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Los Mossos avisan de que no seguirán directrices políticas del Govern

La policía reivindica su independencia tras la dimisión del jefe político

Mossos, en la protesta por el segundo aniversario del 1-O en Girona.Vídeo: TONI FERRAGUT
Jesús García Bueno

La cúpula de los Mossos d’Esquadra se ha conjurado para no admitir ninguna injerencia del Govern en la gestión de la seguridad en Cataluña. La inestabilidad en el Departamento de Interior —acentuada con la dimisión de Andreu Martínez, cuarto director de policía en apenas dos años— no ha hecho más que reforzar la convicción de los mandos de que deben ajustarse solo a criterios operativos y no permitir directrices políticas. Los Mossos protegen su autonomía ante un otoño que auguran complicado por las movilizaciones —alentadas por el Govern— previstas contra la sentencia del procés.

Los mandos policiales quieren evitar a toda costa los errores del pasado. Hace dos años, ante el 1-O, la cúpula mantuvo cierta ambigüedad entre la lealtad a los mandos políticos de la Generalitat y el deber de cumplir las órdenes de jueces y fiscales. La gestión del referéndum provocó un seísmo en la policía catalana: agentes investigados por pasividad frente a los colegios electorales; descrédito institucional, y el máximo responsable del cuerpo, el major Josep Lluís Trapero, llevado a juicio por rebelión.

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“Todos hemos aprendido la lección”, explica un alto mando de los Mossos, consciente de que están, una vez más, en el punto de mira ante el “otoño caliente” por la sentencia. Ya alertó de ello, en junio, Eduard Sallent, recién designado jefe de los Mossos: “El futuro nos pondrá a prueba. Serán muchos ojos que nos observarán”, dijo en un acto público con el consejero de Interior, Miquel Buch.

Sallent recordó este lunes, en una reunión operativa con los mandos, que actúan como “policía judicial” y deben, por tanto, cumplir las órdenes de fiscales y jueces. De pasado independentista pero con un perfil técnico, Sallent reivindicó la plena autonomía de la policía catalana sobre el orden público. Detalló, además, los escenarios previstos para este otoño y el dispositivo de seguridad que ya está en marcha, y que incluye a todos los efectivos de la Brigada Móvil (antidisturbios).

La relación entre los mandos políticos y operativos de los Mossos nunca ha sido fácil. Menos aún durante el último año. El president Quim Torra ha sido el primero en criticar públicamente actuaciones policiales contra miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR). El 1 de octubre de 2018, los CDR trataron de asaltar el Parlament después de que Torra les instase a “apretar” para hacer efectiva la República. Los Mossos, después de aguantar diversas embestidas, cargaron.

Pero el punto de inflexión llegó el 6 de diciembre. Los Mossos cargaron en Girona y Terrassa (Barcelona) para evitar que grupos de independentistas reventasen actos a favor de la Constitución. Torra avisó de que se investigaría una posible “mala praxis” y de que se implementarían “los cambios necesarios”. Buch también criticó a los suyos: “Hay imágenes que no se ajustan a los principios de policía democrática”.

En la memoria de los mandos permanece el aviso que recibieron después de que los CDR mantuvieran cortada la autopista AP-7 durante 15 horas en otra protesta. La Fiscalía abrió una investigación —que luego cerró— por la supuesta inacción de los Mossos. Días más tarde se celebró el Consejo de Ministros en Barcelona, que culminó con duros enfrentamientos entre Mossos y CDR (13 detenidos, 77 heridos).

“Pase lo que pase en Interior, nosotros a lo nuestro”, resume el mismo mando policial sobre la dimisión de Martínez. “El cuerpo está harto de la inseguridad de los políticos. Esto es un sainete”, afirma el sindicato USPAC (Unió Sindical de la Policia Autonòmica de Catalunya). “Al cuerpo no le afecta [la dimisión] porque todos los agentes saben que se está trabajando de forma correcta”, añade Toni Castejón, portavoz del sindicato SAP-Fepol (Sindicat Autònom de Policia). Fuentes policiales admiten que Martínez casi no interfería en aspectos operativos, pero que recibía una fuerte presión de la presidencia autonómica para hacerlo. Esa presión ha acabado provocando la salida de un funcionario de carrera que sigue así el breve y tortuoso camino de otros jefes políticos de los Mossos de los últimos tiempos, como Albert Batlle o Pere Soler.

USPAC pide al nuevo director que actúe con "criterio"

El sindicato USPAC, mayoritario en el cuerpo, no da tregua al nuevo director de los Mossos, Pere Ferrer. Lamenta que el consejero Miquel Buch haya subrayado que Ferrer es parte de "su equipo". "No hay desastre más grande para el cuerpo que el consejero y todo el equipo que lo forma", dice el sindicato en una misiva enviada a Ferrer en la que pide a la cúpula política que actúe con "cabeza" y "criterio".

USPAC recuerda que, como jefe de gabinete de Buch, el nuevo director ha estado presente en las reuniones del Consejo de Policía y ha asesorado a Buch en diversas materias. Ya tiene, por tanto, "conocimiento de todas las reivindicaciones" planteadas. El sindicato pide a Ferrer que, como primera medida de su mandato, derogue dos instrucciones, sobre horarios y sobre permisos para asuntos personales.

Otra carta, pero enviada al conjunto de agente de Mossos, ha enviado el director saliente. Andreu Martínez remitió a los agentes una carta de despedida en la que muestra su aprecio a una de las instituciones más "queridas" de Cataluña. Martínez critica, sin embargo, a "las voces disonantes que quieren contribuir a la crispación". Martínez aclara, además, que presentó la dimisión el 25 de septiembre —dos días después de que el consejero Miquel Buch prescindiera de su directora de comunicación— y que se trata de una decisión "muy meditada" y "personalmente muy difícil". La marcha de Martínez coincide con el inicio de las protestas por el segundo aniversario del 1-O y la sentencia del procés, que se dará a conocer en próximos días. Le sustituye el hasta ahora jefe de gabinete de Buch, Pere Ferrer.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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