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‘Los amantes extranjeros’, ese cariño por los cazurros españoles

Ana R. Cañil propone un viaje por España para enamorarse de nuevo de un país visto con los ojos de escritores que lo describieron entre la admiración y el desprecio

Guerra civil española
El novelista y periodista Ernest Hemingway, en el sector de Belchite (Zaragoza), durante la Guerra Civil alrededor de 1937.London Express (Getty Images)

Los rostros de Ingrid Bergman y Gary Cooper en la película Por quién doblan las campanas (Sam Wood, 1943) evocarán para siempre el idealismo de la lucha de las Brigadas Internacionales contra las fuerzas golpistas de Franco en la Sierra de Guadarrama en 1936, en los inicios de la Guerra Civil. Más de 23.000 jóvenes de todo el mundo habían apostado por la República española para poner freno a los totalitarismos que años después asolarían Europa. Y con ellos llegó como corresponsal Ernest Hemingway, que supo después plasmar aquel compromiso en una novela, el homónimo bestseller en el que se basó la película. También lo hizo el periodista Henry Buckley, amigo del premio Nobel de 1954 y autor de Vida y muerte de la República española, uno de los mejores libros sobre aquellos sucesos. Los textos de Hemingway y de Buckley han sido los que han guiado más de 80 años después a la periodista y escritora Ana R. Cañil (Madrid, 1958) por los montes de Valsaín tras los pasos de Robert Jordan (Cooper) y María (Bergman). Con paradas en el puente de la Cantina sobre el río Eresma, o la cueva del Monje (el de la gitana Pilar, la griega Katina Paxinou en el filme). Y con un guía excepcional, el profesor jubilado de Literatura española Ramón Buckley, hijo del escritor, Cañil completa un recorrido evocador, que sirve para redactar uno de los capítulos más interesantes del reciente volumen Los amantes extranjeros (Espasa).

El libro de Ana R. Cañil, con fotografías de Sofía Moro, Alfredo Cáliz y José García Pérez, es una guía de viajes peculiar, que recurre a numerosos escritores extranjeros para descubrir con sus ojos el país. De la mano de Washington Irving, autor de Cuentos de la Alhambra en 1829 y que llegó a alojarse varias noches en unas habitaciones del monumento nazarí, describe por ejemplo Granada (también junto a Hans Christian Andersen, Théophile Gautier y Charles Davillier). Y con los textos de Edith Wharton o Cees Nooteboom visita las iglesias del románico asturiano de Santa María del Naranco y de San Miguel de Lillo. “Una de las pocas constantes en mi vida es mi amor —no hay una expresión inferior— por España. Mujeres y amigos han desaparecido de mi vida, pero un país no se escapa tan fácilmente”, afirmó el escritor holandés, autor de El desvío a Santiago.

“Nos abren un mundo que va más allá del viaje turístico en busca de arte o de paisajes; también nos desvelan cómo nos veían en lo social y en lo político. Son miradas que sorprenden, ilustran y, muchas veces, duelen”, explica Cañil en el prólogo del libro, donde también habla del milagro que supone ver ahora un país moderno y perfectamente integrado en la Unión Europea, “tras leer la compasión, el desprecio y la displicencia ante nuestra incultura y retraso con los que, en general, nos retratan los viajeros del siglo XIX”.

El libro recoge testimonios de escritores como el francés Julio Verne, que habla de la bahía de Vigo en Veinte mil leguas de viaje submarino; como la escritora galesa Jan Morris (James Morris cuando visitó España en 1963 en una furgoneta hippy), que describe Segovia en Presencia de España; o el austríaco Stefan Zweig, enamorado de Sevilla en De viaje. Francia, España, Argelia e Italia. Richard Ford y George Borrow en la Maragatería (León) o Jean-Christophe Rufin y la propia Wharton por el Camino de Santiago, van trazando los recorridos que conducen a Cañil por la península. Una geografía que concluye con la Barcelona del británico y combatiente a favor de la República George Orwell, autor de Homenaje a Cataluña, donde retrata las luchas cainitas entre las distintas facciones del bando republicano, o la de Gabriel García Márquez, con especial delicadeza cuando evoca la ciudad que habitó en la ficción la brasileña ‘María dos Prazeres’, la protagonista del famoso cuento del Nobel colombiano que deseaba ser enterrada junto al líder anarquista Buenaventura Durruti.

Ingrid Bergman y Gary Cooper, en 'Por quién doblan las campanas' (Sam Wood, 1943).
Ingrid Bergman y Gary Cooper, en 'Por quién doblan las campanas' (Sam Wood, 1943).WIKIPEDIA

Vista la nómina de autores, queda claro que, a la hora de seleccionar sus lecturas, Cañil se detiene especialmente en dos oleadas de viajeros y deja constancia de que sus percepciones son distintas. La primera oleada fue la de aquellos exploradores románticos del siglo XIX que se desviaron del Grand Tour por Europa (que incluía visitas a Inglaterra, Francia e Italia) al encuentro de la aventura —”buscaban un exotismo con cierto matiz oriental”— en un país que muchas veces asociaban con África. Y la segunda, la que formaron los corresponsales y escritores que arribaron a la Península en la Guerra Civil, atraídos por el idealismo de la Segunda República en contraposición a la amenaza del nazismo y el fascismo que ya campaban en Alemania e Italia. “Para la lectura de hoy”, resume Cañil en el capítulo dedicado a Hemingway y a Buckley, “resulta menos hiriente la crónica de los escritores y periodistas que cubrieron la dureza y brutalidad de la Guerra Civil, con toda su crueldad, que el sutil desprecio y la cariñosa altanería con la que nos retrataban la mayoría de los viajeros románticos, reduciéndonos al folclore, los toros, la búsqueda intensa de los tópicos, con unas gentes buenas pero cazurras, amantes de los monarcas absolutos, de los dictadores y de la todopoderosa Iglesia católica”.

Portada de 'Los amantes extranjeros', de Ana R. Cañil.

Los amantes extranjeros

Autora: Ana R. Cañil.


Editorial: Espasa, 2022.


Formato: tapa blanda (376 páginas, 21,90 euros) y e-book (7,99 euros).

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