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Orden y concierto en las dos ruedas

El fomento del uso de bicicletas y patinetes eléctricos requiere más vías, aparcamientos y regulaciones propias para dar seguridad a sus usuarios, a los peatones y al resto de los vehículos

Servicio de bicicletas eléctricas para uso público en Sevilla.
Servicio de bicicletas eléctricas para uso público en Sevilla.jose maria hernandez (Alamy)

No hay juguetes antiguos, sino evolucionados. Una evolución que se aprecia en los materiales que se emplean para su fabricación y en el uso que se hace de los mismos. El patinete y la bicicleta, por ejemplo, son juguetes y medios de transporte que han pasado de pesados a ligeros y de funcionar por el impulso de quien los maneja o pedalea, respectivamente, a hacerlo mediante una batería de ion de litio. Una comodidad de la que se benefician los usuarios y el resto de ciudadanos al no contaminar el aire de las ciudades por las que circulan estos dos renovados vehículos.

Para Álex Ballesta, CEO y fundador de Btwice, empresa de ingeniería para motocicletas y movilidad eléctrica, “los proyectos de sharing anteriores a la pandemia hicieron una labor evangelizadora muy importante al dar la oportunidad a mucha gente de entrar en contacto por primera vez con la movilidad eléctrica, permitiendo ver sus ventajas”. Ventajas a pesar del desorden derivado de que los usuarios podían dejar —más que estacionar— tanto las bicicletas como los patinetes donde querían. Un modelo de empresa que se conoce como free floating y que acarrea un problema de gestión del espacio público.

Por ese motivo, Javier Huesa, jefe de Servicio de Sostenibilidad e Innovación Urbana de la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla, dice que no son partidarios de ese libertario modelo, como tampoco lo es Voi, operador de micromovilidad compartida. Razón, previa experiencia piloto, por la que en la capital andaluza bicicletas y patinetes circulan y se estacionan de manera ordenada y reglada, y son un complemento al transporte público. Porque el plan es implantar en la ciudad de Sevilla una red de movilidad multimodal optimizada y segura.

La movilidad eléctrica compartida puede ser una solución, pero también un problema si no está regulada, acompañada de políticas que incentiven y fomenten tanto su uso como su desarrollo y fabricación, además de dotada de infraestructuras: carriles bien segregados, que no compartan la vía ni con el coche ni con el peatón, y aparcamientos. Medidas a las que hay que sumar el buen uso de la tecnología y la educación vial y cívica por parte de los usuarios de dichas bicicletas eléctricas y patinetes. En relación con la tecnología, Eliana Michel, del departamento de marketing y comunicación de YUP, empresa que se dedica a implantar parkings para patinetes y bicicletas eléctricas, sostiene que “el paradigma de la movilidad ha cambiado, cada vez encontramos un mayor número de usuarios trasladándose en bicicletas y patinetes eléctricos, pero a las ciudades les hacen falta datos reales y tangibles que faciliten la toma de decisiones de las instituciones públicas”.

Los datos —y compartirlos— sirven para desarrollar estrategias de movilidad que establezcan el perímetro en el que se puede hacer uso del patinete, las zonas en las que se puede estacionarlo y las zonas de reducción de velocidad. En el caso de Voi, toda esa información la vuelca en sus patinetes y cuando el usuario hace algo fuera de los parámetros establecidos se detienen. Huesa dice que “a la hora de implantar un modelo nuevo, a la gente hay que instruirla para que lo conozca y haga un buen uso del mismo. Para nosotros, la seguridad es un requisito básico”.

Iniciativas educativas

Álvaro Rodríguez, director de políticas públicas de Voi, explica que ellos organizan experiencias temporales e itinerantes de seguridad y que cuentan con una autoescuela virtual. Iniciativas teóricas que, para que eviten accidentes, necesitan estar acompañadas de una reducción de velocidad y carriles segregados. Aun así, Eliana Michel cree que “el gran problema de las ciudades europeas es que se olvidan de crear infraestructuras públicas que fomenten la seguridad y el orden de los vehículos de movilidad personal”.

En la ciudad de Sevilla hay 250 puntos en los que se pueden aparcar los patinetes. Cuadrados pintados en el suelo y geolocalizados, además de unos 4.200 aros de aparcamiento público en los que se pueden anclar 8.400 bicicletas. La red municipal de bicicletas eléctricas tiene sus propias estaciones de aparcamiento y recarga. El usuario de patinete particular no hace uso ni de los cuadrados pintados en el suelo ni de los aros porque corre el riesgo de que se lo roben. Para el patinete y bicicleta particular se necesita una instalación con un sistema mecanizado, tipo iglú, como los que hay en Santander, que conllevan una serie de gastos que resultan difíciles de asumir a un ayuntamiento. Instalación más factible de materializar para empresas como YUP, que las puede construir sobre el suelo de sus clientes: hospitales, centros deportivos, educativos y comerciales. En la isla de la Cartuja hay un proyecto de construir una estación de aparcamientos con recarga para patinetes y bicicletas como las que ya hay en ciudades de los Países Bajos.

Y es que el discurso del Ayuntamiento de Sevilla es el de la sostenibilidad de los sistemas de movilidad. Javier Huesa explica que a su gerencia no le interesa implantar un sistema de movilidad en el que el ciclo de la sostenibilidad se pierda. Algo que también tiene presente Tuvalum, plataforma que vende bicicletas de segunda mano. Para su cofundador y CEO, Alejandro Pons, “dar una segunda vida a nuestras bicicletas eléctricas significa ahorrar las toneladas de emisiones contaminantes que supondría la producción de modelos nuevos. Pensamos que tan importante como la movilidad eléctrica es el modelo que seguimos para impulsarla”, explica.

Problema de estatus

Según Marc Farré, country manager de Segway-Ninebot Iberia, fabricante de vehículos de movilidad eléctrica, España sufre de un problema de estatus a la hora de desplazarse. En otros países, como Alemania o Países Bajos, la bicicleta está democratizada, y un directivo de banca puede aparecer en bicicleta, como medio habitual de transporte, en su sede. En España es posible que sorprendiese ver a un alto cargo yendo a trabajar en bici. 
La edad media de uso de estos vehículos aumenta si hay más infraestructura. Y a medida que el uso del patinete se normaliza, crece el número de usuarios mujeres. Voi tiene registrado que en horario nocturno (viernes y sábado, principalmente), el número de mujeres que usan sus patinetes aumenta. 

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