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Los loros que aprendieron a ‘tirar de agenda’ para hacer videollamadas y sentirse menos solos

Científicos tratan de resolver por medio de la tecnología la soledad que sufren estos animales sociales, que les provoca depresión y autolesiones

Uno de los loros que participaron en el estudio, en plena videollamada.Foto: Matthew Modoono/Northeastern University | Vídeo: EPV

Los loros son unos animales de compañía muy populares en Estados Unidos, lo que los convierte en el cuarto animal doméstico favorito, con más de 20 millones de aves. El problema es que su popularidad entronca con las condiciones de su cautiverio: suelen estar solos, o como mucho en parejas, cuando en realidad son una especie muy social, que busca bandadas de compañeros, y posee una inteligencia notable que requiere de estímulos para entretenerse y no aburrirse. El aislamiento de los loros les causa malestar emocional o incluso trastornos psicológicos, que se manifiestan en comportamientos autolesivos como arrancarse las plumas o deambular en círculos por los laterales de la jaula.

Con este problema en mente, Rébecca Kleinberger, de la Universidad Northeastern en EE UU ha diseñado un modelo de interacción tecnológica para que un grupo de loros pudieran realizar videollamadas casi sin intervención humana. Para los científicos, una reunión por chat podía ayudar a estas aves a sobrellevar la soledad, similar a las quedadas online que las personas mantuvieron durante la pandemia de covid.

El experimento, publicado en un reciente estudio, busca ante todo el bienestar y la predisposición de los loros. A las 18 aves elegidas, de diferentes tipos de cacatúas y loro gris, sus entrenadores las prepararon principalmente para adaptarse a las tablets que portaban. En una primera fase, los educadores enseñaron a los loros a relacionar el sonido de la campana de la tableta digital con una llamada a distancia. Y, en un segundo proceso, a que las aves fueran capaces de repicar la campana para que su cuidador les mostrara el dispositivo digital en el que elegir, vía picotazo, otro loro al que videollamar.

Los científicos buscaban que la tecnología fuera una forma de fomentar la capacidad y autonomía del animal aislado; por eso, su posibilidad de elección era central para los investigadores. De ahí que buscaran que la relación entre el animal y la app beneficiara a sus usuarios, permitiendo, en todo momento, que los loros pudieran rechazar las llamadas o dejar el experimento si se estresaban.

Para los científicos la posibilidad de elección de los loros al videollamar era vital, ya que la socialización forzosa puede derivar en mayor estrés e incluso autolesiones

Entre los dilemas éticos de la experimentación animal, los investigadores describen cómo la socialización forzosa en loros puede derivar en mayor estrés e incluso agresiones. Por este motivo, el equipo de Kleinberger destaca en su estudio cómo su interés principal era conseguir que los loros aprendieran a utilizar la tecnología y también a estar cómodos con las videollamadas. Y se adaptaron mucho: de las 234 posibles citas en las ocho sesiones que prepararon, los loros realizaron 147 llamadas. Según los datos del trabajo, un 74% respondió positivamente a las peticiones de mantener conferencias con otros loros, que normalmente consistían en 5 minutos de interacción digital.

Rébecca Kleinberger, profesora adjunta de la Universidad Northeastern (EE UU) e investigadora principal de este trabajo.
Rébecca Kleinberger, profesora adjunta de la Universidad Northeastern (EE UU) e investigadora principal de este trabajo.Matthew Modoono/Northeastern University

Según los cuidadores al frente del experimento, se nota cuando las aves disfrutan del contacto con otros loros: se acercan a la pantalla, les ofrecen comida a sus compañeros e incluso cantan coordinados, igual que en una relación en la naturaleza. Y cuando se mueven y desaparecen de la pantalla, los loros reaccionan mirando detrás del dispositivo digital, esperando encontrar allí a sus congéneres. Tras más de 1.000 horas de grabación y seguimiento a las citas entre los loros domésticos, la investigación sugiere que efectivamente se dan beneficios para las aves; muestra signos de sentirse menos aislados y de mejora en su estado de ánimo.

La vida social está en equilibrio: los loros contactados con frecuencia, también realizaban muchas más llamadas. De modo que la popularidad en las aves también tiende a concentrarse en unos pocos elegidos

Además, apuntan a un detalle similar a las relaciones humanas: los loros que eran contactados con frecuencia, también realizaban muchas más llamadas por sí mismos, lo que indica, según los investigadores, que la vida social está en equilibrio con la motivación que tengan sus participantes. De modo que la popularidad social en las aves también tiende a concentrarse en unos pocos elegidos.

Dos loros durante una cita digital.
Dos loros durante una cita digital.Matthew Modoono/Northeastern University

El ecólogo evolutivo Juan Antonio Fargallo se muestra menos optimista con el trabajo debido al “pobre tamaño de la muestra” y explica que los individuos debieran ser de la misma especie para lograr una comunicación fluida y que sea posible su correcta socialización. Este científico, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, considera que la autoevaluación de los propietarios del éxito del modelo debiera “estandarizarse y ser analizada estadísticamente” para poder hablar de beneficios concretos.

En el estudio de Kleinberger, que se enmarca dentro del evento Human Factors in Computing Systems celebrado en Hamburgo (Alemania), se agrupan soluciones que los cuidadores de loros suelen usar para evitar la soledad o el aburrimiento de sus mascotas, como el diseño de la jaula, los juguetes del animal o instalar puzzles para su esparcimiento. Pero los científicos concluyen que ninguno de estos apaños puede sustituir “la importancia de la socialización con otros loros”.

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