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Escaparate de buen vino castizo

Siete locales ofrecen una copa de vino madrileño y una tapa especial por cuatro euros La iniciativa nace paralela al concurso internacional de vinos, Bacchus 2013

Milhojas de berenjena con vieiras, en Vadebaco.
Milhojas de berenjena con vieiras, en Vadebaco.C. Manuel

Los vinos madrileños ya no son esos "vinos mediocres que se vendían a granel" sino caldos capaces de codearse con otros de primera talla, como asegura Carlos Álvaro Palacios, restaurador con 20 años de trabajo a sus espaldas y entusiasta del vino. Su restaurante, La Vega del Arte, es uno de los siete locales del barrio de las letras que desde ayer y hasta el lunes por la noche tendrán en su carta una oferta de copa de vino con denominación de origen (D.O.) Vinos de Madrid junto con una tapa especial por cuatro euros.

La iniciativa, que trata de acercar al consumidor los caldos de la región, nace en paralelo a la XI edición del Concurso Internacional de Vinos, Bacchus 2013, que organiza la Unión Española de Catadores (UEC) y cuenta con el apoyo entre otros del Ministerio de Agricultura y el Gobierno regional. Desde hoy y hasta el martes 19, unos 80 catadores se citan en el Salón Real del Casino de Madrid para escoger los mejores de entre 1.560 vinos de todo el mundo, de los que 40 se elaboran en la comunidad. También, y como referencia hacia la ciudad que acoge el certamen, elegirán el mejor de los vinos madrileños de entre los que hayan resultado ganadores.

Madrid ha sido tradicionalmente una tierra de vinos, "sobre todo gracias a eso tan tradicional y tan de aquí como son las tabernas", recuerda Fernando Gurucharri, director del certamen y presidente de la UEC. Quizá, dice Gurucharri, por eso no es casualidad que una variedad de uva, la blanca Malvar, no se encuentre en ningún otro lugar más que en Madrid, salvo casos testimoniales. La fama les ha sobrevenido en los últimos diez años, gracias, entre otras cosas, a los premios que han cosechado en competiciones internacionales. Los restauradores coinciden, no obstante, en que ha sido crucial la labor de una nueva generación de enólogos que han obrado el milagro. "Ya no se trata como antes del hijo del bodeguero, sino de gente con estudios —biología, química, enología…— que ha viajado y conoce otros países y otros mercados y los gustos del consumidor", cuenta Gurucharri. "El problema es que nunca hemos hecho patria, quizá porque no había una infraestructura de calidad para venta de vinos. Había mucha picaresca, ya se sabe, el comerciante que bautizaba el vino y todo eso, pero ahora la cosa ha cambiado: creo que no me equivoco si digo que algunos de los mejores vinos de España se hacen en Madrid".

10 etiquetas para recordar

» El Rincón. Bodega Pagos de Familia Marqués de Griñón.

» El Regajal. Viñas de El Regajal.

» El Hombre Bala. Bodega Comando G.

» Bernabeleva Garnacha de Viña Bonita. Bodega Bernabeleva.

» Las Moradas de San Martín Initio. Viñedos de San Martín.

» Licinia. Bodegas Licinia.

» Puerta del Sol. Malvar fermentada en barrica. Vinos Jeromín.

» Asido. Ricardo Benito.

» Treinta Mil Maravedíes. Bodegas Marañones.

» Madrileño de Juan Orusco. Bodegas Orusco.

La denominación de origen fue creada en 1990, aunque los intentos por establecer la categoría empezaron a mediados de los años ochenta del siglo pasado. Por el momento la denominación solo la tienen la producción en localidades del sur de Madrid, como San Martín de Valdeiglesias, Arganda, Navalcarnero y Chinchón. Cuarenta y cinco bodegas elaboran un producto que acaba en mercados tan exóticos como Japón y Suecia. La mayoría, sin embargo, termina en las mesas españolas, especialmente las de Madrid, ya que el reducido tamaño de la región facilita su distribución.

