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Polémica con el Antropoceno: la humanidad todavía no sabe en qué época geológica vive

Un comité de expertos ha tumbado la propuesta de declarar un nuevo momento geológico, pero el propio presidente denuncia irregularidades en la votación

Lago Crawford
Extracción de un testigo de sedimentos del fondo del lago Crawford, a las afueras de Toronto (Canadá).TIM PATTERSON / UNIVERSIDAD DE CARLETON
Manuel Ansede

La idea del Antropoceno —que la humanidad vive desde 1950 en una nueva época geológica caracterizada por la contaminación humana— se ha hecho tan popular en los últimos años que hasta la Real Academia Española adoptó el término en el Diccionario de la Lengua en 2021. Los académicos se dieron esta vez demasiada prisa. El concepto sigue en el aire, en medio de una vehemente polémica entre especialistas. Miembros del comité de expertos que debe tomar la decisión en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (UICG) —la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario— han filtrado este martes al diario The New York Times que han votado mayoritariamente en contra de reconocer la existencia del Antropoceno. Sin embargo, el presidente de la Subcomisión, el geólogo Jan Zalasiewicz, explica a EL PAÍS que el resultado preliminar de la votación se ha anunciado sin su autorización y que todavía quedan “algunos asuntos pendientes con los votos que hay que resolver”. La humanidad todavía no sabe en qué época geológica vive.

El químico holandés Paul Crutzen, ganador del Nobel de Química por iluminar el agujero de la capa de ozono, planteó en el año 2000 que el planeta había entrado en una nueva época, provocada por el impacto brutal de los seres humanos. Un equipo internacional de especialistas, el Grupo de Trabajo del Antropoceno, ha analizado los hechos científicos desde 2009 y el año pasado presentó una propuesta para proclamar oficialmente esta nueva época geológica, marcada por la radiactividad de las bombas atómicas y los contaminantes procedentes de la quema de carbón y petróleo. El diminuto lago Crawford, a las afueras de Toronto (Canadá), era el lugar indicado para ejemplificar el inicio del Antropoceno, gracias a los sedimentos de su fondo, imperturbados desde hace siglos.

La mayoría de los miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario de la UICG ha votado en contra de la propuesta, según el periódico estadounidense. El geólogo británico Colin Waters, líder del Grupo de Trabajo del Antropoceno, explica a EL PAÍS que se ha enterado por la prensa. “Todavía no hemos recibido una confirmación oficial directamente del secretario de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario. Parece que The New York Times recibe los resultados antes que nosotros, es muy decepcionante”, lamenta Waters.

El geólogo reconoce que el dictamen, si se confirma, sería el fin de su propuesta actual, pero no se rinde. “Tenemos muchos investigadores eminentes que desean continuar como grupo, de manera informal, defendiendo las evidencias de que el Antropoceno debería ser formalizado como una época”, afirma. A su juicio, los estratos geológicos actuales —contaminados por isótopos radiactivos, microplásticos, cenizas y pesticidas— han cambiado de manera irreversible respecto a los del Holoceno, la época geológica iniciada hace más de 10.000 años, tras la última glaciación. “Dadas las pruebas existentes, que siguen aumentando, no me sorprendería un futuro llamamiento a reconsiderar nuestra propuesta”, opina Waters, de la Universidad de Leicester.

El jefe del Grupo de Trabajo del Antropoceno sostiene que hay “algunas cuestiones de procedimiento” que ponen en duda la validez de la votación. La geóloga italiana Silvia Peppoloni, jefa de la Comisión de Geoética de la UICG, confirma que su equipo ha realizado un informe sobre esta pelea entre la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario y el Grupo de Trabajo del Antropoceno. El documento está sobre la mesa del presidente de la UICG, el británico John Ludden.

La geóloga canadiense Francine McCarthy estaba convencida de que el lago Crawford convencería a los escépticos. Desde fuera parece pequeño, con apenas 250 metros de largo, pero su profundidad roza los 25 metros. Sus aguas superficiales no se mezclan con las de su lecho, por lo que el suelo del fondo se puede analizar como una lasaña, en la que cada capa acumula sedimentos procedentes de la atmósfera. Ese calendario subacuático del lago Crawford revela la denominada Gran Aceleración, el momento alrededor de 1950 en el que la humanidad empezó a dejar una huella cada vez más evidente, con el lanzamiento de bombas atómicas, la quema masiva de petróleo y carbón y la extinción de especies.

“Ignorar el enorme impacto de los humanos en nuestro planeta desde mediados del siglo XX tiene potencialmente consecuencias dañinas, al minimizar la importancia de los datos científicos para hacer frente al evidente cambio en el sistema de la Tierra, como ya señaló Paul Crutzen hace casi 25 años”, advierte McCarthy.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III
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