Desvelado el origen del meteorito que rasgó el cielo de Madrid
La bola de fuego fue provocada por una pequeña roca espacial que se desgajó del cometa 169P/NEAT, responsable de la lluvia anual Alfa Capricórnidas
Durante la noche del 31 de julio una bola de fuego se pudo ver en el cielo de Madrid. Hasta ahora no se conocía el origen de este meteorito: procede del cometa 169P/NEAT, responsable de la lluvia de meteoros Alfa Capricórnidas que se puede ver cada año, según explica la Agencia Europea Espacial (ESA, por sus siglas en inglés). Este cuerpo entró en la atmósfera a una altura de 100 kilómetros sobre Madrid y se quemó a 77 kilómetros sobre la provincia de Guadalajara. Antes de entrar en contacto con la Tierra, se estima que tenía un tamaño de unos 10 centímetros. Para conocer la trayectoria y origen de cuerpo helado, se hizo uso de imágenes de cámaras colocadas en toda Europa, incluida una cámara de la ESA de la red AllSky7 en Cebreros (Ávila) y cámaras de la Red de Meteoros del Suroeste de Europa (SWEMN).
Las lluvias de meteoros se producen cuando la Tierra atraviesa la trayectoria de un cometa, que al acercarse al Sol y al “sublimar” los hielos de sólido a gas, lanza una corriente de material que permanece en el lugar. Cuando dichos objetos chocan contra la atmósfera terrestre se queman como bólidos brillantes. Los más brillantes son conocidos como bolas de fuego. Estas lluvias son seguras, aunque, según recoge la ESA, suponen una advertencia, ya que estos pequeños fragmentos advierten de la existencia de objetos más grandes, de los que provienen, y que una vez pasaron cerca de la órbita de la Tierra y puede volver a ocurrir.
La lluvia de Alfa Capricórnidas, que dura desde mediados de julio hasta el 11 de septiembre, tiene la fama de producir algunos de los bólidos más brillantes de las lluvias de meteoros. Se cree que se creó hace entre 3.500 y 5.000 años, cuando la mitad del cometa 169P/NEAT se desintegró y se convirtió en polvo. El origen del cometa es aún más antiguo, pues se calcula que se formó al mismo tiempo que el Sistema Solar, hace 4.600 millones de años.
El rastro de este cometa se ha desplazado hacia la órbita terrestre, creando así meteoros poco frecuentes, pero brillantes. Durante su apogeo, que suele ser cada año sobre el 1 de agosto, solo produce unos cinco meteoros por hora, pero suelen ser muy brillantes y, a menudo, se convierten en bolas de fuego. Conforme continúa esta deriva, se espera que la lluvia se vuelva aún más fuerte; en 2200, debería ser más fuerte que cualquier otra lluvia de meteoros que se produce actualmente todos los años.
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