Los votantes de Trump no se creen los huracanes
Los distritos costeros azotados por el huracán ‘Irma’ fueron evacuados más por los demócratas que por los republicanos
La temporada de huracanes de 2017 fue la más dura en lo que va de siglo. Destacó el ciclón tropical Irma. Formado en las costas africanas a finales de agosto fue subiendo de categoría hasta llegar a 5, el máximo de la escala, mientras atravesaba el Caribe. Dos días antes de que tocara la costa estadounidense en Florida, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) emitió un alerta de evacuación. En los municipios costeros, la inmensa mayoría de los habitantes dejaron sus casas y fueron tierra adentro. Pero no lo hicieron todos por igual: los votantes demócratas buscaron refugio más que los republicanos. ¿Valentía conservadora? No exactamente.
El creciente escepticismo hacia la ciencia de los antivacunas o el negacionismo climático se ha extendido también a la actual pandemia provocada por el coronavirus. Pero rara vez se puede estudiar de forma masiva y vincularlo con la ideología y la manipulación política. Ahora, un grupo de investigadores ha usado los datos de localización del móvil de millones de estadounidenses para analizar su respuesta a las recomendaciones de evacuación emitidas por las autoridades científicas ante la llegada de un huracán. Estos patrones muestran una divergencia en función de la ideología.
El estudio, publicado recientemente en Science Advances, se apoya en la ubicación por GPS de 1,3 millones de teléfonos durante el verano de 2017. Con su posición en las semanas previas a la llegada de Irma, los autores de la investigación pudieron determinar dónde vivían sus dueños y, con ello, el distrito electoral al que pertenecían. Así lograron también intuir su orientación ideológica, según los resultados en cada distrito en las últimas elecciones presidenciales que Donald Trump ganó a Hillary Clinton en noviembre de 2016.
Ante la llegada del huracán, en los primeros días de septiembre, el NHC emitió una alerta recomendando la evacuación para la mayoría de condados de Florida, donde arribaría Irma. El 37% de los habitantes del estado dejaron sus casas al menos 24 horas, un porcentaje que subió hasta el 78% en los condados costeros. Pero la investigación muestra que, de media, hubo una diferencia de 10 puntos entre los distritos de mayoría conservadora y los de mayoría liberal. Además, cuánto mayor fue el porcentaje de voto republicano, mayor la diferencia.
“Creemos que los residentes de los distritos conservadores no evacuaron durante el huracán Irma por a) un creciente escepticismo sobre la conexión entre la severidad de los huracanes y el cambio climático, b) la desconfianza en aumento hacia las alertas emitidas por las autoridades o c) una combinación de ambos”, explica la principal autora del estudio, la investigadora de la Universidad de California en Los Ángeles Elisa Long.
Son hipótesis, pero se ven reforzadas por algunos datos. Este patrón de evacuación desigual no se produjo tras la alerta emitida en el verano anterior ante la llegada del huracán Mathew a las costas de Florida. Entonces, evacuaron un porcentaje similar por republicanos y demócratas. Las elecciones en las que ganó Trump fueron en noviembre de ese año.
Pero semanas antes de Irma y ya con Trump en la Casa Blanca, el huracán Harvey, de categoría 4, castigó esta vez las costas de Texas. Aquí, el 33% de los tejanos que vivían a menos de 300 kilómetros del mar siguieron la recomendación de dejar sus casas. Y tampoco hubo grandes diferencias ideológicas. Long y sus colegas explican esta aparente contradicción con lo sucedido con Irma por el factor mediático conservador. En los días previos a su llegada, el periodista radiofónico Rush Limbaugh inició una campaña contra las alertas del NHC, diciendo que respondían a una especie de agenda climática oculta.
“Limbaugh es el presentador de tertulias radiofónicas conservador más popular en Estados Unidos con 15 millones de oyentes cada semana. Es un gran partidario de Donald Trump y recibió la Medalla Presidencial de la Libertad a principios de este año”, recuerda Long. En sus alocuciones previas al huracán, la estrella de las ondas mantenía que la administración científica estaba usando los huracanes para imponer sus ideas sobre el cambio climático.
Para Long lo preocupante de estos resultados es que “los que rechazan el cambio climático pueden creer que sus posibles efectos no se notarán en mucho tiempo. Pero si un huracán se acerca a tu casa y eliges no evacuar, esto tiene consecuencias inmediatas y potencialmente letales. En el panorama climático de EE UU, cada vez más polarizado, algo que una vez fue un fenómeno universal, ahora se está convirtiendo en una cuestión de ideología”.
El profesor de ciencia política de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill Marc Hetherington recuerda que no siempre fue así: “Las diferencias sobre ciencia comenzaron a ampliarse a principios de la década de 2000. Hace solo unos 30 años, los republicanos eran más propensos a creer en el cambio climático que los demócratas". Según una serie de encuestas de Pew Research, mientras el 60% de los estadounidenses de ideología liberal (progresista en términos europeos) creen que hay conexión entre cambio climático y huracanes, solo ven esa relación el 19% de los conservadores. “En cuanto al porqué, hay varias razones. La clave, sin embargo, es la forma en que las autoridades del partido republicano hablan de la ciencia. La ridiculizan constantemente y cuestionan los hallazgos científicos. Como resultado, la porción republicana del electorado imita ese escepticismo”, opina Hetherington.
La clave es la forma en que las autoridades del partido republicano hablan de la ciencia. La ridiculizan constantemente y cuestionan los hallazgos científicos.Marc Hetherington, profesor de ciencia política de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill
El profesor de la Universidad de París Nanterre Jérôme Viala-Gaudefroy escribió hace unos meses un artículo explicando por qué el negacionismo en general y el climático en particular medraban en EE UU. Para él, el problema no es de ahora. “Hay una larga tradición de desconfianza hacia la ciencia en EE UU. Parte de ella tiene que ver con la relevancia que tiene la religiosidad en la sociedad estadounidense y el hecho de que algunos de sus más fervientes personajes religiosos tengan una visión muy literal, conservadora de las Escrituras. Esto tiene sus raíces en la tradición puritana. Y también se puede observar algo similar en los círculos evangélicos”, explica en un correo. Pero hay otro elemento, según el científico galo. “Se trata del populismo. En el caso de Rush Limbaugh, tiene más que ver con la desconfianza hacia el Gobierno y las élites, académicas en particular, incluyendo a los científicos”.
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