Estudiar en castellano en la UOC cuesta el triple que hacerlo en catalán
La Generalitat subvenciona a este campus privado para igualar a las públicas
Francisco Castro acabó hace tres años la carrera de Derecho en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Vive en el Puerto de Santa María (Cádiz), así que se matriculó en la modalidad de lengua castellana. Antes de acabar la titulación se enteró que estaba pagando el triple de sus compañeros que estudian en catalán. Francisco alaba el método educativo de la UOC, pero critica esta política de precios. “Me parece injusto. No todos podemos hacer los estudios en catalán”, lamenta.
Por ejemplo, estudiar Psicología —240 créditos, la carrera más elegida por los alumnos—, cuesta un mínimo de 4.850 euros si se elige en catalán y 14.500 en castellano, ya que el precio por crédito es de 20,22 y 60,32 euros respectivamente. Pero adicionalmente los alumnos acostumbran a pagar por los materiales impresos, también un 30% más costosos en castellano. Si se repite asignatura, el sobrecoste es del 55% y si se convalidan materias, un 30% más.
La UOC, que nació hace dos décadas, cuenta con unos 53.000 estudiantes, de los cuales casi 36.000 estudian grados y el resto, posgrados o másteres. De estos 36.000 alumnos, un 11% están matriculados en la opción castellana. El vicerrector de Docencia de la UOC, Carles Sigalés, se remite al origen del campus para explicar esta diferencia de importes. “La UOC se creó para llenar el hueco inexistente hace 20 años: no había enseñanza de catalán a distancia. Se intentó hacer un convenio con la Uned —la universidad no presencial subvencionada por el Gobierno central— para que se impartieran títulos en catalán, pero las negociaciones no prosperaron y la Generalitat creó su propio campus online”.
Lluís Jofre, director general de Universidades, explica que la Universitat Oberta recibe anualmente una subvención pública “para cubrir una parte de los gastos corrientes y de funcionamiento, así como una parte de sus inversiones, como el campus virtual y la elaboración de los materiales educativos”. Este año, la UOC ha percibido 29 millones de euros de fondos públicos, lo que supone alrededor del 30% de su presupuesto.
Esto implica que la Generalitat subvenciona los estudios impartidos en catalán y permite a la UOC fijar el mismo importe por crédito que las universidades públicas, aunque al final la factura que recibe el estudiante es más elevada por las tasas de gestión y material. De hecho, Sigalés admite que la fórmula de la UOC es “extraña”. Es una fundación privada, pero funciona como una pública en cuanto a los precios y el hecho de no poder acabar el ejercicio en números rojos.
“Cuando decidimos ampliar fronteras, la Generalitat nos dijo que no nos subvencionaría esta modalidad porque iba más allá de su ámbito territorial”, tercia el vicerrector, quien asegura que han intentado buscar subvenciones del Estado u otras comunidades para abaratar los estudios en castellano, pero no lo han conseguido. Sigalés rechaza que el doble nivel de precios sea discriminatorio y recuerda que un alumno que desee estudiar en castellano puede hacerlo en el campus de la Uned, más económico que la UOC por la subvención pública estatal. En esta universidad, el precio por crédito del grado de Psicología está en 33,52 euros, así que toda la carrera, sin contar tasas, sale por 8.000 euros.
La diferencia de precios es ampliamente conocida por los alumnos de la UOC y por las redes sociales circula algún que otro consejo para ahorrarse un buen pellizco. “Te puedes matricular en catalán y después buscar los materiales en castellano, hay tráfico de materiales por la red. Algunos de mis compañeros lo hicieron, pero yo no me sentía seguro para estudiar en catalán”, explica Castro.
Quien sí lo ha hecho es Carlos Santiago, que estudia Informática. Reside en Barcelona desde hace tres años, pero es natural de Madrid y trabaja en una multinacional en inglés. Su dominio del catalán es limitado, pero a pesar de ello se matriculó en este idioma en la UOC por el precio. “Me bajo los apuntes en castellano de una web alternativa y puedo hacer los exámenes en castellano”, admite. Santiago ve bien esta diferencia de precios y lo mira con otra perspectiva. “Yo me aprovecho de ello porque pago el importe subvencionado. Pero la cuestión no es que el castellano sea más caro, porque realmente está al mismo nivel que el de otras privadas. Es el catalán que es más barato por la subvención”, remacha.
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