Ecosistema Ahora
Emprendedores, activistas, empresas, consultoras, urbanistas y expertos en finanzas y economía circular dibujan el plano de un tiempo donde el ser humano y su relación con la naturaleza definirán el futuro
La segunda edición de Ecosistema Ahora, organizado por El PAÍS con el impulso de Banco Santander y el patrocinio de EY, Redeia, Veolia y XCalibur, lleva un subtítulo sin retorno: La crisis climática no espera a nadie. Retos, soluciones. Transformación energética, nuevas tecnologías, compromiso ciudadano, economía circular, reutilización, financiación verde. Recuperar la mejor versión del ser humano.
El moderador recuerda al inicio que el 4 de mayo de 1976, cuando EL PAÍS publicó su primer número, ya llevaba una noticia sobre el clima. Hoy nadie sabe si se conseguirá —como fijaba el Acuerdo de París de 2015— mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados. O si aumentarán los plazos para las solicitudes de subvenciones europeas. Pero los vientos futuros no doblegarán cipreses.
Desde luego, existen cauces que fluyen en el sentido del río. El gestor de infraestructuras Redeia ya ha conseguido que el mix energético sea en un 54% renovable este año. Para 2030 el objetivo, según su presidenta, Beatriz Corredor, es alcanzar el 81%. España ha logrado eludir el chantaje energético ruso. Lleva dos décadas desarrollando energías renovables. “Tenemos el sistema más avanzado del mundo en términos de producción y también de la medición de las necesidades de estas energías. El país aprovecha el 98% de toda la que se genera. Nadie nos supera”, defiende la directiva. El futuro resulta más verde y con mayor capacidad de almacenamiento. Y en esa línea de récords: “Somos la geografía con más capacidad de integración del planeta”, asume Corredor. Y la brecha digital —pese a la dispersión geográfica— tiene, por ejemplo, una capacidad “brutal” en fibra óptica. “Seremos, también, la primera nación del mundo donde desaparezca esa grieta”, prevé.
España se ha convertido en la tierra prometida de las energías verdes. La firma Vortex Bladeless es capaz de crear aerogeneradores sin palas. “Son más silenciosos, sostenibles y tienen menor impacto visual”, explica su director general, Rodrigo Rupérez. Es tecnología española, pero hay que ajustar otras piezas. “Tenemos dificultades a la hora de conseguir las certificaciones”, reconoce Luis Muñoz, fundador de Solum, firma que diseña, fabrica y vende puestos de recarga para vehículos eléctricos de movilidad personal. “Hace falta una reforma del sistema marginalista eléctrico [los productores lanzan sus ofertas con distintos precios] para que no caiga la rentabilidad de los proyectos”, subraya Raquel Paule, directora general de Fundación Renovables. “Sin una aceptación social no tendremos una aceptación energética”. De ahí el valor de ideas como Vortex Bladeless.
La tecnología no cae del cielo; tampoco el agua. Las reservas hídricas en España estaban a finales de junio en el 47,2%. Pero una vez más, el orvallo de la esperanza. Agbar (filial de Veolia) recicla en su depuradora del Baix Llobregat (Barcelona) 60 millones de metros cúbicos. Un metro cúbico equivale, recuerda Joaquín Suescun, director de Grandes Proyectos para la Transformación Ecológica de Veolia España, a mil botellas de agua de litro. Más allá de las matemáticas, la semántica. Veolia encuestó a 15.000 personas para su Barómetro de Transformación Ecológica. Dos datos: el 67% piensa que no actuar es más caro que actuar; el 60% que el futuro habita en nuestras manos. Simplicidad de creer. Sagrario Sáez, directora de Sostenibilidad de Heineken España, la encuentra incluso en un producto cuyo 95% es agua. Ahora, entre otras medidas, gracias a un empaquetado de cartón. También han recuperado cuatro lagunas de Doñana. L’Oréal está a su vez comprometida con la limpieza de océanos y ríos. Delia García, su responsable de sostenibilidad, conoce la importancia de productos que tocan la piel.