Regajal, Tagonius y Licinio son algunas de las bodegas que dan nombre a los vinos, aunque también los hay con un nombre más heterodoxo: La bruja avería, El hombre bala y La mujer cañón son algunos de los producidos por la bodega Comando G. "El nombre puede hacer que los más puristas se resistan, pero te aseguro que cuando lo prueban se dan cuenta de que son vinos muy buenos", dice Palacios. "Y la estrategia del nombre les funciona: todo el mundo se acuerda". En su restaurante servirá un tinto, reserva de 2008, Puerta de Alcalá. "Lo acompañamos con una bola —empanada— de arroz bomba con secreto ibérico y alioli de cebollino", explica Carlos Álvaro Palacios, de 35 años y uno de los dueños del negocio. "La UEC nos ofreció participar en la ruta. Ellos marcan el precio, aunque somos nosotros quienes elegimos el vino y la tapa, que se escoge intentando que maride bien con él".

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Moisés Avezuela, de 50 años, es gerente del restaurante El Barril de las Letras. Asegura que los vinos de la región no tienen nada que envidiar a otros. "No tengo ninguna duda de que la mejor garnacha de España se cultiva aquí, en Madrid", asegura mientras sostiene un plato con la tapa elegida: boquerones de Vitoria a la andaluza –rebozados y fritos en aceite de oliva-, que servirán junto a dos vinos, un blanco de la bodega Alma de Valdeguerra, semidulce y de la variedad malvar, y un tinto de la variedad garnacha de los bodegueros de La morada de San Martín y que ha permanecido 11 meses en barricas de madera de roble.

Los expertos, como Gurucharri, apuestan por acercar el producto a los nuevos consumidores y a los interesados en las tradiciones: "Es lógico ya que somos un país mediterráneo donde los tres alientos por excelencias son el pan, el aceite y, por supuesto, el vino”.

 Aún falta un poco para que este producto toque su techo, según los restauradores. Al producto, dicen, le falta darse a conocer un poco más, como hicieron en su omento con los vinos de La Rioja. "Muy, muy conocidos no son, pero tienen la ventaja de que la distribución es muy sencilla", afirma Víctor Rodríguez, del restaurante Vadebaco, en la calle del Prado. El local, que fue inaugurado en septiembre, tiene alrededor de 100 vinos en su carta de los que el 10% son vinos madrileños. Por cuatro euros sirven una copa acompañada de una milhojas de berenjenas con vieiras, mousse de espárragos y espuma de jamón, que se prepara en el momento. "Creo que es necesario que promocionemos el producto típico de la región", razona mientras a su lado Xan Otero, gerente del local, le da la razón. "Hay personas, como me ocurre a mí, que se mueven mucho por España y cuando vienen a Madrid se quedan sorprendidos. Se entera de que estos vinos existen".

El movimiento se demuestra andando, aseguran. La apuesta por vinos de calidad redunda en la creación de más caldos excelentes y estos están empezando a despegar. Como dice el presidente de la UEC, "en Madrid, además de la Cibeles, la Puerta de Alcalá y el Museo del Prado, tenemos una riqueza agrícola que hay que empezar a dar a conocer. A lo mejor en eso deberíamos fijarnos en los demás".

Siete escalas de una misma ruta

» Ramsés (Plaza Independencia, 4). Vino tinto La bruja avería de 2011 de la variedad garnacha. Taco de pato con huitlacoche y salsa de mole.

» Vadebaco (Calle Prado, 4). Vino blanco Navaherreros de 2011. Milhojas de berenjenas con vieiras, mousse de espárragos y espuma de jamón.

» Casa Patas (Calle de los Cañizares, 10). Vino tinto Jesús Díaz de 2012. Rabo de toro (plato estrella de la casa).

» El Barril de las Letras (C/ Cervantes; 28). Vino blanco de Alma de Valdeguerra, y un tinto de Las moradas de San Martín. Boquerones de Vitoria a la andaluza.

» Taberna Mariano (Calle de Lope de Vega, 25). Vino Puerta Cerrada. Callos con garbanzos.

» La Vega del Arte (C/ Lope de Vega, 20). Vino tinto Puerta de Alcalá, de 2008. Bola de arroz bomba con secreto ibérico y alioli de cebollino.

» Vinoteca García de la Navarra (C/ Montalbán, 3). Vino tinto de 2007 de  la variedad garnacha, de Las moradas de San Martín. Dos croquetas de jamón.

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