_
_
_
_
Coronavirus
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Si estás sano, quédate en casa

La mayor razón para las medidas de aislamiento que estamos adoptando no es proteger a la gente saludable de los enfermos, sino exactamente la contraria

Javier Sampedro
Un grupo de vecinos de Tel Aviv, algunos con mascarillas como protección contra la Covid-19, pasean por las calles de la ciudad israelí.
Un grupo de vecinos de Tel Aviv, algunos con mascarillas como protección contra la Covid-19, pasean por las calles de la ciudad israelí.Oded Balilty (AP)

Quizá contra toda intuición, la mayor razón para las medidas de aislamiento que estamos adoptando no es proteger a la gente sana de los enfermos, sino exactamente la contraria. Es de los portadores sanos de quienes debemos proteger al resto de la población. Una persona joven y saludable que lleve el coronavirus en su cuerpo es un peligro para la gente vulnerable, porque puede contagiarles de la forma más ingenua y encantadora que cabe imaginar.

Dejar a los niños con los abuelos no es un riesgo para los niños, sino para los abuelos. Si tienes que salir a la calle a trabajar y te cruzas con un joven guapo y saludable, crúzate de acera.

La información científica que nos llega de China es un aval elocuente a las medidas drásticas que ha tomado el Gobierno español, y que tarde o temprano tendrán que adoptar Boris Johnson y las dos Américas, que están incurriendo ahora mismo en los mismos errores que nosotros cometimos antes. Creen que pueden dejar al virus circular libremente. Y no pueden.

Tenemos datos de China recién salidos del horno. Científicos de Londres, Nueva York, Davis, Hong Kong y Pekín presentan en Science una investigación contundente a favor de un aislamiento general como el que disfrutamos y seguiremos disfrutando. El Gobierno chino aisló Wuhan, la ciudad de 11 millones de habitantes que fue el foco de la pandemia, el 23 de enero. En esa fecha, el 86% de las infecciones habían pasado inadvertidas, y fueron justo esas personas sanas, o con síntomas triviales, quienes causaron dos de cada tres contagios documentados después. A partir de la fecha en que se decretó el aislamiento, la tasa de propagación del virus se ha reducido en China hasta los niveles casi anecdóticos que detectamos hoy, y que miramos desde España con una envidia difícil de disimular.

A partir de la fecha en que se decretó el aislamiento, la tasa de propagación del virus se ha reducido en China hasta los niveles casi anecdóticos

Son las personas con síntomas leves o nulos —tal vez tú, desocupado lector— las que propagan este coronavirus en mayor medida. Los casos no detectados, que son los más triviales desde el punto de vista clínico, exponen al contagio a una fracción de la población demasiado grande para dejar a esas personas sueltas por la calle. Los datos de China demuestran más allá de toda duda razonable que el confinamiento de la población es necesario, por muy saludables que se encuentren las personas.

Aun a riesgo de ponerme pesado, les recomiendo la clave 80/15/5 para entender esta crisis. El 80% de los infectados casi ni se enterará. El 15% necesitará tratamiento contra la neumonía. Y el 5% necesitará ingresar en la UCI. No hay camas de UCI bastantes si el contagio sigue a este ritmo. Si estás sano, quédate en casa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_