispanas. El año pasado recayó en el escritor español José Jiménez Lozano.

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Rojas es autor de una obra exigua (apenas 17 libros) y vertebrada por los ejes del amor, el erotismo y el enfrentamiento entre la vida y la muerte. Ha compaginado su tarea literaria con la docencia en las universidades de Santiago de Chile, Caracas y Utah. Su obra mereció el premio Reina Sofía de poesía y en Nacional de Literatura de Chile, ambos en 1992.

Rojas ha agradecido el reconocimiento como "lo más extraordinario" para cualquier escritor, un honor para él y para los chilenos, y ha dedicado el honor del galardón a su esposa Hilda R. May, fallecida hace siete años, y el dinero a sus hijos. "La ministra [de Cultura, Pilar del Castillo] me dio la noticia, me tocó el alma", ha asegurado el autor, que, con humildad, ha apostillado: "No es tanto el mérito mío, esa es la verdad, hay otros amigos que podrían tenerlo y merecerlo, Nicanor Parra, por ejemplo, a quien yo quiero mucho".

"El éxito es pavoroso"

"Lentiforme, de los que no se apresuran", Rojas no se considera un "inventor" sino "un poeta genealógico" huérfano de paisajes, "por muy hermosos que resulten", e "iberoamericano antes que chileno". Respecto a su obra, reconoce que "no hay poeta que no esté vuelto al amor", aunque apostilla, como autor "parco y libre", que prefiere a Quevedo antes que a Bécquer.

"Trato de pensar adelante y atrás, de entrar, como decía Apollinaire, en la larga lucha entre invención y tradición", afirma Rojas, y concluye: "Parezco un poeta culto, en fin, de buenas lecturas, los clásicos, los románticos, pero también oigo la oralidad de los pueblos americanos, y me gusta injertar eso en lo culto, me gusta esa disipación". Declara además no pertenecer a la "poesía militante, esa fanfarria verbal", y tan sólo ahora, "a la temprana edad de 85", empieza a "descifrar" algunos de sus "poemas remotos".

Y reflexiona el poeta: "El éxito es pavoroso, ya se sabe. El poeta figura, sin quererlo o a veces sí, acaba convertido en figurón, y eso falta a todo lo recto, al pudor y a la gracia". Valga esta reflexión para encabezar hoy el quicio de la puerta por la que se ha colado en el panteón de las letras hispanas: "La vanidad es un gran enemigo. Si no te abstraes de las trampas de la alabanza y el éxito, estás perdido. La poesía no se merece, te viene o no. Es un azar. La vibración no le pertenece al poeta. Si le viene dada, ¿de qué presumir entonces? Los riesgos son enormes, y el mayor de ellos es seguramente el patetismo".

Gonzalo Rojas, en la Residencia de Estudiantes.
Gonzalo Rojas, en la Residencia de Estudiantes.BERNARDO PÉREZ

La regla nunca escrita

Las quinielas primaban este año a los autores hispanoamericanos, dado que una regla no escrita y no siempre respetada anima a repartir el galardón entre ambas orillas en años alternos. Junto al de Gonzalo Rojas, los nombres que más fuerte sonaban en esta ocasión eran los del novelista peruano Alfredo Bryce Echenique, el uruguayo Mario Benedetti y los españoles Ana María Matute, Carlos Bousoño y Juan Marsé.

El galardón, considerado el Nobel de las letras hispanas, lo decide un jurado integrado por el director de la Real Academia de la Lengua Española, el premiado anterior y seis personalidades del mundo académico, literario o universitario de ambas orillas. La presidencia, rotatoria, recae el director de una de las Academias (en esta ocasión, la chilena).

El Premio Cervantes ha distinguido hasta ahora a 15 intelectuales españoles y a 14 latinoamericanos, de los que sólo dos son mujeres: la española María Zambrano y la cubana Dulce María Loynaz. El galardón será entregado por el rey Juan Carlos en una solemne ceremonia que se celebra el 23 de abril, fecha de la muerte de Cervantes, en la Universidad de Alcalá de Henares.

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