El cambio no solo pasa por capas de piel, también de terreno. Se inicia una carrera mundial por los nuevos minerales (litio, níquel, cobalto) imprescindibles para la transición energética. “Circula un enorme volumen de dinero para buscarlos, aunque hace falta más financiación”. Víctor González, director de Xcalibur MPH España, está más cerca de la tecnología que de la minería de siempre. Mapeo inteligente digital: aviones que vuelan a baja altura para analizar qué posibles minerales esconde el subsuelo. Análisis de datos, no la fiebre de oro del Yukón. La UE intenta cerrar acuerdos con Sudáfrica y la República Democrática del Congo. También Canadá, Colombia, Australia. “Va a generar un mundo muy interesante”, avisa González, sobre todo para quienes tienen los recursos.
El vital debate energético
En España retorna el debate de ampliar la vida de las centrales nucleares. “Las eléctricas querrán aumentar su tiempo para exigir una factura más alta, que terminará pagando el consumidor. El presidente del PP, Feijóo, abrirá el melón y lo volverá a cerrar. Resulta muy difícil de justificar en un país de renovables”, observa Pedro Fresco, experto y autor de El nuevo orden verde. El átomo parece que dejará de girar en España, pese a otras órbitas. “Las eléctricas piden una fiscalidad justa y los operadores nucleares están preparados para trabajar a largo plazo”, enmienda Alfredo García, divulgador nuclear. Y añade: “El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) presentado hace unos días por el Gobierno no se lo cree nadie que sepa algo de energía”. Es una opinión, acertada o errónea.
El transporte, la movilidad y las ciudades sostenibles trasladan la narrativa. Un tema de país. ¿Cómo vivimos? David Pérez, SVP de Stakeholder Relations de Cabify, asegura que sus modelos de transporte están ocupados un 60% del tiempo; Carlos Ferrando, consejero delegado de cascos Closca critica que el 60% del espacio público lo ocupen parkings, y Patricia Benayas, fundadora de Estirandoeltiempo, defiende que si trabajamos por objetivos la experiencia laboral será más sostenible. “La palabra es hacer las cosas que hay que hacer pero cuidando la salud, y eso es cuidar el medio ambiente”, recalca.
Las voces optimistas cuentan las virtudes de atraer talento o tener un parque cerca, otros ámbitos urbanos. Prospera un activismo climático que arraiga como un césped bien cuidado. Bilbo Bassaterra, cofundador de Futuro Vegetal, ha respaldado pegarse a Las Majas de Goya en El Prado. “Sé que hay gente que me odia. No lo hago por gusto. Enfrentar penas de prisión de hasta ocho años resulta algo que nadie quiere vivir. Pero es la forma de hacer llegar nuestro mensaje”.
La eficiencia energética tiene pilares de arena de playa. El 83% de los hogares españoles posee un calificación tipo E o menor; solo el 17% dispone de cierta eficiencia. “Es verdad que se está notando un repunte de la demanda de financiación de esta actividad pero no resulta suficiente”, comenta Alejandro Barrenechea, director de Consumo de Santander España. “El banco, empezando por la presidenta [Ana Patricia Botín], tiene un compromiso indiscutible con la sostenibilidad y la biodiversidad. Es una actitud sincera, trasversal, que recorre toda la compañía”. Se han publicado estudios —recuerda Beatriz Sánchez, responsable del Programa de Biodiversidad Urbana en SEO/Birdlife— que relacionan el contacto con la naturaleza y la disminución del estrés. “Necesitamos más árboles y sacar los coches de la ciudad”, subraya. Porque, como reflexiona Manuel Franco, médico investigador especializado en epidemiología y salud urbana y autor de la sección La salud va por barrios en EL PAÍS, “lo bueno es que no tengas el [parque del] Retiro al lado, sino un espacio verde a 300 metros de tu casa”.
