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¿Estás tomando demasiadas zanahorias?

Esta hortaliza no solo es buena para la vista

zanahoria

Naranja (en su variedad más frecuente), tirando a dulce y fácil de incorporar a un montón de platos. Lo que comemos de la zanahoria es la raíz pivotante engrosada de la planta. Esta hortaliza suele ser naranja, pero hay también variedades moradas, blancas o amarillas. En España, la más común es la semilarga de Nantes. Su cultivo bianual, y aunque pueden encontrarse en el mercado todo el año, su temporada va de mayo a enero.

Mejor en la nevera

Pese a su aspecto aparentemente rudo, una vez sale del subsuelo la zanahoria empieza a desmejorarse mucho. Fuera de la nevera bastan un par de días para que empiece a ponerse blanda. Métala en el refrigerador si quiere que le duren hasta dos o tres semanas. Puede congelarlas, pero deles un hervor antes.

Piel y ojos como los de un chaval

Todas las verduras tienen hidratos de carbono, pero las zanahorias (junto con la remolacha) son de las que contienen una cantidad más notable de este nutriente: 7 gramos de hidratos de carbono y tan solo 34 calorías por cada 100 gramos. Pero su nota nutricional más relevante es su altísimo contenido en vitamina A (1.346 mcg), que contribuye a mantener la visión, la piel y las mucosas en condiciones normales, así como al funcionamiento normal del sistema inmunológico. Una zanahoria de tamaño medio cubre cerca del 170% de las recomendaciones diarias de vitamina A, que se encuentra principalmente en forma de betacarotenos (6.628 mcg/100 g de porción comestible), seguido del alfacaroteno (2.895 mcg/100 g de porción comestible).

La zanahoria es de las verduras que más hidratos de carbono contienen: 7 gramos por cada 100. Además, solo contienen 34 kcal y destacan especialmente por su alto contenido en vitamina A, importante para la vista y la piel

En la zanahoria, existen además otros carotenoides, como la luteína (288 mcg/100 g de porción comestible), cuyos efectos están siendo estudiados por sus implicaciones en la salud ocular. También destaca por su aporte de ácido fólico (30mcg/100g), clave para el crecimiento de los tejidos maternos durante el embarazo. Además, proporcion fibra soluble (2,6 gramos), que absorbe gran cantidad de agua formando geles y sustancias viscosas, lo que facilita el tránsito intestinal, clave para la prevención y tratamiento del estreñimiento.

Si buscas un aliado para picotear entre horas, la zanahoria se presenta como una opción ideal. Al aumentar de tamaño, favorecen la sensación de saciedad y podemos incoporarla en lugar de otros alimentos ricos en grasa, azúcares o sal. Además, la fibra contribuye al asentamiento de la flora intestinal.

Enredando con la ingeniería genética

¿Sabía que durante siglos las zanahorias que comían los europeos eran moradas? Fue así hasta que en el siglo XVIII los holandeses comenzaron a enredar con la genética y se quedaron con una variedad naranja, más dulce y vistosa. Ahora las moradas son una rareza confinada a los mercados de productores y tiendas de exquisiteces a precio de caviar.

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Pero los expertos en genética no paran. Los estudios más recientes buscan nuevas variedades sin el cuello verde (esa parte más dura que solemos cortar y tirar, pese a que también se pesa y se paga). También se buscan variedades más estéticas, con la piel más lisa. Y, por supuesto, más resistentes a enfermedades. Hay incluso investigaciones para lograr un vegetal que facilite la recolección mecanizada.

¿Con o sin piel?

Parece inevitable tirar del pelador antes de hincarle el diente a una zanahoria. Pero no es necesario. Si la zanahoria es joven, la piel es fina y el bocado apenas imperceptible incluso en crudo. En caso de cocerla, el calor se encargará de ablandarla. Y asadas o en chips la piel añade una textura crujiente que realza el resultado. Pero hay una razón más poderosa: al pelarla aumenta el desperdicio de alimentos y elimina nutrientes que, de otro modo, aprovecharía. Encima, ahorrarás tiempo y trabajo en la cocina.

Pélalas si ya están viejas, ya que la textura rugosa se hace algo desagradable. En todo caso, si la consumes en crudo sin pelar, debes desinfectarlas adecuadamente y, aunque las peles, no olvides lavarlas antes para eliminar cualquier resto de tierra.

Para dulces y salados

La zanahoria es la mar de agradecida: admite igualmente bien que la caramelices, la conviertas en tarta, bolitas con coco rallado o chips salteados con sal gruesa o que la conviertas en puré o zumo. Rállala y mézclala con avena para unas cookies sin gluten. ¿Algo más exótico? Prueba a hacer un hummus de zanahoria mezclándolas con comino, harissa rosa y garbanzos. O un inclúyalas en una versión nueva del hummus a base de lentejas y cilantro.

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