El espejismo de la pandemia: las emisiones globales de CO₂ rebotan un 5% y vuelven a los niveles precovid
El empleo del carbón en China hará que el dióxido de carbono expulsado por el sector energético mundial sea en 2021 similar al de 2019
Después de los anuncios y compromisos de los líderes internacionales en la cumbre del clima de Glasgow para finales de esta década o mediados de siglo, llega la cruda realidad de lo que está ocurriendo ahora: las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), el principal gas de efecto invernadero, se han disparado este año y se espera que regresen prácticamente a los niveles previos a la pandemia. El regusto amargo por la sensación de oportunidad perdida con el que arrancó la cumbre climática el domingo debido a la ausencia de una recuperación verdaderamente verde tras lo peor de la covid se acrecienta con los datos que presenta este jueves Global Carbon Project, el proyecto del grupo de científicos referente en el monitoreo de las emisiones mundiales de CO₂. Según sus cálculos, el dióxido de carbono expulsado por el sector energético crecerá un 4,9% este 2021 respecto al año anterior. Solo hay un precedente similar de un aumento tan grande: el incremento de más del 5% en 2010 tras la gran recesión.
En 2020, los cierres por la pandemia en todo el mundo llevaron a un descenso del 5,4% del CO₂, con lo que el rebote que se espera conducirá a unas emisiones similares a las de 2019 a finales de este año. Vuelta a la casilla de salida. Y el problema es que los objetivos inmediatos a los que se han comprometido la mayoría de los gobiernos del mundo no llevan a la necesaria caída de las emisiones en los próximos años, sino a un estancamiento en el mejor de los casos para 2030.
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El principal responsable del rebote global de las emisiones este 2021 es el incremento del uso del carbón para el sector energético e industrial en China, según se desprende del análisis presentado coincidiendo con la COP26, que se celebra en la ciudad escocesa de Glasgow hasta el 12 de noviembre. Las emisiones de este combustible fósil —el principal emisor mundial de CO₂— y del gas natural han recuperado los niveles previos a la pandemia. No ocurre así, de momento, con el petróleo, cuyas emisiones siguen estando por debajo de las de 2019 al no haberse recuperado completamente los sectores del transporte por carretera y la aviación.
El matemático Pierre Friedlingstein, de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y coordinador del estudio, resume así el problema y la solución: “El rápido repunte de las emisiones a medida que las economías se recuperan de la pandemia refuerza la necesidad de una acción global inmediata frente al cambio climático”. Pero, de momento, los planes de estímulo para salir de la crisis de la covid no han sido la solución: menos del 20% del gasto hecho hasta el primer semestre de este año se puede considerar verde, es decir, que servirá para reducir las emisiones mundiales, según un reciente estudio de Naciones Unidas.
Pep Canadell, director ejecutivo de Global Carbon Project, suele explicar lo que ha ocurrido con una metáfora automovilística: “Si dejas de usar un coche, deja de emitir gases. Pero cuando lo vuelves a arrancar, expulsa lo mismo porque no has cambiado el motor”. Cuando se ha vuelto a poner en marcha la economía mundial, China ha seguido con la misma tendencia creciente de emisiones, lo que arrastra al resto del planeta: el estudio prevé que las emisiones de dióxido de carbono de China aumenten un 4% en 2021 (en 2020 la covid hizo que solo crecieran un 1,4%).
Cuatro grandes economías —China, Estados Unidos, la Unión Europea e India— serán responsables este 2021 del 59% de todo el dióxido de carbono que expulse el sector mundial de la energía y la industria. China será de lejos la primera, con el 31% de las emisiones. Le seguirán Estados Unidos, con el 14%, y la UE y la India, con un 7% cada una.
En el caso de Estados Unidos y la UE, el estudio pronostica que ambas economías continúen con la tendencia de reducción progresiva de las emisiones que ya llevaban antes de la covid. En 2021, el CO₂ del país norteamericano crecerá un 7,6%, pero no recuperará el terreno perdido en la pandemia, ya que en 2020 cayó un 10,6%. Por lo tanto, cuando termine este año, las emisiones de Estados Unidos serán un 3,7% menores que en 2019, en línea con el camino que había tomado desde 2005.
Lo mismo ocurre con la Unión Europea. Cuando cierre 2021, las emisiones del principal gas de efecto invernadero relacionadas con los combustibles fósiles habrán crecido un 7,6%, algo que no sirve para contrarrestar la caída del 10,9% en 2020 por la covid. Si se comparan las emisiones de Europa de 2021 con las de 2019, la caída será del 4,2%. La UE alcanzó su pico de emisiones en 1990 y desde entonces continúan descendiendo.
El cuarto gran actor de esta película, la India, verá cómo en 2021 el dióxido de carbono que expulsa su economía rebota un 12,6% tras la caída del 7,3% del 2020. Esto hace que, al igual que China, siga con su tendencia creciente: la variación entre 2019 y 2021 será del 4,4%.
La evolución india, cuyo desarrollo económico le lleva a ese incremento de emisiones, es motivo de preocupación entre los expertos en la lucha contra el cambio climático. Pero el gran quebradero de cabeza ahora es China, que solo se ha fijado como compromiso para esta década ante la ONU alcanzar su pico de emisiones antes de 2030. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha criticado además durante la cumbre la negativa del presidente chino, Xi Jinping, a asistir presencialmente. “Han perdido la capacidad de influir en las personas de todo el mundo y en las que estamos aquí”, dijo Biden respecto a esta ausencia y la del presidente ruso, Vladímir Putin.
Para el resto de la economía mundial, responsable del 41% de las emisiones de dióxido de carbono restantes, el estudio de Global Carbon Project prevé para 2021 un incremento del 2,9%, frente a la caída del 7% de 2020. Con lo que el balance entre 2019 y 2021 será una caída del 4,2%.
Por combustibles, el carbón sigue siendo el principal responsable de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, seguido del gas natural y del petróleo. El pico del uso del carbón se alcanzó en 2014 y durante varios años se pensó que había comenzado una senda de reducción sostenida. Pero el repunte de su uso en China a partir de 2016 contradice esa percepción.
Pese a estas malas noticias, los expertos que han realizado este análisis aseguran que la covid ha podido acelerar la transición a las renovables en el mundo. De hecho, en la pasada década se vivió un proceso de descarbonización mundial con la reducción de las emisiones en Estados Unidos, la UE y una ralentización del crecimiento en China gracias en gran medida al despliegue de las renovables. Pero ahora se trata de un problema de velocidad, ya que su incremento no va lo suficientemente rápido para poder compensar la creciente demanda de energía, que se acaba cubriendo con combustibles fósiles mayoritariamente.
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