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Barcelona lidera la caída de ventas de coches pese las restricciones de 2020

De enero a agosto, las matriculaciones se desplomaron en la ciudad un 17,2%, casi el doble que en Cataluña

Josep Catà Figuls

La ciudad de Barcelona emprenderá a partir de enero la mayor restricción a los coches contaminantes, una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de 95 kilómetros cuadrados —una superficie 20 veces mayor que Madrid Central— en la que no podrán circular los vehículos que no cuenten con la etiqueta ambiental de la DGT. Pese la inminencia de la entrada en vigor de estas medidas, que obligaría a renovar el parque de coches, la caída de ventas en Barcelona es casi el doble que en el resto de España. Esto se debe a la incertidumbre de los compradores ante la normativa de emisiones y las dudas acerca de la transición al coche eléctrico.

Entre enero y agosto de 2019 se matricularon en la ciudad de Barcelona 18.511 turismos y todoterrenos, una cifra un 17,2% inferior que en el mismo periodo del año anterior. Los datos de matriculación, aportados por Anfac y Faconauto, las patronales de fabricantes y concesionarios, muestran que la mayor caída la protagonizan los vehículos de combustión diésel (sus ventas se redujeron casi a la mitad) y gasolina (-15,5%). Las matriculaciones de coches eléctricos crecieron, pero los números todavía son anecdóticos al lado de las ventas en los otros tipos de combustión.

La caída en Barcelona es casi el doble que en el conjunto de España, donde las ventas se contrajeron un 9,2% (de 973.545 vehículos entre enero y agosto de 2018 a 883.649 vendidos en el mismo periodo este año), un porcentaje muy parecido al del conjunto de Cataluña. La reducción de las matriculaciones tampoco es tan destacable en la comunidad de Madrid, pese a que en la capital también se han emprendido medidas restrictivas a los coches contaminantes. En esa comunidad, las ventas cayeron un 4,6%.

Los responsables del sector señalan que la contracción de ventas experimentada en estos últimos meses tiene varias causas. La más importante es el efecto de la comparación con los meses de julio y de agosto de 2018. Ese era el momento previo a la entrada en vigor de la normativa europea sobre emisiones, y el sector experimentó un incremento inusual de las ventas, motivadas por las ofertas que los concesionarios realizaron para deshacerse de las reservas de vehículos antes de que entraran en vigor las restricciones. En Barcelona, donde el proyecto de la ZBE se conoce desde que el Gobierno de Ada Colau lo anunció en 2017, las ventas antes de la entrada en vigor de la normativa europea fueron mayores, por lo que la caída en estos últimos meses también es más destacable.

Los concesionarios creen que la entrada en vigor de la ZBE “no afectará al negocio más de lo que ya ha afectado”, pero piden una legislación común que ponga fin al clima de incertidumbre acerca de las normativas sobre emisiones. En este sentido, los concesionarios creen que la mayor dificultad está en que cada ciudad y cada comunidad ha emprendido su propio plan, y reclaman la formación de un gobierno que afronte de forma global el reto de la restricción de las emisiones. “El comprador final no sabe qué comprar, y opta por esperar a que haya más claridad, o hasta por comprar un coche usado y amortizarlo mientras tanto”, explica Raúl Morales, portavoz de la asociación de concesionarios Faconauto.

“Todas las medidas nos parecen bien, siempre que se ponga el foco en la contaminación de los coches más antiguos. Pero no hay que olvidar que quien tiene un coche antiguo muchas veces es porque no se puede permitir uno nuevo”, señala. Según Morales, hace falta asegurar que los vehículos queden fuera de la circulación, y apuesta por crear un “plan de achatarramiento”, que financie el desguace de los coches y la sustitución por uno nuevo.

En la ordenanza de la ZBE, el único plan previsto para incentivar el desguace de los coches antiguos es la entrega de un título de transporte público, la T-Verde, gratuito durante tres años y para toda la zona metropolitana de Barcelona, siempre que el vehículo esté registrado en la ciudad, y que el usuario no adquiera un nuevo vehículo en ese tiempo. Es una opción que están estudiando usuarios como Xavier Bueno, propietario de un coche de combustión diésel de 2004, y por lo tanto, anterior a lo que marcará la normativa para conseguir la etiqueta ambiental. “Mi coche no podrá entrar, y tendré que darlo de baja. Me daba mucha libertad pero tendré que adaptarme”, explica.

En la provincia de Barcelona, casi un 40% de los coches matriculados no tiene etiqueta ambiental de la DGT, y a partir de enero no podrá circular durante el día en la zona restringida. Los fabricantes celebran la medida, en consonancia con otras ciudades europeas, pero creen que además de la restricción deberían impulsarse otras formas de movilidad. “Se está teniendo en cuenta el criterio de que los vehículos más viejos son los más contaminantes. Sin embargo, existen otros instrumentos para mejorar la movilidad, como por ejemplo el impulso del car sharing con vehículos de bajas emisiones”, explican en Anfac. La opinión de los fabricantes es que la restricción debe ir acompañada de estrategias para reducir los vehículos en circulación y favorecer “nuevos patrones de movilidad”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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