Dormir con la boca abierta: que retraten el momento no es lo peor que podría pasarte...
Problemas dentales, faringitis, ronquidos y apneas son solo algunas de las consecuencias
Casi todos hemos presenciado la escena en alguna ocasión: tu padre/madre/hermano/pareja/amigo se ha quedado traspuesto en el sofá y está durmiendo con la boca muy abierta. Tanto que la estampa merece una fotografía con la que divertir a los amigos cuando haya ocasión. Pero más allá de que la imagen sirva para echar unas risas, puede estar mostrando un problema de salud del que el afectado no se ha percatado. Sobre todo si ese hábito, el de dormir con la boca abierta, se da con frecuencia. “Lo natural es dormir con la boca cerrada porque nuestro organismo está diseñado para que respiremos por la nariz. Si abrimos la boca para tomar aire cuando estamos dormidos, la mayoría de las veces significa que la nariz no funciona correctamente, por lo que puede haber una patología nasal o nasofaríngea”, explica Miguel Fresnillo, otorrinolaringólogo en el Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de Madrid.
La lista de posibles causas no es corta. Rinosinusitis alérgicas, desvíos de tabique o infecciones de las vías altas son las más habituales, pero no las únicas. Como explica Marina Carrasco, presidenta de la Comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), “lo más frecuente son enfermedades alérgicas que hacen que se inflamen los cornetes, y al tumbarse esa inflamación se incrementa todavía más. Pero también hay otras patologías menos frecuentes que pueden estar dificultando el paso del aire por la nariz, como pólipos nasales o incluso tumores”, advierte esta otorrinolaringóloga del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia.
Por eso, el primer consejo de los expertos pasa por hacer una visita al otorrinolaringólogo. En función del diagnóstico, el especialista encontrará la solución, que pasa por esprays si se trata de rinosinusitis o cirugía si el problema son pólipos, tumores o un tabique desviado que muestra su cara fácilmente cuando solo se tapona un lado de la nariz.
Pero también es posible que te lleves una sorpresa y que la razón no sea ninguna de estas patologías. ¿Por qué entonces abres la boca para respirar cuando estás dormido? “En esos casos, lo habitual es que se trate de una persona con un paladar estrecho que duerme boca arriba”, responde el doctor Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES), quien explica que la musculatura orofacial tiene cierta vida propia durante la noche. “Toda esa musculatura se relaja durante el sueño, al igual que las demás partes del cuerpo, y si la persona duerme boca arriba y tiene mandíbula pequeña, que suele traducirse en garganta estrecha, como la lengua tiene que ocupar su espacio, esta se va hacia atrás, de forma que la mandíbula bascula también hacia atrás y se duerme con la boca abierta”, explica el jefe de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de la Ribera y profesor de la Universidad Católica de Valencia.
Si un paladar demasiado estrecho que obstruye el paso del aire es el problema, la solución puede estar en técnicas de ortodoncia. Aunque probablemente hubiéramos podido evitar esta situación si nos lo hubieran tratado de niños, cuando es más sencillo solucionar el problema. “A los niños con paladar estrecho basta con hacerles una expansión rápida del maxilar, que permite que se respire mejor por la nariz y previene problemas en el futuro. La prevención de la respiración bucal muchas veces se consigue con un correcto desarrollo maxilofacial de la mordida”, asegura Puertas.
Los pulmones también se ventilan
¿Qué ocurre si obviamos el problema? Pues que nos pasa factura. Entre los afectados se encuentra nuestra dentadura, que es más propensa a sufrir caries. Como mostró una investigación publicada en la revista Journal of Oral Rehabilitation, dormir con la boca abierta reseca la cavidad oral reduciendo el pH de la boca, “lo que permite que los gérmenes colonicen con facilidad las encías, además de producir halitosis, que en un 80% están relacionadas con el crecimiento bacteriano”, explica Fresnillo.
