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Aprobado un plan para liberar 750 millones de mosquitos transgénicos en Estados Unidos

Un brote de más de 40 casos de dengue en Florida agiliza la toma de medidas contra las enfermedades infecciosas

Un ejemplar de 'Aedes aegypti' bajo la luz de un microscopio en el instituto Fiocruz en Recife (Brasil).
Un ejemplar de 'Aedes aegypti' bajo la luz de un microscopio en el instituto Fiocruz en Recife (Brasil).Felipe Dana (AP)

El Aedes aegypti, uno de los mosquitos más peligrosos del mundo por su alta capacidad de transmisión de enfermedades como el dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla, ya ha provocado al menos 46 casos de dengue en los Cabos de Florida (Estados Unidos) en lo que va de año. El combate es complejo y largo, pues las soluciones no son evidentes y fomentan controversia en el seno de la comunidad científica. Pero, tras varios años de lucha, las autoridades locales han aprobado un experimento para 2021: la liberación de 750 millones de mosquitos modificados genéticamente por la empresa británica Oxitec y con el acuerdo de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) para reemplazar la población salvaje. Estos machos con nuevos genes transmitirán uno de ellos a las larvas hembras que no podrán desarrollarse y morirán. Los ejemplares restantes, sin embargo, crecerán y seguirán con el proceso hasta reducir la población y la capacidad de transmisión. Con el paso de generaciones y tras cumplir su objetivo, el gen desaparecerá del ecosistema.

Cuenta Nathan Rose, doctorado en biología molecular en la Universidad de Oxford (Londres) y jefe de asuntos regulatorios de Oxitec, que antes de todo, analizaron la población de mosquitos salvajes para saber qué cantidad de mosquitos transgénicos necesitaban producir. Eligieron a los más vulnerables frente a los insecticidas e introdujeron dos genes en sus huevos: uno para identificarlos y otro para matar a todas las hembras que vayan a nacer, ya que son las que pican. En el laboratorio, a lo largo de unos tres o cuatro años, se crea una nueva población exclusiva de machos. “Si las hembras mueren en estado de larvas durante el proceso, ¿cómo es posible que siga la reproducción?”, es una pregunta que le hacen mucho a Rose. Los expertos introducen en la hembra una especie de antídoto que anula la actividad del gen asesino. Al final, cogen los machos y los huevos, los ponen en una caja con agua para fomentar la proliferación de sus nuevos mosquitos. “Esto lo podríamos llevar a otros sitios. Cualquiera podría poner en el campo una caja como esa y luchar contra una especie concreta”, explica Rose. Oxitec ya ha liberado mil millones de mosquitos transgénicos en Brasil de la primera generación que crearon años atrás y sigue con proyectos activos en el país.

El objetivo es sustituir la población salvaje y dañina y, para conseguirlo, los machos deben tener ventaja frente a los posibles competidores y vía libre hacia las hembras

El experto reconoce que la cifra anunciada es muy alta. “Es el máximo autorizado, pero utilizaremos menos y los iremos liberando poco a poco a lo largo de dos años”, precisa. Aun así, ¿por qué se necesitan tantos ejemplares? El objetivo es sustituir la población salvaje y dañina y, para conseguirlo, los machos deben tener ventaja frente a los posibles competidores y vía libre hacia las hembras. Es posible que queden algunas que copulen con machos salvajes, pero eso no impedirá que poco a poco se reduzca su población.

Este mosquito es urbano, se cría en cualquier colección de agua que muchas veces se encuentra en el ámbito privado y hogares. “Por eso, la administración no puede hacer todos los tratamientos. También creo que hace falta concienciar a la ciudadanía para que evite tener cúmulo de agua en sus casas. Pero no está siendo suficiente”, opina Rubén Bueno, doctor en ciencia biológica, entomólogo y director técnico de la empresa Lokimica que se dedica al diseño e implementación de programas de control vectorial para la administración en España.

