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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las vacunas de octubre

Pfizer, Moderna y AstraZeneca anunciarán sus vacunas el mes que viene. Habrá que hilar fino para analizarlo

Viales de la vacuna de Moderna, en un laboratorio de la compañía en Gaithersburg, Maryland (EE UU).
Viales de la vacuna de Moderna, en un laboratorio de la compañía en Gaithersburg, Maryland (EE UU).ANDREW CABALLERO-REYNOLDS (AFP)
Javier Sampedro

Vamos a oír el mes que viene tres anuncios sobre vacunas anti-covid que van funcionando bien en los ensayos clínicos. Son las de Pfizer, Moderna y AstraZeneca/Universidad de Oxford. Habrá que hilar fino para analizar esa información, porque hay demasiados factores políticos y económicos que presionan para exagerar, embellecer o distorsionar los datos. Las vacunas no generan la mayor parte de los beneficios de la industria farmacéutica, y ello por dos razones. Primera, que un medicamento que solo necesitas ponerte una vez es una ruina en comparación con los ingresos constantes que proporcionan los fármacos contra las enfermedades crónicas. Segunda, que los abogados de colmillo más retorcido, al menos en Estados Unidos, te esperan a la salida del hospital para aprovecharse de que ninguna vacuna es eficaz al 100% y convencerte de que demandes al laboratorio por la muerte de tu abuelo. Cierto. Pero en un caso como este, donde una compañía farmacéutica puede aspirar a vender los 7.000 millones de dosis que necesita la población mundial, hay que rehacer los cálculos. Es obvio que hay una pasta en juego, muchachos.

Las presiones políticas son más burdas y evidentes, sobre todo gracias a ese maestro de nacionalistas que se alberga en la Casa Blanca. La obsesión de Donald Trump es recuperar la actividad económica caiga quien caiga, presentar resultados de las farmacéuticas de su país antes de las elecciones de noviembre y dar por zanjada la pandemia en su cacareada América first, América first a la que tanto daño está haciendo. Lo bueno de Trump es que revela con transparencia narcisista lo que muchos otros gobernantes sienten y no se atreven a decir. La Unión Europea, y algunos de sus países miembros por cuenta propia, han financiado también esas vacunas en trueque por un acceso preferencial a ellas.

Ante esta situación, emergen incertidumbres de los científicos independientes. Las periodistas Smiriti Mallapaty y Heidi Ledford han recopilado un buen censo de dudas para ‘Nature’. Las preocupaciones son muchas y acuciantes. Necesitamos certezas de que las vacunas han superado las pruebas de seguridad. El episodio de hace dos semanas, cuando los ensayos británicos de la vacuna de AstraZeneca/Oxford sufrieron un parón de seis días por la reacción adversa de una paciente, revela el filo de la navaja por el que avanzan estos fármacos. De hecho, la agencia del medicamento de Estados Unidos (FDA) sigue sin permitir que se reanuden los ensayos en suelo estadounidense, y AstraZeneca se está mostrando como un ejemplo de opacidad sobre el asunto. Seguimos sin saber por qué exactamente se pararon los ensayos, ni por qué se reanudaron.

Más dudas: ¿Cuál es la eficacia? Por debajo del 50% (la mitad de los vacunados demuestran estar protegidos contra el SARS-CoV-2), es discutible que la vacuna sirva para algo, y lo ideal sería superar el 60%. Pero probar esto lleva mucho tiempo. ¿Sirve la vacuna para reducir muertes y casos graves? ¿Son transparentes sus fabricantes? Bien, estas son las preguntas que nos deberemos hacer en octubre, cuando nos anuncien los tres milagros.

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