Otra consecuencia es que son más frecuentes las faringitis, y la razón está en que es la nariz y no la garganta la que debería realizar el trabajo de calentar el aire y humedecerlo para llevarlo a los pulmones. “Cuando el aire entra por la nariz, pasa por los cornetes, unas estructuras muy vascularizadas que calientan y le dan mucha humedad al aire para que pase hacia los pulmones. Cuando respiras por la boca, este paso de calentar y humedecer no se da, por lo que eso lo tiene que hacer la garganta, esta acaba resecándose y llegan las faringitis crónicas”, explica Marina Carrasco.
Pero hay otra razón, especialmente importante en los tiempos de pandemia que corren, para aplicar aquello de “en boca cerrada no entran moscas” también mientras dormimos: el óxido nítrico, un relativamente recién conocido para los científicos cuyo principal valor es que favorece la adecuada ventilación de los pulmones y esteriliza el aire que respiramos. “Cuando respiras por la nariz, el aire que inspiras se llena de óxido nítrico, que además de favorecer el intercambio gaseoso para una correcta ventilación pulmonar tiene la capacidad de matar virus y bacterias. Pero si respiras por la boca no obtienes ese óxido nítrico, por lo que cuentas con más posibilidades de sufrir infecciones, ya que el aire está menos estéril”, afirma la otorrinolaringóloga de la SEORL-CCC.
Además de todo lo anterior, si duermes con la boca abierta casi con toda probabilidad acabarás roncando. “Si el aire no circula bien de la nariz a la faringe y lo que hacemos es abrir la boca, que es la segunda opción que tenemos para mantener la ventilación, las presiones del aire colapsan la faringe y se produce ese ruido respiratorio, el ronquido, que al cabo del tiempo puede acabar convirtiéndose en la mayoría de los casos en apneas, que son pausas respiratorias durante el sueño”, explica Miguel Fresnillo. Y añade que cuando esto ocurre en una persona asmática se empeora su situación, “pudiendo crear un cuadro de hipertensión pulmonar y otras patologías graves”.
La pelota de tenis “mágica”
En la mayoría de los casos, corregir el problema nasal de base que está dificultando que respiremos por la nariz bastará para que dejemos de hacerlo por la boca al dormir. Pero además, hay posturas que facilitan una buena respiración nocturna… con la boca cerrada. Y pasan básicamente por evitar el famoso decúbito supino. O sea, procurar no dormir boca arriba. Algo de lo que, como cuenta el doctor Puertas, ya se percataron en el siglo XIII: “En una de las obras de higiene de salud llamada ‘Regimen Sanitatis’ ya se advertía que dormir con la boca abierta y boca arriba no era saludable”.
Pero, ¿cómo lograr que el cuerpo nos haga caso mientras disfrutamos plácidamente del sueño sin tener conciencia de si estamos de lado, boca arriba, boca abajo o hechos un ovillo? Si tenemos compañero de cama, puede bastar con que este haga un chasquido o propine un suave codazo cuando vea que estamos boca arriba, de forma que con esa señal nos pongamos de lado. Para los que piensen que bastante tiene con lo que tiene el que pasa la noche con quien duerme con la boca abierta —y, seguramente, ronca—, existen otras opciones. “Hay técnicas caseras muy efectivas como la de la pelota de tenis, que consiste en coser un bolsillo con un velcro en el que quepa una pelota de tenis en la parte de atrás del pijama, entre los omoplatos”, responde el vicepresidente de la SES, quien explica que en cuanto intentemos dormir boca arriba no nos quedará otra que girarnos al encontrarnos con el obstáculo de la pelota en la espalda.
En opinión del vicepresidente de la SES, también puede ayudar mantener la higiene nasal incluso aunque no tengamos rinitis. “Vivimos en ambientes con mucha polución, y eso aumenta la irritación nasal, lo que puede dificultar el paso del aire y provocar que abramos la boca para respirar. Para evitarlo, podemos hacer dos lavados nasales con suero fisiológico, uno media hora antes de irnos a dormir y otro cuando nos vayamos a meter en la cama”, aconseja advirtiendo que el suero aspirado por la nariz debe expulsarse por la boca para limpiar toda la cavidad nasal de mucosidad.
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