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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De indignados, a cabreados

La derecha recorta con placer: en el fondo, la crisis le sirve de coartada para hacer recortes ideológicos. Por ello, de esta saldremos más pobres y con menos derechos

La mujer que estampó su firma al final de las 14 páginas del BOJA con el plan de ajuste de la Junta, debió sufrir lo suyo.

Siendo adolescente, su padre, pintor de brocha gorda, enfermó prematuramente. Su madre, analfabeta, se hizo cargo de los cinco hijos. Le echó coraje: a los 50 años, consiguió el graduado escolar, el carnet de conducir y el titulo de auxiliar de enfermería.

Carmen Martínez Aguayo me recordó ese pasaje de su vida hace cuatro años. Entonces era viceconsejera. Hoy es la titular de Hacienda y por eso el Decreto-Ley de Medidas Fiscales, Administrativas, Laborales y en materia de Hacienda Pública para el reequilibrio económico-financiero de la Junta de Andalucía (¡vaya nombrecito!) lleva su firma.

El cargo no se lo han regalado en ninguna tómbola. En su casa no sobraba nada. A los 14 años aportaba los primeros dineros dando clases a sus compañeras de instituto. Se hizo enfermera y trabajando por las noches se costeó la carrera de Medicina. Aprobó dos oposiciones MIR (en Madrid y en Valencia). Sabe lo que es ser empleado público.

El mismo viernes día 22 en el que aparecía en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el decreto con el ajuste de los presupuestos de la comunidad, miles de trabajadores, estudiantes y jubilados se echaron a la calle en distintos puntos del país.

La oleada de recortes decretada por todos los Gobiernos en la Europa del sur ha enfurecido a los ciudadanos. En unos meses, se ha pasado del estupor y la indignación, al cabreo y la rebelión.

Cabreados están los trabajadores gaditanos de Navantia, que marcharon sobre la capital en protesta por la actitud del PP, que ha suprimido en los Presupuestos Generales del Estado la contratación de nuevos buques. O los mineros de Asturias, de León, de Teruel, que marchan hacia Madrid: les han recortado las ayudas al carbón; es decir, los dejan en la calle. O los estudiantes y profesores que ocuparon la explanada de San Telmo, sede de la presidencia: les han eliminado 130 millones del presupuesto.

¡Hasta los abuelos, conocidos como yayoflautas, mostraron su cabreo! Ocuparon el consulado alemán de Barcelona y sucursales del Deutsche Bank en Sevilla y otras capitales. Protestan contra lo que ellos llaman deudocracia.

Todos esos recortes servirán para tapar los agujeros hechos por la avaricia y la incompetencia de los banqueros. A los que les van a inyectar hasta 100.000 millones de euros. Todos los Gobiernos autonómicos están con la tijera en mano. Pero no todos cortan igual. La derecha recorta con placer: en el fondo, la crisis le sirve de coartada para hacer recortes ideológicos. Por ello, de esta saldremos más pobres y con menos derechos.

La derecha cree que mutilar el gasto social del Estado es bueno. Pero es curioso: recortan todo, menos sus sueldos. El presidente catalán, en donde ya se paga un euro por receta, es el presidente mejor pagado: 122.426 euros. El doble que el presidente Griñán (63.808), que ocupa la penúltima posición. Le sigue Esperanza Aguirre: 94.079 (un 48% más que Griñán).

La izquierda recorta a la fuerza. Con dolor. Lo vemos en Izquierda Unida, socio del PSOE en el Gobierno. En un acto de responsabilidad y valentía política, su líder y vicepresidente del Gobierno, Diego Valderas, ha pedido a sus militantes que entiendan la medida. Ayer, aprobaron el plan de ajuste en el Parlamento. Porque la alternativa es “la caída del Gobierno andaluz”, como dijo Valderas, y la llegada de la derecha al poder. Y ya vemos lo que está haciendo donde gobierna.

Aquí, aquella hija del pintor de brocha gorda, le ha metido un tajo del 7,5% al salario de los altos cargos y del 5% a los trabajadores públicos. No ha tocado el sueldo de los mileuristas. No ha privatizado. No ha despedido masivamente.

No todos recortan igual, no.

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