Ese hogar encendido resulta el día a día de Alberto Castilla, socio responsable de EY. Es franco. Ahora tienen herramientas para analizar los criterios de unas 4.500 empresas con la misma precisión con la que analizan el balance de las compañías. “Algunas ven este mundo como una opción de negocio y otras lo perciben al igual que un dolor”, describe. Pero es dispararse en un pie. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae) ha multiplicado por diez su presupuesto. Hay convocatorias de sostenibilidad que superan los 200 millones de euros. “Eficiencia energética, generación, almacenamiento o descarbonización encuentran respaldo”, detalla Castilla. “Las eléctricas están aprovechando las oportunidades”, refrenda Ana Belén Sánchez, asesora del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. “Pero nuestro desafío es que nadie se quede atrás y para eso debemos llevar actividad económica a las zonas más afectadas por la transición”. Además de facilitar financiación a las pymes, “que está siendo complicado”, asegura Fernando Pérez, director de la unidad de negocio de Programas Nacionales y de la sede de Madrid de Zabala Innovation.
Al ecosistema le faltaría biodiversidad sin la economía y los emprendedores. Nuria Nubiola, fundadora de Back To Eco e Infinit Denim, y Carol Blázquez García, directora de Innovación y Sostenibilidad de Ecoalf, tienen un enemigo común: la moda rápida. “Para mí el gran problema es la sobreproducción”, dice Blázquez. “El 30% nunca nadie lo vestirá”. Por eso lo estiran a la máxima dificultad. “Tratamos de reciclar todo el algodón. Algo muy complicado”, avanza. Nubiola espera que la normativa de la UE que entra en vigor en 2025 “acabe con el desperdicio”.
Vivencias que aportan
Les interesan las vivencias de otros jóvenes “pioneros” de la sostenibilidad. Dino Zweig, CEO en Ikikai de Hune, ha decidido que su espacio fuera el reciclado sostenible de productos electrónicos. Utilizan plástico desechado para fabricar carcasas de móviles. “La comunicación, dado nuestro presupuesto, es uno de los temas más difíciles. Pero no nos mueve el dinero”, asegura. Eso sí, saben cómo patear el balón tecnológico. “El 80% del impacto ambiental radica en la etapa de diseño”, revela. El negocio de Felipe Turell discurre en otra orilla. Una pizzería (Mo de Movimiento) de triple impacto en Madrid. Apuesta por trabajadores de empleabilidad difícil, utiliza productos naturales y las ganancias no son el objetivo. “Llevamos 36 meses abiertos y nos va muy bien”, resume. Juan Cereijo es consejero delegado de Mica, que elabora una cerveza de pan donde casi todo resulta biodegradable, de las tintas al packaging.
Gabriela Salord trabajaba en un fondo de inversión. En 2018 un amigo la puso en contacto con Nuria Val y congeniaron. Cosmética natural, más allá de los ingredientes. “Nuestro empaquetado es 90% de vidrio”, explica Salord, cofundadora de Rowse. “Vendemos por comercio electrónico y jamás imaginamos que nos iría tan bién”, admite. “Emprender es difícil y apasionante”, refrenda José María Párraga, subdirector general de la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio.Gabriela Salord trabajaba en un fondo de inversión. En 2018 un amigo la puso en contacto con Nuria Val y congeniaron. Cosmética natural, más allá de los ingredientes. “Nuestro empaquetado es 90% de vidrio”, explica Salord, cofundadora de Rowse. “Vendemos por comercio electrónico y jamás imaginamos que nos iría tan bién”, admite. “Emprender es difícil y apasionante”, refrenda José María Párraga, subdirector general de la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio.
Carne cultivada y proteínas vegetales
“No existe nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Con esta cita de Victor Hugo sueñan los fabricantes que elaboran pollo a partir de proteínas vegetales o que cultivan carne. Estados Unidos acaba de aprobar esto último. “Consiste en tomar, sin matarlo, células musculares del animal y replicarlas en recipientes especiales”, indica Íñigo Charola, director general de Biotech Foods. Singapur, China e Israel ya la comercializan. Al otro lado de la mesa, Marc Coloma, antiguo activista y fundador de Heura, busca que las proteínas vegetales puedan emular a productos tan consumidos como el pollo. Facturan 31 millones de euros en seis años de vida. “Todavía no somos nada comparado con los 27.000 millones de la industria cárnica en España”, admite. Ambos tienen retos. Estos productos son más caros, la textura y el sabor no están del todo conseguidos, algunos expertos los asocian al mundo ultraprocesado y existen resistencias culturales. ¿Alguien imagina a un amante de la carne comiendo un filete vegetal? Ellos confían en el avance de la ciencia. Javier Sanz Martín, confía en la sombra.
