Colau quiere que los coches contaminantes paguen más por aparcar en la calle

El Gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ultima su proyecto de ordenanzas fiscales (los impuestos y tasas municipales) para 2020. Un proyecto en el que la gran novedad será la fiscalidad ambiental, que premie a los que velan por el medioambiente y castigue a los que no lo hacen. En esta línea, el ejecutivo ha rescatado una idea de 2016 que no tuvo apoyo y se quedó en un cajón: que los coches contaminantes paguen más por aparcar en la calle. El proyecto prevé tarifas variables de aparcamiento en función de las emisiones de los vehículos.

En los últimos días, tanto la alcaldesa, Ada Colau, como su concejal de Presupuesto, Jordi Martí, o el de Emergencia Climática, Eloi Badia, han expresado que plantearán nuevos impuestos o tasas vinculadas al medioambiente y la lucha contra la contaminación. No obedecen a un afán recaudatorio, señalan, sino que, en palabras de Martí el lunes pasado en una entrevista en Tot Barcelona, sean “una palanca” más para que Barcelona sea “una ciudad saludable y con menos coches”. También el lunes, en Naciones Unidas y durante la conferencia de clima, la alcaldesa se refería a la “necesidad de sacar muchos coches de las ciudades”. En el ejecutivo entienden, además, que estas tasas o impuestos formarán parte de las negociaciones que mantendrán con la oposición.

ERC, por ejemplo, se ofreció a la vuelta de las vacaciones para negociar el presupuesto, y detalló que, entre otras exigencias, pedirá fondos extraordinarios para luchar contra lo que el concejal Ernest Maragall llama “el choque climático”.

Otras dos fuentes del ejecutivo de alianza entre los comunes y el PSC confirman que ultiman un paquete de fiscalidad ambiental, “con el aparcamiento y más cuestiones”, y en concreto, la voluntad de aprobar el proyecto de que aparcar se pague en función de lo que contaminen los coches. En octubre de 2016, Badia comparaba las tarifas variables de aparcamiento en superficie como un “peaje de llegada”.

El gobierno municipal entiende, además, que en los tres años transcurridos desde entonces la sensibilidad de la ciudadanía sobre la necesidad de reducir la contaminación ha aumentado. O que la mayoría ya sabe que la etiqueta ambiental de la DGT indica las emisiones de los vehículos. Cuando hace tres años se planteó la tasa de aparcamiento variable se hablaba de habilitar nuevos parquímetros que permitieran introducir la matrícula del coche para condicionar la tarifa al tamaño del vehículo, la antigüedad y el nivel de emisiones. Unas variables que ahora, a partir de enero, controlarán las cámaras que se activarán para vigilar que no circulen los coches más contaminantes (sin etiqueta) por la Zona de Bajas Emisiones (ZBE).

54.000 plazas de aparcamiento regulado

En Barcelona hay 54.000 plazas de aparcamiento en superficie reguladas, según los datos de la web municipal. 4.000 son las blancas, exclusivas para residentes en la zona, que pagan un euro a la semana (o nada si no tienen multas). Otras 40.000 son área verde, donde los no residentes pueden aparcar un máximo de dos horas pagando entre 2,75 y tres euros la hora.

Y las 10.000 plazas de zona azul son las más caras: con un máximo de cuatro horas y un precio de hasta 2,5 euros por hora. El anterior proyecto de tasa de aparcamiento contemplaba un recargo extra de hasta 1,15 euros la hora en las áreas verde y azul. Que podría subir hasta 5,6 euros en el caso de vehículos muy contaminantes o de gran tamaño. U obtener rebaja los coches con cero emisiones.