Donaciones en paquetes, no en sobres
El Banco de Alimentos de Bizkaia repartió 3.200 toneladas de comida en 2012
En este almacén de Basauri, al sur de Bilbao, la riqueza se cuenta en kilos, no en euros. Las donaciones son legales, necesarias y llegan en paquetes en vez de sobres. Lo único que importa es la comida que reciben, la que dan y el número de personas a las que llega. Y lo más importate: el enriquecimiento individual en el Banco de Alimentos de Bizkaia es intangible.
Antes de la crisis eran 17.000 personas en toda la provincia las que se beneficiaban del trabajo de esta organización sin ánimo de lucro. Este año 31.000 recibirán ayuda. "Porque nosotros solo ayudamos", explica su director Nicolás Palacios, "no alimentamos a nadie."
Con la recesión también ha cambiado el perfil de quienes acuden a estos servicios. Sigue habiendo emigrantes y personas de perfil desestructurado, pero también muchas personas autóctonas que han perdido su trabajo y se han quedado sin prestaciones. El 7,3% de la población vasca está en riesgo de caer en la pobreza y el 5,3% (157.686 personas) ya vive en esa situación, un 48,1% más que en 2008, según datos del Gobierno autonómico de 2012.
En 2008 fueron 17.000 beneficiarios; este año
serán 31.000
Antonio Pérez coordina el comedor social de Irala en Bilbao, que tiene capacidad para 108 personas. Él también ha observado este cambio en su trabajo. Además de ofrecer comidas y cenas en el comedor, que sólo admite a adultos, también se encarga de repartir bolsas de comida a unas 100 familias a través de Cáritas y el Plan de Pobreza del Ayuntamiento. "A ojo, hace cuatro años atendíamos a 20 ó 30 familias", afirma. Antes la mayoría de los beneficiarios a los que atendía Pérez eran mujeres solas con hijos, mientras que ahora cada vez acuden más individuos en paro y sin subvenciones. Pero la crisis no es el único problema: el año pasado se tiraron 10 millones de toneladas de comida en España, según la Federación Española de Bancos de Alimentos.
Las cajas se amontonan en las gigantescas estanterías con cientos, miles de kilos de comida. Al fondo del almacén hay tres enormes cámaras frigoríficas donde el Banco guarda los productos frescos. Mercabilbao les ha cedido otro almacén para las frutas y verduras. “El año pasado entregamos 3.200 toneladas de alimentos”, cuenta el directivo Luis Crovetto. Los no perecederos los ofrecen cada dos semanas a las asociaciones que, con el convenio de de los ayuntamientos y la Diputación, trabajan con esta ONG. Los alimentos frescos se reparten “según llegan.” Nunca directamente al usuario.
El año pasado se tiraron 10 millones de toneladas de comida en España
En el comedor de Irala reciben unos 60.000 kilos al año del Banco, más de la mitad del alimento total utilizado. “Sí que hay falta de según qué ingredientes”, admite Pérez. Muchas veces compran los segundos platos porque no pueden contar siempre con carne o pescado. “Llega cuando llega, y no podemos esperar a que nos llamen por la mañana”.
En todo caso, “el Banco ha sido un buen ahorro para muchas asociaciones”, según el coordinador. El centro de Irala se fundó 40 años antes que la organización provincial y entonces los centros tenían que comprar ingredientes como las legumbres.
"Como una empresa"
Andrés tiene 71 años y lleva 6 trabajando de voluntario en el Banco de Alimentos. Es el responsable del almacén y se toma su trabajo en serio: “es muy importante colocar las cajas por fecha de caducidad”. Desde que comenzó en la organización el volumen de donaciones ha aumentado mucho, afirma, y hay días en los que están “desbordados”, sobre todo en época de campañas especiales como las de grandes supermercados. Disponen solo de cuatro furgonetas para ir a buscar toda la comida, ya que raramente la traen los donantes.
Fundado en 1995 por 14 personas, al Banco lo han sustentado siempre los voluntarios - hoy son 178 en total - y los colaboradores - más de 100. "Nuestra estructura es la de una empresa", dice su presidente. "Desde el principio tuvimos claro que tenía que ser así para que el esfuerzo no se diluyera." Tienen una junta directiva con distintos departamentos como el de proveedores o el de relaciones institucionales. Hay pocas mujeres entre los organizadores. El presidente aventura que quizá se deba a que “tienen más responsabilidades familiares”.
Esta organización multiplica por 34 cada euro que recibe: en 2012 tuvo un gasto de 170.000 euros aproximadamente y entregó producto por más de 6 millones de euros. “Unas cuentas que por supuesto ninguna empresa, pero seguramente también pocas ONG consiguen”, afirma satisfecho Palacios.
El Banco recibirá este año 78.162 euros de un concierto benéfico de Fito & Fitipaldis, que actuarán en el teatro Arriaga los próximos 5 y 6 de octubre. Los dos directivos piensan comprar una entrada para asistir. Entre risas, Crovetto muestra ufano en su teléfono móvil una fotografía suya con el cantante. No descartan organizar más eventos de este tipo con famosos de Bizkaia: “Sería difícil que viniera Julio Iglesias”, bromean. Aunque carecen de la infraestructura para organizarlo solos, eso no es lo importante. “Trabajamos por la satisfacción que produce hacer algo para quienes lo necesitan. Es nuestro leitmotiv.”
Ayuda europea en el aire
“Hace unos meses creíamos que las ayudas comunitarias para 2014 se iban a suspender. Ahora ya parece que no, pero es difícil porque no sabemos cómo serán”, explica Palacios. Este tipo de financiación supone un tercio del producto total del Banco de Alimentos de Bizkaia, es decir, unas 1.000 toneladas al año.
El programa de ayuda alimentaria de la UE fue creado en los años ochenta para aprovechar los excedentes de la política agraria comunitaria. Varios países bloquearon durante meses en 2011 el presupuesto porque no estaban de acuerdo con que el fondo económico de agricultura se utilizara para este fin. El desacuerdo se resolvió prorrogando las ayudas hasta 2013, y este año España recibirá 85,6 millones de euros para este fin. La cantidad para el año que viene no está determinada todavía.
La Federación Española de Bancos de Alimentos comunicó su preocupación el año pasado al Gobierno central y calculó que en caso de eliminarse la ayuda, un millón de personas en el país podrían quedarse sin este servicio.
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