Ese es el clima en el que crece el café. Brasil, uno de los mayores productores, está proponiendo lo contrario: deforesta grandes zonas de selva y cultiva a pleno sol. Sanz es el creador de Filantrópico, una empresa sin ánimo de lucro que trabaja con caficultores mexicanos con una pequeña explotación, gracias a la que, a veces, pueden vender a precio digno un par de sacos de grano. El café resulta muy sostenible. No genera residuos. “La bayas verdes podrían conservarse durante año y medio, otro cosa son las cápsulas industriales”. Y añade: “Desde luego, lo más sostenible es no consumir”. Pero esta bebida forma parte de Europa, aunque se va diluyendo. El 40% de la tierra donde se planta la variedad arábica —la de mayor calidad— se ha perdido. Su precio de entrega en el mercado estadounidense para este julio es de 182,95 céntimos por libra (454 gramos). La emergencia climática y la devastación de la Amazonia han llevado el cultivo al extremo. Antes de llegar aquí, Diego García, presentador de la docuserie Zero Waste Chef (HBO Max), ha expuesto imágenes de enormes cráteres en Turquía debidos a la sobreexplotación de acuíferos. A la vez muestra un vergel de especies comestibles en Países Bajos. El problema, la solución. “Las formas de alimentarse del siglo XX ya no sirven en este tiempo, cambiarán. Y hay que preguntarse qué significa comer en 2050. Porque muchos alimentos, debido a la emergencia climática, desaparecerán”, prevé Marc Coloma.
Teresa Ribera: “Es imposible que un negocio sea rentable si no es sostenible”
El ser humano heredó la Tierra hace 400.000 generaciones. El legado de un paraíso que siempre promete desafíos constantes. Ahora vivimos la era de la emergencia climática. El hombre ha tardado en comprender que solo es una especie más en el planeta. “El mundo es más pequeño de lo que nos parecía, y lo que ocurra a mucha distancia tiene un impacto real en nuestras vidas”, reconoce Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se refiere, claro, a ese cielo madrileño, generalmente gris pedernal, como pintado por El Greco, que amaneció turbio por los incendios en Canadá. Sus reflexiones cierran la segunda edición de Ecosistema Ahora. Su relato es preocupante, realista y esperanzador. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el 97% de la población urbana europea estuvo expuesta a niveles perjudiciales de calidad del aire el año pasado. Y la reaseguradora Swiss Re estima que, en el escenario climático más adverso, la pérdida de riqueza de la Tierra puede llegar al 14% del PIB en 2050. Son niveles cercanos al empobrecimiento de sufrir una guerra.
Pero somos una especie creativa, viajera, curiosa y capaz, por ejemplo, de transformar el sistema energético y afrontar los cambios, a veces duros, que hacen falta. Además existe una cierta belleza. “Las decisiones que debemos tomar son de sociedad, de generación, en las que se combina lo que se puede hacer, desde el punto de vista técnico, y, a la vez, qué valores, riesgos y oportunidades priorizamos”, desgrana Ribera. El Gobierno acaba de enviar la información del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), con 46 medidas nuevas o actualizadas. Pero es una propuesta de actuaciones. No existe una ecuación que, una vez resuelta, termine con el problema. La energía nunca será la velocidad de la luz al cuadrado. Los omnipresentes fondos Next Generation están ayudando, aunque hace falta incorporar a todos los sectores sociales; una transformación del tejido productivo español. Y dialogar “desde visiones contrapuestas para hallar un objetivo común”, indica la ministra. “El sector financiero resulta esencial, más allá de financiar actividades limpias y desinvertir en industrias fósiles, pensando en construir el puente entre lo que tenemos hoy y lo que queremos tener mañana y pasado mañana”. Semeja un puzle, pero también una esperanza. “Es imposible que ningún negocio sea rentable si no es sostenible; es imposible que ningún negocio sostenible no sea rentable”, zanja Ribera. Casi un silogismo labrado en piedra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.