La polémica latente

Esta iniciativa ha creado polémica y una petición con más de 200.000 firmantes en contra de estos “mosquitos mutantes”. La principal razón: estos mosquitos transgénicos pueden dar lugar a unos ejemplares híbridos, tal y como se demostró en un estudio de Scientific Reports hace un año que sirve como argumento. “En ciencia, el 100% no existe, por lo tanto, es verdad que es posible que esas larvas emerjan y estaríamos metiendo híbridos y no sabemos qué consecuencias tendría”, reconoce Bueno. Esta nueva población podría ser resistente al insecticida, mejores vectores de enfermedades que la anterior, pero todo esto, todavía, no se ha demostrado. Incluso este estudio fue de nuevo puesto en revisión para dar lugar a una nueva versión el pasado mes de mayo, pues las conclusiones no coincidían con los datos. Los investigadores cogieron la primera versión de los mosquitos de Oxitec [la de ahora es distinta] y vieron que ciertamente había híbridos, pero que vivían menos tiempo, eran vulnerables frente los insecticidas y que no había diferencia entre ellos a la hora de transmitir patógenos al ser humano.

El medioambiente es otro punto sensible del debate. Sin embargo, Rose asegura que A. aegypti es una especie invasora y que el trabajo de Oxitec no hará otra cosa que restaurar el ecosistema. “La EPA ha reconocido que estos mosquitos no tendrán un efecto ni sobre la salud del ser humano ni sobre la del planeta”, afirma. “Además, creo que hay otros métodos que tienen peores efectos, como los insecticidas aunque, por supuesto, siguen siendo muy eficientes”, subraya.

Los mosquitos transgénicos podrían resultar una herramienta importante para reducir las enfermedades transmitidas por otros mosquitos sin recurrir a insecticidas químicos, muchos de los cuales tienen efectos no deseados en los seres humanos y el medio ambiente
Anthony M. Shelton, profesor en el departamento de Entomología de la Universidad de Cornell (Nueva York),

Frente a este debate, la posición de Anthony M. Shelton, profesor en el departamento de Entomología de la Universidad de Cornell (Nueva York), es muy clara: “Los mosquitos transgénicos podrían ser una herramienta importante para reducir las enfermedades transmitidas por mosquitos sin recurrir a insecticidas químicos, muchos de los cuales tienen efectos no deseados en los seres humanos y el medio ambiente”, ratifica. Cuenta que un aspecto crucial de esta tecnología es que es específica de una sola especie, lo que significa que los mosquitos transgénicos machos liberados no afectarán especies valiosas, incluidos los polinizadores y las mariposas. “Es importante y apropiado que estas pruebas aprobadas se realicen en Florida para confirmar los resultados positivos que se han observado en el laboratorio y muchas pruebas de campo realizadas en otros países”, concluye.

Brote de Sevilla

Bueno, el experto español consultado, no cree que este método podría aplicarse en brotes infecciosos como el de Sevilla: “Lo importante es no mezclar este tema de Aedes modificados y combate contra el virus del dengue, con la situación de virus del Nilo Occidental de Andalucía”. En primer lugar, porque no se trata del mismo género de mosquito, pero de un Culex pipiens cuya población e impacto son distintos. Las poblaciones de estos insectos son más fáciles de tratar y de controlar si se analizan y monitorizan bien los reservorios naturales. “Las dimensiones para hacer un control poblacional son kilométricas para este tipo de mosquito, no es puntual como el Aedes”, argumenta Bueno.

Métodos naturales

Oscar Soriano del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN CSIC) y Bueno creen en soluciones más naturales, así como patógenos específicos para la especie amenazante o bacterias. La bacteria wolbachia, descubierta en 1924, es una vía de tratamiento contra estas enfermedades y desde 1980 se trabaja en utilizarla contra el dengue y más adelante para otras patologías. Es un organismo que existe en el mundo de los insectos de forma natural. Se recupera de una especie y se introduce en otra. Si un macho con wolbachia se aparea con una hembra que no tiene esa bacteria, entonces su descendencia no será fértil y así se reduce la población.

En brotes importantes como en Brasil o Colombia, explica Bueno que sueltan tanto machos como hembras con distintas bacterias. Con esto, se espera reducir la capacidad vectorial del insecto para que dejen de transmitir epidemias, pero no afectar su población. Otra opción es la esterilización de los machos mediante irradiación. Para concluir, Bueno admite que se necesitan nuevas estrategias de control más allá de lo que se hace ya: “La búsqueda de herramientas es la mayor preocupación para todos los que nos dedicamos a esto”.

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