Citas en el súper, declaración en el aplauso y un embarazo: así han fraguado las parejas en la pandemia
Los protagonistas cuentan cómo y por qué han salido adelante las relaciones que comenzaron justo antes del confinamiento. Ni Hollywood lo habría hecho más emocionante
A veces Hollywood se queda corto cuando la vida real da forma a historias como la de Clara y Antoine. Se conocieron solo dos semanas antes del confinamiento, a mediados de marzo, cuando una amiga en común les presentó en el parque del Retiro, en Madrid. Su primera cita fue un partido de tenis, un plan sorprendentemente romántico: “Somos de Buenos Aires, y hablando nos dimos cuenta de que allí éramos socios del mismo club de tenis. También habíamos cursado la misma carrera, en la misma universidad de nuestra ciudad de origen, pero allí nunca nos habíamos conocido”, cuenta Antoine sin ocultar la emoción, aún sorprendido por el giro que ha dado su vida en los últimos meses. Después del partido de tenis tuvieron más ocasiones para verse. Una de ellas fue una cena entre amigos que terminó tarde, de madrugada, cuando Antoine y Clara se vieron por las calles desiertas y heladas del invierno madrileño. Era viernes, un día perfecto para que una pareja comience un romance. El sábado, el país cerró.
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“Mantuvimos cada uno nuestra casa como base y, como vivíamos a ocho manzanas, nos encontrábamos en un supermercado justo en el punto medio”, recuerda Antoine. No fueron los únicos. Clara se suma al relato: “Yo me maquillaba para ir al súper y no sabes qué nervios pasaba”. A aquellas citas entre frutas y verdura pronto le sucedió un evento decisivo que Antoine urdió con la imaginación de un guionista. “En Argentina hay una formalidad, y es que le proponemos a la chica con la que estamos saliendo que sea nuestra novia, y, aunque había pasado poco tiempo, yo estaba seguro y preparado para el piscinazo”. El enamorado sabía que enfrente de Clara vivía un disc-jockey que ponía música en el vecindario cada tarde, antes de los aplausos. Lo localizó por Instagram y le pidió que pinchara tres canciones concretas a las 19:50. “Le dije a Clari que ojalá pusiera una canción de Taburete, y la puso justo. Después, le dije que ojalá sonara una canción en francés que nos gusta mucho a los dos. La puso. Y ahí Clari estaba un poco confundida y aproveché el momento para decirle ‘ahora si pasa una canción de Queen nos ponemos de novios’, y ya cuando sonó me dijo que sí, rompieron los aplausos de las ocho y el DJ salió con un cartel que decía ’brindamos por vosotros”.
“No sabes lo confundida que estaba, porque nos habíamos conocido dentro del confinamiento, pero no habíamos ido a bares, a cenar, no conocíamos a los amigos del otro… No habíamos hecho vida normal”, recuerda Clara. Sus sensaciones las comparten todas aquellas parejas que comenzaron cuando la pandemia ya daba forma al día a día. Curiosamente, a pesar de las limitaciones que ha impuesto, las circunstancias pueden tener incluso aspectos positivos a la hora de relacionarnos en pareja. “Hasta que ha aparecido la covid vivíamos en una burbuja, y ahora, con todas las restricciones, la incertidumbre, el no saber y estar en ‘modo pausa’, tenemos que bajar las expectativas, enfocar los nuevos valores y dar importancia a cosas como pasar un tiempo de calidad con la pareja simplemente jugando a un juego ‘online’, o incluso dando un paseo comiendo pipas, como hacían nuestros padres”, expone la psicóloga especialista en relaciones de pareja Lorenlay Fraile. “Las nuevas relaciones pueden tener una buena base porque van a formarse sin todas esas distracciones, sin todo lo que la sociedad de consumo ofrece, con lo que quizá incluso haya relaciones con más calidad en los cimientos. Esto no significa que sea fácil, porque en los momentos de ocio va a haber que ser más imaginativos”, añade.
¿Se avecina un distanciamiento?
La declaración de amor de película entre Antoine y Clara dio paso a una relación formal. Y más que iba a serlo. “Un día sentí dentro de mí que estaba embarazada, me compré un test y lo confirmé”, cuenta Clara. “A partir de entonces, comenzaron cuatro días de mucho llanto, mucha emoción, mucho whisky para dormir, mucha consulta en Internet…”, añade Toni. Hoy son una pareja feliz esperando un bebé que va a nacer en un mundo aún pandémico y en crisis. Antoine está en paro y busca trabajo, Clara trabaja en marketing, ambos tienen por delante un camino salpicado de retos: “Tenemos un poco de ahorros y un doble ‘challenge’ enfrente: el bebé y la convivencia”. Una dura prueba, teniendo en cuenta que uno de los principales motivos de separación ha sido la premura con la que algunas parejas han optado por convivir juntas. “A lo que ayuda la convivencia es a ir conociendo a la persona, a lo que llamamos ‘mirar su sombra’, que es conocer sus manías, sus defectos… y poder ir negociando. Pero para eso normalmente ha habido una base, un ‘noviazgo de portal’, por así decir. En cambio, cuando te ves presionado o empujado por la situación, la convivencia suele presentar más conflictos”, indica Fraile.
María y Antonio también se emparejaron pocas semanas antes del estado de alarma, a través de una red social. Y así mantuvieron el contacto, en el mundo digital. Como tantas parejas. En ese momento, era lo convencional. Cada uno estuvo viviendo en su piso, sin verse más que por videollamada durante los largos meses del confinamiento. “Todo lo que uno quiere hacer con su pareja en un lugar como Madrid, toda esa ilusión proyectada hacia el futuro de pronto se trunca. Aun así, buscamos la forma de dedicarnos un trocito de día el uno al otro, y todas las noches veíamos unos cuantos capítulos de Pasión de Gavilanes mientras charlábamos”, cuentan. Los amores y devaneos de los Reyes y las Elizondo —los protagonistas de esta mítica novela— les daban un respiro en mitad de la tormenta mediática y social. “El objetivo era hacernos sentir presentes, sincronizados”, dice María. La psicóloga aplaude su decisión, pues aconseja precisamente eso, encontrar nexos que mantengan unida a la pareja aun en la distancia y, sobre todo, trabajar la comunicación más honesta: “Eso no quiere decir tener que hacer videollamadas diarias, que puede resultar cansado si no hay nada nuevo que contar, sino que la mente comunique los sentimientos que están teniendo respecto a la situación y que se puedan expresar los miedos y cómo se está llevando esa distancia, que toca con la incertidumbre, el miedo al abandono y la frustración”.
Cuando las calles volvieron a abrirse para todos, Antonio y María alquilaron una casa de campo para pasar el verano juntos y recuperar el tiempo perdido. “El reencuentro fue un verdadero alivio. Hacía varios meses que no nos sentíamos tan en paz”, dice ella. Los planes que ahora hacen se han convertido, cuentan, en un ritual de intimidad que celebran en torno a las actividades más cotidianas: “Cocinar juntos, unas cervezas en el salón, una buena película… Estamos intentamos teorizar menos sobre el futuro y cuidarnos mutuamente hoy, ahora”. Y eso que la psicóloga advierte de que las parejas pueden distanciarse, en lo que se refiere a los besos, abrazos y arrumacos. “Esa parte que nos caracteriza tanto, el contacto físico, que es un acto ancestral y gregario, se está diluyendo. Eso puede provocar parejas más desligadas, con el apego más alejado”, opina. O no.
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