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Los duros recortes asfixian a la I+D+i valenciana

El IVIA sigue los pasos del Príncipe Felipe y de los institutos tecnológicos

La investigación, el desarrollo y la innovación en la Comunidad Valenciana parecen cada vez más abocados a ser la tarea heroica de unos pocos emprendedores. Y las pocas instituciones existentes con apoyo público, asfixiadas por la crisis y los recortes, empiezan a parecerse a las terminales de salida de los aeropuertos con un desolador flujo de cerebros en fuga.

Así, los problemas del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) se suman ahora a los que están pasando los institutos tecnológicos de la Comunidad Valenciana o el emblemático Centro de Investigación Príncipe Felipe, llamado en su día a ser el buque insignia de la investigación valenciana y reducido ahora, siete años después, casi a las dimensiones de su viejo predecesor, el Centro de Investigaciones Citológicas de Valencia.

La dirección del Centro

El torpedo en la línea de flotación del buque Príncipe Felipe lo dio en otoño la Generalitat, cuando recortó en casi un 50% la plantilla y las líneas de investigación del centro de investigación, inaugurado en marzo de 2005. Así, la institución planteó un expediente de regulación de empleo (ERE) para un centenar de sus 245 empleados. Y casi el 80% de los afectados eran investigadores. Además, desaparecían 16 laboratorios y 14 líneas de investigación del prestigioso centro.

Para dar una idea de la evolución del Príncipe Felipe, que inauguró a bombo y platillo un moderno edificio en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, junto al Oceanogràfic, basta ver la disminución de los fondos destinados por el Consell, que han pasado de 9,7 millones a 4,4 en unos años. El Consell argumentó la drástica medida en que se iban a eliminar las líneas de investigación no viables o no productivas. Pero los investigadores tacharon la excusa de falacia, al asegurar que “todas las líneas cuentan con financiación suficiente, lo único que necesitan es un sitio para hacerlas”.

La Generalitat debe
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Es decir, el Consell solo paga los gastos de mantenimiento del edificio y el sueldo de los investigadores, pero no los trabajos que allí se ejecutan. Cada experimento puede contar con ayudas de varias instituciones y tienen que ser los comités técnicos de los organismos que las conceden quienes evalúan si siguen financiándolas o no. Por eso, los científicos hasta alertaron de que si se paralizaban líneas de investigación habría que devolver el dinero conseguido. Según sus datos, la mitad de entre cinco y siete millones, que es lo que se consigue cada año.

Y en lo que respecta a la red de centros tecnológicos de la Comunidad Valenciana, el propio Consell, que les debe más de 50 millones de euros, reconoció hace unas semanas que habría que cerrar algunos de los centros, que dependen de la administración pero que funcionan como entidades sin ánimo de lucro con financiación mixta (público-privada) al 50%.

Máximo Buch explicó que los

Según fuentes de los centros, el consejero de Economía, Máximo Buch, les explicó que, en la vida económica, las empresas quiebran, y la sentencia también se podía aplicar a este tipo de instituciones. Buch, en la tesis de que debe ser la iniciativa privada la que tire del carro, también habría explicado que los propios centros tendrían que ser los que se impusieran los recortes. De hecho, al menos cuatro de ellos ya han acometido un ERE.

Pero el problema de fondo es que los 14 institutos, que suman una plantilla de 1.300 trabajadores y dan apoyo investigador a los sectores industriales valencianos más potentes (como el cerámico, el calzado, el juguete, la construcción, el mueble o el agroalimentario), están pasando apuros económicos por la deuda de la Generalitat.

Los científicos y los expertos en economía saben que, cuando un país padece una crisis económica como la de España, y el tejido productivo se deteriora a pasos agigantados sin que haya un recambio válido para el espejismo de la construcción desbocada, la solución está en la investigación y el desarrollo de nuevos nichos industriales y tecnológicos. Pero el tijeretazo de las Administraciones, cuando imperan los recortes inmediatos, no se atiene a la lógica. Y parece que las políticas aplicadas durante los últimos meses condicionarán y mucho el futuro de la I+D+i valenciana.

Esquerra Unida denuncia el abandono de la I+D+i

La diputada de Esquerra Unida (EU) Esther López Barceló criticó el martes la situación de abandono a la que el Consell ha sometido el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA). “Es una muestra más del nulo interés que este Gobierno tiene en invertir en ciencia o en I+D+i”, denunció López, que advirtió de que “en estos momentos la financiación autonómica en este sentido es prácticamente cero”, lo que lleva “a perder la oportunidad de cambiar el modelo productivo valenciano”.

López recuerda que “la triste realidad es que prácticamente sólo se ejecutan programas científicos financiados desde el antiguo Ministerio de Ciencia y Tecnología, el de Educación, Agricultura o desde la Unión Europea”.

“Si a esto le sumamos el abandono del IVIA y la desidia hacia su plantilla científica, la Generalitat está eliminando las posibilidades al no creer en la investigación como una inversión, sino como un negocio poco rentable”, añade López. “El Gobierno valenciano no tiene ningún interés por fomentar la agricultura como uno de los sectores más importantes”.

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